Total en el extranjero: 2.790.317,[2] de los que: 844.660 nacidos en España 1.197.883 nacidos en América 383.561 nacidos en el resto de Europa 10% otros[2]
En España existen varias identidades nacionales y regionales que reflejan la pluralidad de su sociedad. Además, residen 5 053 887 extranjeros (a 31 de diciembre de 2016); que proceden principalmente de Rumanía, Marruecos, Reino Unido, Italia y China. En conjunto, estas cinco nacionalidades representan un 50 % de la población inmigrante en España.[5]
Origen del nombre «español»
El adjetivo gentilicio «español» comenzó a usarse en Provenza desde el siglo XII, en escritos (espaignol) durante el siglo XIII, como demostró el filólogo medievalista suizo Paul Aebischer:[6][7] El término español «aparece en provenzal primeramente como nombre de persona, en la región de Orthez; después en Tolosa, en Agen; más tarde como étnico en una poesía de Raimbaut de Vaqueiras».[8]
En las crónicas medievales se utilizaban los términos Hispani, Christiani y Gothi.[9] En el Poema de Fernán González y en el Libro de Alexandre (siglo XIII) encontramos la denominación Españón.[10] Los peregrinos franceses del Camino de Santiago llamaban españols (espanhols) a los habitantes cristianos de la Península[11] que, como escribe Gonzalo de Berceo, venían a rendir culto al «padrón de españoles».[12]
Amado Alonso comenta que el adjetivo español no aparece en títulos de libros antes de 1520.[13]
Entre la palabra España y el adjetivo español transcurre un milenio. Los romanos cultos llamaban Hispania a la península ibérica, pero el vulgo que hablaba latín en la Península pronunciaba España hacia el año 300.[14] Por eso, el historiador Américo Castro comenta: es un desatino llamar español a cuanto ser animado ha existido sobre la península ibérica.[13]
Desarrollo histórico
Antecedentes
Antiguos pobladores de la Península
Los primeros humanos modernos que habitan en lo que hoy es España se cree que fueron pueblos paleolíticos que podrían haber llegado a la península ibérica hace 35 000 o 40 000 años.
Los pueblos íberos habitarían en la península entre el III milenio a. C. y II milenio a. C., asentados a lo largo de la costa mediterránea. El pueblo íbero tenía su propia lengua, hoy desaparecida. Dicha lengua se creía que poseía una vinculación con el actual vascuence,[15][16] teoría hoy en desuso, en parte porque el vascuence no ha podido ser usado para descifrar las inscripciones íberas.[17] Los celtas se establecieron en la Península durante la Edad del Hierro. Las tribus del norte-centro que tuvieron contacto cultural con los íberos, se denominaron celtíberos.
Además, existió una civilización conocida como Tartessos que, según textos clásicos, habitaba el suroeste de la Península, y de la que existen hipótesis que postulan que desarrollaron una organización social compleja diferenciada de la propia de los colonizadores mediterráneos. Desde el siglo IX a. C.,[18] según los hallazgos arqueológicos, los marineros fenicios, griegos y cartagineses sucesivamente, fundaron colonias a lo largo de la costa mediterránea, estableciendo relaciones comerciales con los pueblos anteriormente citados.[19]
Como resultado de la colonización romana se originó un grupo de lenguas iberorromances, incluyendo el castellano —que llegaría a ser la principal lengua de España y que se conoce mundialmente como idioma español.
Los belicosos pueblos germánicos: visigodos, suevos y vándalos, se establecieron en la península ibérica desde comienzos del siglo V, configurando el Reino visigodo que perduraría hasta la dominación musulmana. En esta periodo se consolidó y fortaleció la monarquía como institución vertebradora de Spania. En el prólogo «Laus Spaniae» de su Historia de regibus Gothorum, Vandalorum et Suevorum (Historia de los reyes de los godos, vándalos y suevos) del siglo VI-VII, el erudito hispanogodo Isidorus Hispalensis alaba las virtudes de «Spania» y de sus pueblos.[20]
Se introduce el arrianismo, religión de sus gobernantes, hasta que Recaredo I adopta el cristianismo en 587.
La población de al-Ándalus era heterogénea. Desde el punto de vista étnico estaba constituida principalmente por muladíes (neo-musulmanes), con el tiempo la mayoría de la población; los bereberes, que conformaban los ejércitos omeyas; y los árabes, la élite dominante, muy inferior en número. Desde el punto de vista religioso la población era musulmana o dhimmi (cristianos y judíos). Se conoce como muladíes a los hispanos cristianos de al-Ándalus que se habían convertido al islam, mientras que se llama mozárabes a los que conservaron la religión cristiana. Tanto unos como otros adoptaron costumbres y formas de vida musulmanas. Los mozárabes y los judíos gozaban de libertad de culto.[21]
Tras finalizar la Reconquista con la toma de Granada en 1492, los judíos o musulmanes que no se convirtieron al catolicismo, fueron expulsados de España.[23] Los musulmanes conversos, llamados moriscos, también fueron expulsados en 1609: se calcula que unos 300 000 de un total de 325 000.[24] La unión dinástica de las monarquías de los reinos cristianos de Castilla y Aragón, llevó a la por muchos anhelada reunificación de España, con una configuración geográfica similar a la que había tenido la diócesis romana de Hispania, a excepción del Reino de Navarra y el de Portugal. Así, el obispo de Gerona, Joan Margarit, se dirigía a los Reyes Católicos: «hicisteis la unión de ambas Españas, la Citerior y la Ulterior».[25] Y Pedro Mártir de Anglería, en carta al arzobispo de Braga, escribe:
«Ferdinandum et Helisabet, quod Hispaniarum corpus possideant, Reges Hispaniarum apellamus. Nec obstat, quin ita vocentur, quod duo de isto corpore digituli, utpote Navarra et Portugallia, auferantur».
Reyes de España llamamos a Fernando y a Isabel, porque poseen el cuerpo de España; y no obsta, para que los llamemos así, el que falten de este cuerpo dos dedillos, como son Navarra y Portugal.[26]
El Reino de Navarra se incorporaría en 1512 y el de Portugal en 1580, durante el reinado de Felipe II, aunque la unidad ibérica solo se iba a mantener hasta 1640.
Cristianos viejos
Los reyes Fernando e Isabel lograrían la uniformidad religiosa, pero no la unificación política. Además, la nobleza y los hijosdalgo evitaban dedicarse a labores manuales y menesteres mercantiles y científicos, para no ser tildados de judíos por la Inquisición. El apoyo a la Contrarreforma, y el peso de la jerarquía eclesiástica en muchas instituciones de enseñanza, fue un factor de freno a las nuevas tendencias de la modernidad europea, generando atraso científico, penuria económica, gran desigualdad y flujos migratorios que precipitaron la descomposición del imperio colonial y originaron posteriores enfrentamientos entre españoles.[27]
En el siglo XVI, después de la conquista militar de gran parte del nuevo continente, cerca de 240 000 españoles emigraron a América. A ellos se sumaron 450 000 en el siglo siguiente.[28] El virreinato de Nueva España y el virreinato del Perú se convirtieron en los principales destinos de los colonos españoles en el siglo XVI.[29] En el período comprendido entre 1850 y 1950, 3,5 millones de españoles se marcharon a las Américas, especialmente Argentina, Uruguay, México,[30] Brasil, Chile, Venezuela, y Cuba.[31] De 1840 a 1890, unos 40.000 canarios emigraron a Venezuela.[32]
Optaron por ir a Argelia casi medio millón de hombres y mujeres levantinos en medio siglo, provenientes principalmente de Alicante y Murcia;[33] unos 94.000 españoles en los últimos años del siglo XIX. A principios del siglo XX unos 250.000 españoles vivían en Marruecos.[31]
Desde 1961 a 1974, alrededor de 100 000 españoles emigraban cada año hacia Centroeuropa, aunque la mayoría retornaban posteriormente.[31]
La crisis económica de 2008 ha generado una nueva generación de emigrantes españoles.[35][36][37] Así entre 2008 y 2012 más de 300 mil jóvenes españoles dejaron el país, la mayor parte para buscar mejores oportunidades educativas y laborales en Europa.
El número de personas con nacionalidad española que residen en el extranjero alcanzó los 2.406.611 a 1 de enero de 2017. Esto supone un incremento del 4,4% (101.581 personas) respecto a los datos a 1 de enero de 2016, según los datos del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE).[38]
El pueblo español habla varias lenguas vernáculas. El español o castellano, idioma oficial en toda la nación, es la lengua materna predominante en casi todas las comunidades autónomas de España. Seis de las diecisiete comunidades autónomas de España tienen además, junto con el español, otras lenguas cooficiales. El bilingüismo, en distintos grados, entre el español y otras lenguas oficiales es una práctica habitual de los españoles que residen en alguna las regiones con lenguas cooficiales.
Todas las lenguas autóctonas de España son lenguas romances, con la excepción de la lengua vasca, que es una lengua aislada prelatina y según algunas teorías, hoy en desuso,[17] emparentada con la lengua ibera.[15][16] Según otras teorías, no hay otra relación con el íbero que la de cercanía geográfica, siendo el euskera una lengua del tronco aquitano con evolución local.[17]
Una mayoría de los habitantes de España (67,8% según encuesta del CIS de 2014) se consideran cristianoscatólicos, si bien más de la mitad de ellos afirma no asistir casi nunca a oficios religiosos.[41]
El sentimiento español en España, salvo en el caso de Navarra, Cataluña o País Vasco donde el sentimiento de una nacionalidad distinta a la Española es del 52,9%, 39,8% y 44,1% respectivamente, suele ser muy alto, rondando o incluso superando el 90 % en Castilla-La Mancha, las ciudades autónomas, Asturias, Extremadura, Castilla y León, Murcia y Comunidad Valenciana y rondando o incluso superando el 80 en el resto.[43] La diversidades regionales y el peso de la tradición local son un importante y valioso patrimonio cultural para el pueblo español.
Estudios genéticos, autónomos y de los marcadores haplogrupo, muestran claramente que los españoles están estrechamente relacionados con el resto de Europa, y en particular con los grupos de población del litoral del Atlántico: Francia, Gran Bretaña, Irlanda, y su vecino ibérico, Portugal.[44] Hay debate sobre el tema de sangre árabe y de Oriente medio en la población Española. Por un lado unos creen que en general, la población tendría muy poca o ninguna sangre árabe o de Oriente medio ya que con la segregación, limpieza de sangre, repoblación y expulsión es poco probable que hayan quedado claras características genéticas comunes con poblaciones del Oriente Medio y el Magreb.[45][46] Por otro lado, otros abogan que los españoles sí que comparten ciertas características genéticas con el Magreb y Oriente Medio.[47] Como nación occidental, España comparte fuertes lazos culturales con el resto del mundo occidental que se debe a la herencia común medieval y romana, pero mantiene relaciones culturales especialmente fuertes con Iberoamérica y los países de Europa latina, especialmente Italia, Portugal y Francia.
Fuera de Europa, Iberoamérica tiene la mayor población de personas con ancestros de españoles. Estos incluyen a personas de ascendencia española total o parcial (principalmente).
Otras regiones del mundo, con pequeñas poblaciones descendientes de españoles son las Filipinas y las Islas Marianas.
La población de España es cada vez más heterogénea debido al gran número de inmigrantes que está recibiendo el país durante las últimas décadas. En 2005 España obtuvo una de las tasas más altas de inmigración per cápita en el mundo y la segunda más alta de migración absoluta en el mundo (después de EE. UU.)[48] y los inmigrantes representan alrededor del 10% de la población. Desde el año 2000, España ha acogido a más de tres millones de inmigrantes.[49] La población de inmigrantes superó en 2006 los cuatro millones y medio.[50] Provienen principalmente de Europa, Iberoamérica, China, Filipinas, África del Norte y África Occidental.[51]
Etnia gitana
En España vive una de las mayores comunidades de romaníes, conocidos por el exónimo de gitanos, parte de los cuales habla una variedad lingüística propia, el caló. El pueblo gitano pertenece a un antiguo grupo nómada que atravesó gran parte de Asia y se estableció en distintos lugares como el Norte de África, Europa o concretamente la península ibérica durante el siglo XV.
En España no se recopilan datos sobre el origen étnico de sus habitantes. Las estimaciones suelen indicar que hay entre 600 000 y 700 000 gitanos en España, si bien el Centro de Investigaciones Sociológicas estimó que en 2007 el número de gitanos presentes en España probablemente rondaba el millón.[52]Esto convierte a España, junto con Rumania y Bulgaria, en el hogar de una de las mayores comunidades cíngaras de Europa. En el sur de Francia también viven numerosos gitanos de origen español, especialmente en la región de Perpiñán.
Los gitanos españoles, por una serie de razones históricas y culturales, no se consideran extranjeros en España, pero sí de distinta etnicidad. El pueblo gitano desempeña un papel importante en el folclore, en el andaluz en particular, en la música y en la cultura.
Otras minorías
Además del pueblo gitano se deben considerar otras minorías étnicas de España. Algunas han sufrido cierta discriminación históricamente y se han caracterizado por su marginalidad. Entre estas tenemos a los agotes, maragatos, chuetas, mercheros o pasiegos. Conforman grupos sociales diferenciados de la gran mayoría por diversidad de origen, religión, modo de vida, etc.
Países con convenio de nacionalidad doble
Lista de los países con los que España tiene suscritos convenios de doble nacionalidad.[53]
↑Pop, Ioan-Aurel (1996). Romanians and Hungarians from the 9th to the 14th century. Fundación Cultural Rumana. ISBN0880334401. «Podríamos decir que la Europa contemporánea consiste de tres grandes grupos de pueblos divididos por su origen y afiliación lingüística. Estos son los siguientes: los pueblos románicos o neolatinos (italianos, españoles, portugueses, franceses, rumanos, etc.), los pueblos germánicos (alemanes, ingleses, holandeses, daneses, noruegos, suecos, islandeses, etc.), y los pueblos eslavos (rusos, ucranianos, bielorrusos, polacos, checos, eslovacos, búlgaros, serbios, croatas, eslovenos, etc.)».
↑«Ethnographic map of Pre-Roman Iberia». Luís Fraga da Silva – Associação Campo Arqueológico de Tavira, Tavira, Portugal. Archivado desde el original el 11 de junio de 2004. Consultado el 25 de abril de 2007.
↑Traducción de Rodríguez Alonso, 1975, León, pp. 169 y 171. «Tú eres, oh España, sagrada y madre siempre feliz de príncipes y de pueblos, la más hermosa de todas las tierras que se extienden desde el Occidente hasta la India. Tú, por derecho, eres ahora la reina de todas las provincias, de quien reciben prestadas sus luces no solo el ocaso, sino también el Oriente. Tú eres el honor y el ornamento del orbe y la más ilustre porción de la tierra, en la cual grandemente se goza y espléndidamente florece la gloriosa fecundidad de la nación goda. Con justicia te enriqueció y fue contigo más indulgente la naturaleza con la abundancia de todas las cosas creadas, tú eres rica en frutos, en uvas copiosa, en cosechas alegre... Tú te hallas situada en la región más grata del mundo, ni te abrasas en el ardor tropical del sol, ni te entumecen rigores glaciares, sino que, ceñida por templada zona del cielo, te nutres de felices y blandos céfiros... Y por ello, con razón, hace tiempo que la áurea Roma, cabeza de las gentes, te deseó y, aunque el mismo poder romano, primero vencedor, te haya poseído, sin embargo, al fin, la floreciente nación de los godos, después de innumerables victorias en todo el orbe, con empeño te conquistó y te amó y hasta ahora te goza segura entre ínfulas regias y copiosísimos tesoros en seguridad y felicidad de imperio.|Historia de los godos, vándalos y suevos de San Isidoro de Sevilla, siglos VI-VII.»
↑Lib. I, epist. 27: Citado en Colección de las crónicas y memorias de los reyes de Castilla, Madrid, Imprenta de Antonio Sancha, 1783, vol. IV, p. XXV.
Chapman, Robert. Emerging Complexity: The Later Pre-History of South-East Spain, Iberia, and the West Mediterranean. Cambridge: Cambridge University Press, 1990. ISBN 0-521-23207-4.
Goodwin, Godfrey. Islamic Spain. San Francisco: Chronicle Books, 1990. ISBN 0-87701-692-5.
Harrison, Richard. Spain at the Dawn of History: Iberians, Phoenicians, and Greeks. New York: Thames & Hudson, 1988. ISBN 0-500-02111-2.
James, Edward (ed.). Visigothic Spain: New Approaches. Oxford: Clarendon Press, 1980. ISBN 0-19-822543-1.
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