Estrictamente la sátira es un género literario, pero también es un recurso que encontramos en las artes gráficas y escénicas. En la sátira los vicios individuales o colectivos, las locuras, los abusos o las deficiencias se ponen de manifiesto por medio de la ridiculización, la farsa, la ironía y otros métodos; ideados todos ellos para lograr una mejora de la sociedad.[1] Aunque originalmente la sátira se utilizó para la diversión, su pretensión real no es el humor en sí mismo, sino un ataque a una realidad que desaprueba el autor, usando para este cometido el arma de la inteligencia.
Es común y casi característico que la sátira se encuentre fuertemente impregnada de ironía o sarcasmo; además la parodia, la burla, la exageración, las comparaciones, las yuxtaposiciones, la analogía y las dobleces son usados de manera frecuente en el discurso y la escritura satírica. Lo esencial, sin embargo, es que "en la sátira la ironía sea militante".[2] La ironía militante a menudo declara abiertamente que acepta las situaciones que son blanco del ataque de la sátira. La diferencia entre la parodia y la sátira es que, mientras la parodia es la imitación burlona de una cosa seria, la sátira es la crítica humorística de un vicio.
La sátira se suele valer del humor, de la anécdota y del ingenio para ridiculizar defectos sociales o individuales, efectuando así una crítica social; a veces adopta para ello la forma más concentrada del epigrama, que expresa un solo concepto y un único tema de burla; por el contrario, la sátira suele ser mucho más extensa y prolija. Existe una gran variedad de temas, desarrollos y tonos, pero son recursos habituales en la sátira:
La redacción de alguna cosa para hacerla parecer ridícula, o examinarla en detalle para hacer destacar sus defectos.
La exageración o hipérbole: se toma una situación real y se la exagera hasta tal punto que se convierte en ridícula. La caricatura utiliza esta técnica.
La yuxtaposición que compara cosas disimiles: el ayer y el hoy, la juventud y la vejez, etcétera, de forma que una adquiere menor importancia.
La parodia o imitación burlesca de las técnicas o estilo de una persona, de forma que se vea ridiculizada. Puede ser utilizado en el género literario y en artes cinematográficas
La sátira en síntesis es una composición literaria en la que se realiza una crítica de las costumbres y de las conductas deshonestas de individuos o grupos sociales, con un fin moralizador, burlesco o de simple diversión. En ella, los personajes están presentados como seres de carne y hueso no como tipos.
Los filósofos griegos ya habían escrito sermones morales o diatribas que tenían el contenido satírico de atacar vicios morales o sociales: Epicteto, Bión de Borístenes, Menipo y Luciano de Samosata; estos autores inspiraron con frecuencia la sátira, tan característica de la literatura latina, ya que fue en Roma donde experimentó un fuerte desarrollo y popularidad; «satira» en latín significa una especie de macedonia u olla podrida de distintos y muy diversos elementos, por lo que es fácil acoger contenidos y formas satíricas en otros géneros. De hecho, se encuentra sátira en algunos "sermones" de Horacio o «sátiras» de Persio y de Juvenal, ciertos «carmina» o poemas de Catulo o los «epigramas» de Marcial, incluso en ciertos pasajes de Séneca como en el pasaje sobre el embarazo de Roma en la Cartas a Lucilio (VI, 56). La noción de género literario sería, pues, inadecuada y habría que hablar más bien de registro. Pero, en cuanto a género literario codificado, debe atribuirse su invención a Lucilio, de cuya obra sólo quedan algunos fragmentos de variable extensión, y apareció en el siglo II a. C. entre los latinos.
Los principales autores de sátiras en la literatura latina son:
Lucilio, cuya obra se ha conservado de forma fragmentaria, pero al cual aluden numerosos poetas que cultivaron el género.
Varrón, autor de sátiras menipeas, clase especial de sátira reconocible por su mezcla de verso y prosa, y explícitamente colocada en la perspectiva de una herencia griega, puesto que hacen referencia a Menipo de Gádara, filósofo cínico griego del siglo II a. C..
Horacio, quien, con sus sermones o conversaciones hizo de la sátira un género amable entreverado de algunas críticas y sentencias.
Persio, de estilo obscuro y de contenido influido por el Estoicismo.
Juvenal, quien contaminó con un ácido y amargado humor sus propósitos morales atacando a la sociedad en todos sus vicios: tiranía, perversidad femenina, supersticiones, privilegios...
Petronio consagró una sátira menipea extensa a criticar la sociedad en tiempos del emperador Nerón en forma de novela, su Satyricon, de la que solo han subsistido algunos fragmentos.
Marcial escribió solamente epigramas, donde atacó el lujo desordenado, la ambición y la hipocresía en la Roma de los emperadores Flavios.
Ya en 1609 Félix Lope de Vega, en su Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, advertía que en la sátira no se fuera «claro ni descubierto»: «pique sin odio, que si acaso infama / ni espere gloria ni pretenda fama»; él mismo en su poesía ataca a Góngora y al Culteranismo o Gongorismo sin mencionarlo directamente, enfrentándose con sus discículos y con su estilo más que con él mismo; ya lo recomendaba Horacio en su Arte poética. Es fundamental también el nombre de Miguel de Cervantes, y sus obras El coloquio de los perros y el Viaje del Parnaso, entre otras; en él domina la sátira literaria y del idealismo renacentista sobre cualquier otra, aunque en sus sonetos satíricos también se burla del orgullo desmedido. Luis de Góngora compuso sátiras contra damas pedigüeñas y nobles hipócritas y Francisco de Quevedo lo superó en ese terreno atacando la decadencia de la España del Conde Duque y a lo que él llamaba "vulgacho"; también se metió con médicos y no solo con los amujerados, sino con las mujeres, como misógino que era; el Conde de Villamediana, (Juan de Tassis y Peralta), fue más osado que ambos, atreviéndose a atacar frontalmente a los Grandes de España, cuyas debilidades conocía bien; por eso ( y por varios motivos más) tal vez murió asesinado. En cuanto a los hermanos aragoneses Lupercio Leonardo de Argensola y Bartolomé Leonardo de Argensola, su sátira es más moral que social y de sesgo horaciano. Un contenido satírico muy importante es además el que acogen novelas bizantino-filosófico-satíricas como El Criticón de Baltasar Gracián y algo menos el León prodigioso de Cosme Gómez Tejada de los Reyes.
En el Río de la Plata la sátira también fue empleada por Agustín Cuzzani, un escritor argentino que mediante su obra teatral "El centroforward murió al amanecer" combinó la sátira con la farsa formando un estilo que el mismo llamó "farsátira" el cual -en esta obra- mediante ricos recursos literarios expresa quejas y deja aprendizajes a los lectores acerca de la libertad en todas sus formas de expresión, y Jorge Luis Borges destacó también las habilidades satíricas de León Bloy en su "Arte de injuriar".
En Estados Unidos destacan especialmente en el siglo XX los humoristas del RealismoMark Twain (Los inocentes en el extranjero, Flores de mi árbol genealógico, etc.) y Ambrose Bierce (El diccionario del Diablo, Fábulas fantásticas, Esopo enmendado). Ya en el siglo XX, destaca el círculo o Mesa redonda del Algonquín, Groucho Marx y el escritor y cineasta Woody Allen entre otros.
En la literatura francesa
En la Edad Media destacan los fabliaux; François Rabelais escribió dos grandes novelas satíricas: Gargantúa y Pantagruel. Nicolás Boileau escribió algunas sátiras; el mayor escritor francés satírico del siglo XVIII es, sin duda, Voltaire, sobre todo por sus opúsculos y cuentos, de los que pueden citarse por ejemplo Las preguntas de Zapata, Los viajes de Scarmentado y su famoso Cándido[cita requerida].
En la literatura italiana
En la literatura italiana la traducción satírica continuó con vigor a través de figuras como Giovanni Boccaccio (Decamerón, Corbaccio). Teófilo Folengo, autor de un especial lenguaje satírico, el expreso en latín macarrónico, en los 25 libros del Opus maccaronicum o Maccheronee, recogido en cuatro redacciones muy diversas (1517; 1521; 1539-40; 1552, póstuma), o Pietro Aretino, conocido como "azote de príncipes"; destaca también Traiano Boccalini. Ya en el siglo XX, fue famoso Giovanni Guareschi por sus relatos y novelas satíricas en torno a la convivencia de un cura preconciliar, Don Camilo, y un alcalde comunista, Peppone, en el mismo pueblo.
En otros países
En Países Bajos, Erasmo de Róterdam se mostró satírico en algunos de sus Coloquios: La opulencia sórdida, El banquete de los gramáticos, El sermón de Merdard... y un gran e irónico discurso satírico, el Elogio de la necedad.
Contra el militarismo es una obra maestra de la literatura checa El buen soldado Švejk (escrito también como Schweik, Schwejk o Shveik en algunas traducciones y pronunciado [ˈʃvɛjk]), una novela satírica de Jaroslav Hašek publicada en 1921 y 1922.
La sátira en el siglo XX
En el siglo XX, la sátira es utilizada por autores como Aldous Huxley y George Orwell para hacer graves y pavorosos comentarios sobre los peligros de los cambios sociales generalizados que se extienden a por los Estados Unidos y Europa. En la película El gran dictador (1940), Charles Chaplin realiza una sátira de Adolf Hitler. Muchos críticos sociales de este tiempo, tales como Dorothy Parker y H.L. Mencken utilizan la sátira como arma, este último afirmó que "una carcajada vale más que cientos de silogismos" para que el público acepte la crítica. Joseph Heller satiriza la burocracia y el militarismo en su mejor obra, Catch-22, que es frecuentemente citada como una de los grandes logros literarios del siglo XX. El novelista Sinclair Lewis es conocido por sus relatos satíricos, tales como Babbitt, Main Street and Ii Can't Happen Here. Sus libros investigan y satirizan los valores americanos contemporáneos.
La película Dr. Strangelove del año 1964 se convirtió en una popular sátira sobre la Guerra Fría. Uno de las más divertidos subgéneros de la sátira nace en Reino Unido en los primeros años sesenta con The Satire Boom, con Peter Cook, John Cleese, Alan Bennett, Jonathan Miller, David Frost, Eleanor Bron y Dudley Moore, y el programa de televisión That Was The Week That Was. Más recientemente, la película mexicana El Infierno, dirigida por Luis Estrada, puede ser considerada una sátira hacia la problemática actual del narcotráfico y crimen organizado en México.
Como cultivadores asiduos de la sátira contemporánea cabe destacar en España a revistas de larga trayectoria como El Jueves, aglutinadora de gran cantidad de humoristas gráficos, a dibujantes como El Roto, a escritores como Ramón Ayerra, a poetas como José Aguilar Jurado ("Fray Josepho"), a los periodistas Jaime Campmany y Alfonso Ussía o a la compañía teatral Els Joglars en España y a Leo Bassi y Dario Fo en Italia.
↑Montiano y Luyando, Agustín (1843). Notas para el uso de la sátira, en Memorias literarias de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras Vol. II. Sevilla: Real Academia Sevillana de Buenas Letras.
Revista satírico cultural mexicana La Avispa RojaArchivado el 27 de enero de 2022 en Wayback Machine. (nueve números), LGPolar Publishing Society, Canadá, 2006.
COMPTON, Todd M.: “Wounded by Tooth that Drew Blood”: The Beginnings of Satire in Rome ("Herido por el diente que hizo sangre": los comienzos de la sátira en Roma), en Victim of the Muses: Poet as Scapegoat, Warrior and Hero in Greco-Roman and Indo-European Myth and History (Víctima de las musas: el poeta como chivo expiatorio, guerrero y héroe en el mito y en la historia grecorromanos e indoeuropeos), 2006.
Todd M. Compton (Todd Merlin Compton, n. 1952): historiador estadounidense, especialista en el mundo clásico y en el mormón.
Para las citas: Compton, Todd M. 2006. Victim of the Muses: Poet as Scapegoat, Warrior and Hero in Greco-Roman and Indo-European Myth and History. Hellenic Studies Series 11. Washington, DC: Center for Hellenic Studies.