El cine histórico o cine de época es un género cinematográfico caracterizado por la ambientación en una época histórica determinada; tanto si los hechos y personajes representados son reales como si son imaginarios, pero verosímiles; de forma similar a la novela histórica. Las películas históricas en algunas ocasiones son recreaciones cinematográficas de la biografía de algún personajes histórico relevante (película biográfica o biopic)[2] o adaptaciones de obras literarias (guion adaptado). Una película de época puede utilizar la historia únicamente como un marco de ambientación para el desarrollo de cualquier argumento, por anecdótico o intrascendente que sea (cosa que puede ser precisamente lo que le proporcione su valor como recurso divulgativo o didáctico[3] para la comprensión de esa época); o bien centrarse en la narración de un acontecimiento de gran importancia histórica (las únicas que en rigor son "históricas", cosa que no garantiza ni su calidad ni su valor educativo).[4]
Entre los requisitos técnicos que más influyen en una ambientación histórica están el vestuario, maquillaje y peluquería, el atrezzo (en algunos casos, por similitud con el género literario, se habla de películas "de capa y espada" -swashbuckler-), y los escenarios,[9] tanto interiores (donde el mobiliario y la decoración cumplen un papel esencial) como en los exteriores (que desde muy pronto en la historia del cine se simularon con todo tipo de recursos, como los decorados cinematográficos y los efectos especiales). La importancia del vestuario es tan que al género se le denomina también cine de vestuario, especialmente en italiano -film in costume- y en alemán -köstumenfilm-,[10] y existe la expresión inglesa costume drama para el subgénero de "drama de vestuario". El subgéneros de películas de la Antigüedad se denomina peplum, en referencia a la túnica de la Antigua Grecia.
Para los creadores del cine de época, siempre importó menos la fidelidad historiográfica que los recursos que proporcionaran espectacularidad u otros valores cinematográficos y humanos (como la fantasía, la emoción, la pasión, el humor, la tragedia, la intriga, la violencia, la sordidez, la sofisticación, la vileza, el heroísmo, el sacrificio, el honor o la gloria).[10]
Subgéneros del cine histórico
Tan abundante es la filmografía del cine histórico que se le puede considerar como un "macrogénero" compuesto de muchos géneros o subgéneros cinematográficos, que a su vez se subdividen en otros, cada uno de los cuales ha desarrollado sus propias convenciones.[11]
Cuando se habla de la representación como concepto, se puede partir desde un punto de vista etimológico, destacando dos acepciones: la de ausencia y la de presencia. Con la primera nos referimos a que “la representación es el objeto que sustituye a lo representado“[71] y con la segunda a la “imagen sustitutiva con sentido simbólico“.[71] Teniendo en cuenta esto, se dice que la definición de cine expresa doblemente este carácter en tanto escenificación filmada, en primer lugar, y como representación de prácticas y usos sociales que se encuentran externos al film, en segundo lugar. Se puede hablar de un tercer nivel de representación, si se parte desde una perspectiva histórica, ya que el film expresa acontecimientos ya sucedidos.
“La verdad es demasiado inverosímil para ser presentada en un film”.[72] Verosimilitud no es la representación de la verdad como tal, sino la representación de un hecho que parece real, posible, probable. La verdad no necesariamente cumple con estos requisitos. A pesar de que el espectador es consciente de que un film no es algo real, sino una construcción, espera que la película cuente con cierta lógica.
Se dice que una ficción es verosímil cuando a pesar de no estar basada en hechos reales, éstos los aparentan, sin generar dudas en el espectador en cuanto a que pueda o no ser verdad lo que está frente a él. Todo lo que aparece en pantalla parece posible, no es cuestionable. “Es una verosimilitud no sólo relacionada con las leyes del relato, sino con las de la realidad.”[73] La verosimilitud no pone en juego la relación entre el relato y la realidad, sino entre él y lo que los espectadores pueden asumir como verdad.
No se deben confundir verosimilitud y realismo. “El realismo se refiere a la representación fiel de la realidad.”[74] Un film es realista cuando imita el mundo en que vivimos en todos sus aspectos. Una historia realista puede ser tanto verosímil como inverosímil. La verosimilitud depende de cuán coherente sea un relato, el desarrollo de una película, una vez expuesto el contexto en que se desenvolverá.
Representación de la realidad
Por diversos obstáculos, el film se encuentra fuertemente limitado. Estos lo obligan a considerarlo como una herramienta secundaria respecto a una correcta interpretación y comprensión histórica basándose en los hechos y acontecimientos que pretende relatar. La película ilustra procesos que sólo son comprensibles de manera global a través de una explicación externa, por lo que, de alguna manera, agota sus potencialidades en un primer momento.
Esta fuerte limitación encontraría su fundamentación en su naturaleza fílmica y en su sentido como película de ficción y escenificación "sólo en apariencia fidedigna, respecto a una realidad tres veces desvirtuada",[71] desvirtuada tanto por el paso del tiempo con respecto a los distintos momentos históricos que rememora, por la ligadura a la simplificación que la narrativa audiovisual le otorga y, por último, por la invención de diversas situaciones y personajes.
El film considerado como un documento de tipo histórico, es el conjunto de diversas dimensiones interrelacionadas, pudiendo proveer, al igual que en el caso de los ficcionales, nuevas perspectivas a la idea expuesta por Agnes Heller, quien dice que “la historia es una historia”.
Si se observa el modo en que un espectador entra al mundo de la ficción, fundado en las dimensiones espacio-temporales en que se sitúa a los personajes de la historia, se puede dilucidar que es un ámbito único e imaginario. Se puede parecer a mundos creados en otras ficciones, incluso no cinematográficas, puede vincularse a algún género o movimiento, e incluso parecerse al mundo real, más aún si utiliza un estilo realista. Estos mundos imaginarios están repletos de objetos, lugares, personas, situaciones, sentimientos, todos reconocibles, pero todo esto de forma metafórica, siendo similar, pero no siendo réplica.
Para poder plasmar en el relato fílmico estas “referencias” a la realidad, a ciertos hechos, es necesario un trabajo previo de investigación y análisis. Esto es de vital importancia si lo que se pretende es lograr que el discurso cinematográfico sea capaz de convertirse en fuente de estudios de la realidad sociohistórica, portando así una capacidad representativa.
Lo que brinda credibilidad a las escenas en la pantalla es el uso de convencionalismos. Hay pequeños detalles, que a pesar de no corresponder estrictamente con la realidad que se representa, pasan prácticamente desapercibidos.
Construcción del universo ficcional
La verosimilitud debe estar presente en todos los aspectos del film, se debe asegurar que permanezca en cada elemento de éste, desde el detalle más mínimo hasta los más generales. Uno de los aspectos en los que se debe prestar mucha atención a la hora de cumplir con la verosimilitud, es todo aquello relacionado con los escenarios en donde se van a desarrollar los acontecimientos. Así como quienes van a llevar a cabo estos acontecimientos: los personajes.
La verosimilitud en todos los elementos que estén relacionados con los personajes, es muy importante. Los diálogos deben ser creíbles. Por ejemplo: si hay un personaje que vive en una villa miseria, este deberá hablar como lo hacen generalmente allí, no se puede optar por diálogos formales o por modismos que no son propios de este tipo de asentamientos.
Las acciones que desarrollan los personajes deben ser creíbles, estas son quienes forman parte del argumento. Si se tiene ya definida una cierta caracterización de un personaje, es cuestión de usar la creatividad y jugar dentro de esos límites frente a las situaciones que éste debe afrontar, así, la acción resultará verosímil. Si se coloca una acción sólo porque es necesario que la historia siga adelante en una cierta dirección, la verosimilitud se verá afectada.
A la hora de crear espacios cinematográficos se ponen en juego muchos elementos, partiendo desde la idea y espacio establecidos en el guion. De ahí se procede a la realización de un storyboard, donde se plasma gráficamente cómo serán las escenas a rodar.
Ya establecidas visualmente cómo serán las escenografías, el director trabaja junto con el diseñador de producción, quien en conjunto con su equipo de trabajo, diseña la estética del espacio cinematográfico (físico o virtual).
El área artística cuenta con diversos, se encarga de distintas tareas, tales como el diseñador de escenarios y el diseñador de vestuario, que se encarga de las vestimenta de los personajes. Además, dependiendo de la película, surgen otras clases de creativos necesarios para llevar adelante el proyecto.
En el proceso de creación del espacio cinematográfico, el área artística trabaja también en conjunto con la dirección de fotografía, en especial para determinar los colores y tonalidades de la película.
Es esencial la presencia de la dirección de arte en una producción cinematográfica, para que la película logre explotar su valor narrativo y estético, y es de vital importancia en películas de época para dar credibilidad a lo expuesto en la pantalla, puesto que los lugares, vestuarios y objetos, cobran gran relevancia.
Aragón Paniagua, Tatiana. Reflexiones en torno a los conceptos de verosimilitud y realismo fílmicos: el jardín botánico de la concepción como escenario cinematográfico.
Burgos Ramírez, Enric Antoni. Verosimilitud, historia y cine.
Carmona, Ramon. Como se comenta un texto fílmico.
Farfán, Milagro. Diseño de espacios cinematográficos.
↑Puede establecerse un matiz de diferencia entre ambas expresiones (películas de época y películas históricas):
Ira Konigsberg, Diccionario técnico Akal de cine, Akal, 2004, ISBN 8446019027, voz "película histórica" y voz "cine de época": las películas históricas (...) pueden considerarse un tipo de filme de época, pero una película de época puede centrarse en un periodo de tiempo menos distante del nuestro siempre que trate de una época que posea un estilo y un aspecto propios y característicos. Pone de ejemplo El gran Gatsby como una película de época, pero no histórica; dando a entender que 1974 (el año de producción de la película) no está lo suficientemente alejado de la época que trata (los años 1920). Tal reducción de lo que se considera "histórico" al pasado superior a cincuenta años no es un criterio que se use ampliamente, ni en la historiografía ni en la cinematografía (no podrían considerarse películas históricas El Acorazado Potemkin u Octubre -distanciadas de sus hechos veinte y diez años, respectivamente-, El nacimiento de una nación -que trata el periodo anterior y posterior a la Guerra de Secesión, hasta 1871, siendo filmada en 1915-, ni siquiera Novecento -que transcurre entre 1900 y 1945 y fue filmada en 1976-).
Wilson Acosta, Las ciencias sociales a través del cine, Magisterio, 2000, ISBN 9582005270, pg. 70: El cine de época cuenta con varios subgéneros (...) El histórico trata de hechos de gran relevancia (...) el biográfico (...) recorre en el tiempo la vida de un personaje importante (...) el de capa y espada pretende narrar una aventura retratando una época histórica (...) el épico-bíblico narra las hazañas de héroes casi legendarios consignadas en la Biblia u otras gestas.
↑Clasificable como serie histórica, a pesar de su carácter cómico-anacrónico, es La víbora negra, que se ambienta en distintas épocas de la historia británica.