La quemadura es un tipo de lesión en un tejido vivo provocada por el aumento de temperatura de la piel u otros tejidos, que daña a sus células. Sus daños pueden ir desde un simple eritema hasta la inutilización las estructuras, que pueden quedar completamente consumidas y destruidas.
Las quemaduras se producen por el contacto con diferentes agentes físicos, químicos o biológicos: llamas, líquidos calientes, superficies calientes y otras fuentes de altas temperaturas, o con el contacto con elementos a temperaturas extremadamente bajas. También existen las quemaduras químicas y las quemaduras eléctricas. Los gases y las radiaciones también pueden producir quemaduras. Los agentes físicos son la causa más frecuente de quemaduras, estando implicados en un 85 % de los casos.
Por otra parte, el pronóstico, tratamiento o necesidad de ingresar o no en el hospital al herido dependerá del grado de la quemadura y la cantidad de superficie corporal quemada.
El tratamiento inmediato como medida de primeros auxilios para las quemaduras leves consiste en lavar suavemente el área afectada con agua fresca (no helada), para tratar de normalizar la temperatura de los tejidos quemados y eliminar contaminantes.
Grados de quemaduras según su gravedad
Existen varias clasificaciones:
Clasificación de Benahim (A, AB, B)
Clasificación de American Burn Association (superficial, intermedia, profunda)
Clasificación de Smith (primer grado, segundo grado, tercer grado)
Las quemaduras pueden ser categorizadas en tres grupos según Smith.[1]
Quemaduras de primer grado
Las quemaduras de primer grado se limitan a la capa superficial de la piel epidermis, se les puede llamar eritema o epidérmicas.[2] Este tipo de quemadura generalmente las causa una larga exposición al sol (producto de los rayos ultravioleta) o exposición instantánea a otra forma de calor (plancha, líquidos calientes).
Descamación y destrucción de las capas superficiales o solo enrojecimiento.
Dolor intenso tipo ardor. Inflamación moderada. Gran sensibilidad en el lugar de la lesión.
Tarda en irse desde unos días a lo mucho un mes, ya que solamente es superficial.
Quemaduras de segundo grado
Las quemaduras de segundo grado se dividen en:
Superficiales: Este tipo de quemadura implica la primera capa y parte de la segunda capa. No se presentan daños en las capas más profundas, ni en las glándulas de sudor o las glándulas productoras de grasa. Hay dolor, presencia de flictenas o ampollas.
Profunda: Este tipo de quemadura implica daños en la capa media y en las glándulas de sudor o las glándulas productoras de grasa. Puede haber pérdida de piel, carbonización.
Causas:
Principalmente por líquidos calientes o sustancias químicas cáusticas.
Exposición muy prolongada al sol.
Fuego
No hay un cálculo estimado en la pigmentación, después de la quemadura.
Quemaduras de tercer grado
Una quemadura de tercer grado penetra por todo el espesor de la piel; incluyendo terminaciones nerviosas, vasos sanguíneos, linfáticos, etc. Se destruyen los folículos pilosebáceos y las glándulas sudoríparas, se compromete la capacidad de regeneración. Este tipo de quemaduras no duele al contacto, debido a que las terminaciones nerviosas fueron destruidas por la fuente térmica.
Signos:
Pérdida de capas de piel.
A menudo la lesión es indolora, porque los nervios quedan inutilizados (puede que el dolor sea producido por áreas de quemaduras de primer grado y segundo grado que a menudo rodean las quemaduras de tercer grado).
Una manera rápida de estimar la superficie corporal quemada es la denominada Regla de los 9; fue ideada por Pulaski y Tennison en 1947 y publicada por Wallace en 1951. La regla de los nueves puede ser aplicada en adultos (pacientes de más de 16 años de edad), siendo imprecisa en niños debido a las diferentes proporciones corporales. En adultos la cabeza corresponde a un 9 % de la superficie corporal total, cada extremidad superior, otro 9 %, el tronco, un 36 % (dividido en pecho, 18 %, y abdomen, 18 %, o en frente, 18 %, y dorso, 18 %), cada extremidad inferior, un 18 %, y los genitales externos, el 1 % restante. En niños y bebés, en cambio, la cabeza es un 18 % de la superficie corporal total, cada extremidad superior un 9 %, cada inferior un 14 % y el tronco 18 % dorsal y 18 % frontal.
Choque del gran quemado
En los grandes quemados se producen una serie de acontecimientos (choque de los grandes quemados) que siguen la siguiente secuencia:
Inmediatamente después de la quemadura, dolor neurógeno. Se administra morfina. En quemaduras superiores al tercer grado, puede aparecer anestesia por destrucción de nervios.
A las 2-3 horas, se produce una gran pérdida de agua, ya que al estar la piel dañada, se facilita la evaporación de líquidos. Hay que tratar con expansores del plasma.
A los 2-3 días, se produce sepsis y toxemia secundaria. Hay que tratar con antibióticos.
Los grandes quemados tardarán semanas o meses en regenerar la piel, que presentará queloides. En muchos casos, en que la piel no será capaz de regenerarse, será necesario una cirugía: el trasplante de piel, que será realizada por un cirujano plástico.
Quemaduras químicas
En la vida doméstica, ya sea en el transporte, durante la recreación y en la actividad laboral, el ser humano está permanentemente expuesto al contacto con compuestos tóxicos, irritantes, corrosivos, inflamables, cancerígenos o explosivos, cuyo efecto en el organismo humano puede llegar a producir lesiones de grados variables, desde simples inflamaciones tisulares, hasta lesiones tan graves que pueden llegar a producir la muerte. Los mecanismos más frecuentes de lesiones cutáneas por agentes químicos son:
El derrame o ruptura de un contenedor, generalmente inadecuado.
La transferencia de un agente cáustico desde su envase original a otro inadecuado.
La dilución inadecuada.
Uso inadecuado de productos.
Ataques con ácidos.
El Manual Merck de productos químicos identifica 510 productos que se incluyen en algunas de las categorías descritas. Dentro de estos productos se individualizan 145 sustancias corrosivas, en cuyo manejo deberían observarse medidas de precaución especial para evitar su contacto siempre peligroso. Sin embargo, por acciones inseguras, actos temerarios, circunstancias inseguras, u ocasionales actos voluntarios, se producen quemaduras por agentes químicos y los profesionales de la salud tienen, en general, pocos conocimientos sobre los efectos de tales agentes peligrosos y escasa información de las medidas de intervención y tratamiento que deben aplicarse en caso de una lesión producida por agentes químicos peligrosos.
La primera interrogante que se plantea al tratar el tema de quemaduras por agentes químicos se refiere al por qué los agentes químicos son tóxicos para los seres vivos. Todas las proteínas tienen una estructura primaria constituida por la secuencia de aminoácidos, una estructura secundaria constituida por la forma helicoidal y una estructura terciaria representada por el enrollado sobre sí mismo y la orientación espacial. La estructura secundaria y terciaria son mantenidas por enlaces hidrógenos. El contacto con todos los ácidos y álcalis alteran el pH de los tejidos y rompen los enlaces iónicos de H+, de tal manera que se produce el “desplegamiento” de la proteína y la ruptura de la estructura secundaria y terciaria con la destrucción irreversible de esta y la pérdida de su actividad biológica. Tal destrucción irreversible adquiere la forma de la desnaturalización o la coagulación de las proteínas.
Los diversos agentes químicos, de acuerdo a sus características específicas y a su capacidad de producir daño, generan lesiones diferentes. Sin embargo, todos tienen en común que producen daño tisular por un tiempo mayor que el período en que se produce la exposición efectiva de la piel al agente. Otro hecho que comparten todas las quemaduras por químicos es que el aspecto inicial es el de una lesión superficial razón por la cual se subestima la gravedad del daño. El efecto corrosivo de algunos compuestos puede continuar hasta una semana más tarde de la exposición, generando una grave y profunda lesión final. La intensidad del daño tisular depende del mecanismo de acción del agente, de su concentración, de la cantidad puesta en contacto con la piel, la duración de la exposición y de la resistencia del tejido a la penetración.
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento son salvar la vida, conseguir la recuperación funcional, estética, psicológica y la integración social. El tratamiento inicial debe incluir la valoración descrita en el Advanced Trauma Life Support (ATLS) por el American College of Surgeons, y en el Advanced Burn Life Support (ABLS) por la American Burn Association.[4]
Estas organizaciones sugieren manejar todo paciente traumatizado en dos etapas consecutivas: Evaluación Primaria y Evaluación Secundaria. La Evaluación Primaria comprende la secuencia nemotécnica ABCDE (vía Aérea, Buena ventilación, Circulación, Déficit neurológico, evitar Exposición innecesaria para prevenir la hipotermia). La Evaluación Secundaria por su parte comprende historia clínica y examen físico completo, así como el tratamiento básico inicial.[5]
Las reglas básicas del examen inicial incluyen: Registrar todos los signos físicos medibles (temperatura,, frecuencia cardiaca, tensión arterial, llenado capilar y datos de la Escala de Glasgow); Realizar examen físico completo. Este primer examen es el más importante, porque buena parte de las decisiones posteriores se derivan de los hallazgos iniciales; Identificar trauma asociado y tratar las lesiones; Buscar signos de quemaduras por inhalación y consignarlos en la historia clínica (tos y esputo carbónico, quemaduras en las coanas, disnea, estridor laríngeo, antecedente de recinto cerrado, cambios en la voz). Calcular la superficie y la profundidad y graficarla mediante la Regla de los Nueves o el esquema de porcentaje según edad descrito por Lund y Browder.[6] La reanimación hídrica se puede hacer mediante el cálculo con la Fórmula de Parkland.
Biotecnología
Las nuevas técnicas para el tratamiento de las Quemaduras ha evolucionado, ya que ahora existen gran variedad de injertos, parches y membranas, que facilitan y aceleran el proceso de cicatrización y regeneración gracias a su composición, los queratinocitos vivos es una fuente principal ya que estos se encargan de producir factores de crecimiento y estimulan la proliferación de las células epiteliales de la zona lesionada del paciente.
Clasificación de los compuestos químicos
Los productos químicos peligrosos para piel, conjuntiva y mucosas, se clasifican en ácidos y álcalis. Las soluciones o sólidos ácidos corrosivos peligrosos son aquellos con un pH igual o menor de 3.5 y los álcalis líquidos o sólidos cáusticos son aquellos con un pH comprendido entre 11.5 y 14.
Los compuestos inorgánicos más corrosivos son: ácido clorhídrico, ácido sulfúrico (se utiliza principalmente para hacer fertilizantes, tanto superfosfato como sulfato de amonio, para fabricar productos orgánicos, pinturas, pigmentos, rayón, para refinar petróleo, en laboratorio clínico y sobre todo, se usa en gran escala en la producción hidrometalúrgica de la minería de cobre), ácido fluorhídrico, ácido nítrico, ácido selénico y ácido crómico (agente oxidante). Otras sustancias inorgánicas corrosivas son cloruro de aluminio, cloruro de calcio, bromuro y cloruro de zinc, magnesio, litio y todas sus sales, todos los derivados del bromo, todas las sales de antimonio, permanganato Los álcalis que con mayor frecuencia producen quemaduras son el hidróxido de sodio (soda cáustica o sosa cáustica), hipoclorito de sodio (lejía), hidróxido de calcio (cal apagada), óxido de calcio (cal viva), hidróxido de potasio, aminopropanol y cemento (compuesto de pH 12 que al contacto prolongado produce abrasión por corrosión). Otros productos que producen lesiones al contacto con la piel son asfalto, combustibles hidrocarburos líquidos, hidrocarburos aromáticos como benceno, tolueno, gases de amoníaco y lubricantes industriales.
Anexo: Quemaduras por químicos
En la siguiente lista, se enumeran varios compuestos que pueden llegar a producir quemaduras, ácidos inorgánicos u orgánicos, álcalis etc. Son algunos de los agentes químicos que producen quemaduras.
Las quemaduras eléctricas, como su nombre lo indica, son provocadas por descargas eléctricas como pueden ser: rayos, corrientes mayores de electricidad, también por un corto circuito, al aplicar electro-choque sin un gel que conduzca la corriente, etc. Por lo general, si una descarga es suficiente para provocar quemadura, hace que se produzca una quemadura de tercer grado. Pero también depende la intensidad de la corriente para que pueda generar daños en la dermis hasta poder causar la muerte por paro cardíaco. La supervivencia a quemaduras graves es mejorada si el paciente es tratado en un centro especializado en quemaduras que en un hospital.
Los factores que determinan la forma y la gravedad de las lesiones son las siguientes
Las lesiones producidas por la corriente eléctrica tienen tres explicaciones principales
La energía eléctrica se convierte en calor y destruye los tejidos (efecto Joule).
La corriente eléctrica produce altos potenciales eléctricos transmembrana y estos llevan al daño celular.
La corriente eléctrica produce alteraciones importantes de las proteínas de la membrana celular.
Clasificación de las quemaduras por corriente eléctrica
Lesión directa o quemadura eléctrica verdadera: causada por el paso de la corriente entre dos puntos anatómicos, el cuerpo se convierte en parte del circuito eléctrico. El daño fundamentalmente es térmico.
Quemadura por arco eléctrico: en una línea de alta tensión ocurren arcos eléctricos y estos pueden atraer a la víctima si está lo suficientemente cerca produciéndole lesiones muy graves.
Quemadura por llama: la corriente eléctrica puede producir una llama esta incendia la ropas y los objetos cercanos, es una quemadura convencional por fuego.
Las lesiones producidas por la corriente eléctrica son las siguientes
Lesiones de la piel
Lesiones vasculares
Lesiones músculo esqueléticas
Lesiones cardíacas
Lesiones pulmonares
Lesiones renales
Lesiones neurológicas
Quemaduras solares
Las quemaduras solares o quemadura por el sol, producidas predominantemente en verano cuando miles de personas se exponen al sol, pueden producir quemaduras de primer y segundo grados. En casos excepcionales, se producen casos más graves.
Son provocadas por una exposición excesiva al sol o a una fuente de luz ultravioleta, que supera la capacidad protectora de la melanina, pigmento que protege la piel. También son habituales las quemaduras excesivas por el efecto lupa del sol bajo el agua.
Las cremas con un FPS (factor de protección solar) alto ayudan a prevenir e incluso evitar este tipo de quemaduras, que causan mucho dolor y pueden desembocar en enfermedades mucho más graves como el cáncer de piel.[cita requerida] Este último generalmente es producto de reiteradas quemaduras solares cuyo daño es acumulativo.
Una persona de piel clara puede resultar dañada por este tipo de quemadura en menos de 15 minutos de exposición al sol durante el mediodía, en cambio una persona con piel oscura puede tolerar la misma exposición entre 3 y 6 veces más de tiempo.
Los bebés y los niños son los más sensibles al efecto de los rayos solares.
La ingesta de ciertos medicamentos puede aumentar el efecto de los rayos solares. Medicamentos como los antibióticos, las hormonas o los antidepresivos entran dentro del cuadro de estos medicamentos.[cita requerida]
↑Castillo. P. D. «Quemaduras; conceptos para el médico general.» Cuad. Cir. 2003;17:58-63.
↑Píriz, C. R. Quemaduras. Enfermería médico-quirúrgica. McGraw-Hill. Madrid. 1989;2:1123-1137.
↑Gallardo, G. R., Ruiz, P. J. G., et al. «Estado actual del manejo urgente de las quemaduras: fisiopatología y valoración de la quemadura.» Emergencias. 2000;13: 122-129.