Expedición vikinga de 844
La expedición vikinga de 844 fue un ataque de los vikingos en la península ibérica, entonces gobernada por el reino de Asturias y el emirato de Córdoba. Los vikingos reconocieron Gijón, atacaron La Coruña,[6] Lisboa y Cádiz y remontaron el río Guadalquivir, atacando Medina Sidonia, Sevilla y Córdoba.[7] Abderramán II preparó un contingente para enfrentarlos, capitaneado por Musa ibn Musa al-Qasawi que los derrotó casi totalmente. HistoriaEn 844 naves vikingas o normandas (urdumaniyyun o madjus), procedentes de una incursión por el río Garona, fueron dispersadas por una tempestad en dirección a la costa cantábrica y arribaron a Gijón, que reconocieron pero no atacaron,[8] y siguieron en dirección a Galicia,[9] donde fueron rechazadas. Las naves supervivientes[10] pasaron por Lisboa que saquearon durante 13 días[11] entre agosto y septiembre, hasta que un ejército musulmán se acercó para combatirlas. Se desplazaron hacia el Algarve y el golfo de Cádiz. Remontaron con sus naves el Guadalquivir y el 25 de septiembre derrotaron a los cordobeses en la batalla de Cabtal,[10] saqueando las afueras de Isbiliya mientras los ciudadanos no presentaban batalla y huían a Carmona.[12] Los vikingos establecieron un fortín en Tablada, de donde se retiraron el 28 de septiembre cuando llegaron 15 naves cordobesas.[10] Abderramán II preparó un contingente para enfrentarse a los vikingos que habían conquistado y saqueado Isbiliya un mes antes, con la tropa de Isbiliya, voluntarios de las marcas, y el ejército de las marcas capitaneado por Musa ibn Musa al-Qasi. Los vikingos se dividieron en cuatro grupos: uno, de unos dos centenares, que atacó Morón; un segundo, que atacó Benilaiz; un tercero, que atacó Fuente de Cantos; y un cuarto, que lo hizo con Córdoba. El grueso del ejército cordobés, de unos 16 000 hombres, destruyó el primer grupo (batalla de Morón),[13] y atacó el campamento de Tablada,[14] con lo que los invasores sufrieron mil bajas, mientras otros cuatrocientos fueron hechos prisioneros y ejecutados, y unas treinta naves fueron destruidas, siendo los rehenes retenidos por ellos liberados. Pero un grupo, al ver la caballería enemiga pudo huir entre Morón y Carmona, embarcando en las naves y finalmente negociando liberar a los prisioneros que les quedaban y devolver el botín a cambio de comida y ropas y una retirada por el río hasta la costa, donde permanecía parte de la expedición.[12] Continuaron su viaje por el Mediterráneo, atacando territorio bizantino hasta llegar a Alejandría en un viaje de catorce años.[12] Con el tiempo, el reducido número de supervivientes aprisionados en Andalucía se convirtió al islamismo instalándose como granjeros en la zona de Coria del Río, Carmona y Morón. ConsecuenciasAbderramán II reconstruyó las murallas y edificios de Isbiliya, que habían quedado dañados por la incursión, e hizo construir naves en los astilleros de Cádiz, Cartagena y Tarragona por la defensa del litoral, y estableció que en las capitanías habría correos a caballo para poder transmitir con rapidez las noticias de nuevos asaltos.[10] Se dieron nuevas incursiones vikingas en los años 859, 966 y finalmente en 971, en el que la flota vikinga fue totalmente aniquilada. Véase también
Notas
Referencias
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