Francia restituyó a España el Charolais y diversas plazas fuertes de las que Francia se había apoderado desde el tratado anterior y renunciaba expresamente a la soberanía sobre Flandes y Artois (secuelas lejanas de la lucha entre el rey de Francia Luis XI y el duque de BorgoñaCarlos el Temerario). Sin embargo, Enrique IV se negó a legitimar la anexión de la parte sur de Navarra, llevada a cabo en 1512 por Fernando II de Aragón, bisabuelo de Felipe II.
Cláusula secreta
El tratado contenía una cláusula secreta de acuerdo a la cual franceses y españoles podrían continuar haciéndose la guerra marítima al Oeste del meridiano de las Azores y al Sur del trópico de Cáncer, conocidas como les lignes de l'enclos des Amitiés, es decir, en las aguas de la América española. De esta forma se anulaba la interdicción pontificia, lo que equivalió a dejar sin valor las bulas papales, anulando así la posible intervención del papa en caso de conflicto.[2] Esta cláusula secreta comenzó una era de espanto en el mar Caribe, poco tiempo después los barcos piratas franceses y los de otras naciones iniciaron la depravación, saqueo y muerte en la zona.[3]
Vargas, Hugo (2006). Piratas en el Caribe. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. ISBN978-970-35-1187-7.|fechaacceso= requiere |url= (ayuda)
Muñoz, Eloy Hortal José (2011). La lucha contra la Monarchia Universalis de Felipe II: La modificación de la política de la Santa Sede en Flandes y Francia respecto a la monarquía Hispania a finales del siglo XVI. España: Revista Española de Historia. ISSN: 0018-2141