Primero estudió arte comercial y posteriormente asistió brevemente a la Academia de Bellas Artes de «San Alejandro». Sus obras eran fundamentalmente de bronce, mármol y madera.
«Ritmo, movimiento, gracia, refinamiento y elegancia son algunas de las cualidades que definen la cualidad orgánica de las piezas creadas por esta artista».[1]
Influenciada por el art déco, Longa creó obras que han devenido símbolos de los lugares en dónde se encuentran ubicadas. Sus «Venados» (1947) representan a una familia de esos animales a la entrada del «Zoológico de 26», en La Habana. «La Virgen del Camino» (1948) situada en la intersección de importantes rutas habaneras conocidas como la Calzada de Güines, la Vía Blanca y la Carretera Vieja de Guanabacoa. La «Bailarina» de mármol (1950) preside la entrada del internacionalmente conocido Cabaret «Tropicana». Una escultura de bronce del jefe indio «Hatuey» (1953) se convirtió en el símbolo de la cerveza Hatuey de Cuba.
A iniciativa de Rita Longa, en la ciudad de Las Tunas, en la región suroriental de Cuba, la cual ella consideraba su segundo hogar, se erigieron más de 125 obras de arte en espacios públicos. Su estatua de bronce de José Martí, el «Apóstol de la Independencia Cubana», situada en la plaza que lleva su nombre, funciona también como un reloj solar.[3][4]
La Aldea Taína
La escultora a menudo visitaba la Península de Zapata, hogar de los Taínos, pueblos indígenas de Cuba. Fascinada por su cultura, ella creó 25 esculturas de tamaño humano de polvo de mármol y concreto, representando su vida diaria. Estas obras están ahora dispersas alrededor de una aldea taína reconstruida en Guamá, que ella diseñó junto al arquitecto Mario Girona.[5]