Muchos países tenían movimientos de resistencia dedicados a pelear contra las potencias invasoras del Eje y Alemania tenía su propio movimiento antinazi. Si bien el Reino Unido no sufrió la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial, los británicos hicieron preparativos para poner en marcha un movimiento de resistencia denominado las Unidades Auxiliares, en caso de una invasión alemana. Varias organizaciones fueron también formadas para establecer células de resistencia en el extranjero o apoyo a los movimientos de resistencia existentes, como la Dirección de Operaciones Especiales británica y la Oficina de Servicios Estratégicos estadounidense (la precursora de la CIA).
También existieron movimientos de resistencia que lucharon contra los invasores aliados. En el África Oriental Italiana, luego de que las fuerzas italianas fueran derrotadas durante la Campaña de África Oriental, algunos italianos participaron en una guerra de guerrillas contra los británicos entre 1941 y 1943. El movimiento alemán de resistencia al nazismo nunca logró grandes triunfos. Por otra parte, los Hermanos del Bosque de Letonia, Lituania y Estonia incluyeron a muchos combatientes que lucharon junto con los nazis y, más tarde, operaron contra la ocupación soviética de los países bálticos. Durante y después de la guerra, movimientos similares de resistencia antisoviética surgieron en lugares como Rumania, Polonia y el oeste de Ucrania. Mientras que los japoneses fueron famosos por «pelear hasta el último hombre», los soldados que resistieron tras el fin de la Guerra tendieron a hacerlo más por una motivación individual y existen pocos indicios de que se haya reunido una resistencia japonesa organizada después de la guerra.
Charles y Henri Farreny, 1942-1944, Résistance Espagnole dans le Sud-Ouest, l'Affaire Reconquista de España, Editions d'Albret, 2009, ISBN 9-782-913055-25-4