La población posee un denso pasado histórico que ha dejado abundantes vestigios. Las primeras huellas de actividad humana en el término proceden del Neolítico. En el llamado Camp de les Lloses se descubrieron los restos de un Vicus romanorepublicano de los ss. II-I a. C. Parece haber tenido un origen ibero (ss. V-III a. C.) el asentamiento en la cima del cerro que domina la población, alrededor de la iglesia de San Andrés (documentada desde 888 u 889) y del llamado castillo de Tona (en realidad una torre cuadrada cuya finalidad exacta se desconoce). Posteriormente surgió otro núcleo de población alrededor de la iglesia de Santa Maria del Barri (conocida desde 1011), al pie de la montaña. A lo largo de los siglos se desarrolló un nuevo núcleo de población en la parte más llana que quedó consolidado a principios del s. XIX con la construcción de la nueva iglesia parroquial.
El descubrimiento de aguas medicinales provocó en el último tercio del siglo XIX la aparición de balnearios y segundas residencias que convirtieron a Tona en lugar de veraneo de la burguesía barcelonesa. Llegó a tener cuatro balnearios, Codina, Ullastres, Roqueta y la propiedad Segalés, de aguas sulfurosas. Hoy sólo subsiste el Codina,[2] a la salida del pueblo en dirección a Collsuspina.
Demografía
Cuenta con una población de 8455 habitantes (INE 2023).
Gráfica de evolución demográfica de Tona[3] entre 1842 y 2021
Se encuentra junto a la autovía de Barcelona a Vic C-17) y a dos kilómetros de la estación de ferrocarril de Balenyá-Tona-Seva de la línea de Barcelona a Puigcerdá. De Tona parten también la antigua N-141 a Manresa y la carretera a San Celoni a través del Montseny.
Economía
La economía está muy diversificada, junto a la agricultura y la ganadería hay industrias variadas y actividades turísticas.