Luisa Augusta de Hesse-Darmstadt (Berlín, 30 de enero de 1757-14 de febrero de 1830) fue una princesa alemana, hija del landgrave Luis IX de Hesse-Darmstadt. Se casó el 3 de octubre de 1775 con el duque (más tarde, gran duque) Carlos Augusto, gran duque de Sajonia-Weimar-Eisenach y como tal un miembro de la esfera cortesana del clasicismo de Weimar. Se la consideraba como una persona seria e introvertida, pero también simpática y compasiva después de la batalla de Jena, lo que le garantizó formar parte del posterior "mito de Weimar" (Weimarmythos).
Primeros años
La princesa pertenecía a la casa de Darmstadt, que era titular del landgraviato de Hesse. Nació el 30 de enero de 1757 en la capital prusiana de Federico II, Berlín, donde sus padres se encontraban debido a la guerra de los Siete Años. Su padre, Luis IX, ascendió al landgraviato en 1768 y en el momento en que ella nació, estaba combatiendo como general de las fuerzas prusianas. De esta forma, solía estar alejado de sus hijos, así que la educación de la princesa le correspondió a su madre, la condesa palatina Carolina de Zweibrücken. Carolina educó a Luisa en la tradición protestante evangélica, y se interesó por la literatura y la música.
Como la hija menor, con ocho hermanos, la educación de Luisa era importante para mejorar sus perspectivas matrimoniales. Puesto que Luis IX mostraba poco interés en sus hijos, resultaba vital casar a Luisa, y esto fue algo que de nuevo recayó en las manos de su madre, la cual fue conocida como la "gran Landgravina" de Zweibrücken debido a su experta política dinástica internacional en la Europa del Antiguo régimen. En 1773 Luisa viajó con su madre y sus hermanas Amalia y Guillermina a Beschau y luego a la corte rusa en San Petersburgo. La zarina Catalina II decidió que Luisa no era adecuada como esposa para el gran príncipe y futuro zar Pablo, prefiriendo a su hermana Guillermina. Este rechazo, y su relación con su futuro cuñado Pablo, influyeron en Luisa, lo que la llevó a ser una influencia persistente en Rusia.
A pesar de todo, este viaje no careció de influencia sobre Luisa, puesto que de camino a Rusia, Carolina conoció a otra regente femenina de un pequeño Estado alemán, Ana Amalia de Brunswick-Wolfenbüttel.
Matrimonio e hijos
Como consecuencia de esta amistad y por influencia del gobernador de Erfurt ante el arzobispado de Maguncia, Karl Theodor von Dalberg, Luisa fue comprometida a los 18 años con el joven caballero Carlos Augusto de Sajonia-Weimar. La boda tuvo lugar el 3 de octubre de 1775 en la corte de Karlsruhe, donde (como nueva princesa consorte) Luisa se implicó en la corte de Weimar ernestina.
El matrimonio tuvo un propósito totalmente dinástico (sus hermanas casaron con el heredero de Prusia y el zarévich, consolidando el lugar del ducado de Sajonia-Weimar en el corazón del Sacro Imperio Romano Germánico. Según fuentes primarias y secundarias, no fue un matrimonio feliz, pues Luisa (conocida por su delicadeza y timidez) tenía dificultades encajando en la corte y permaneció a la sombra de su suegra, la duquesa viuda Ana Amalia. Luisa acudía especialmente a los conventos de su nuevo país. Una románticaavant la lettre, no gustaba de la vida romántica. Goethe era ministro y poeta de la corte de su esposo (y su compañero en aventuras extramaritales), pero resultó conmovido por su encanto, nobleza de corazón y sus ojos, "del color del aciano". Tomándola bajo su protección, Goethe le dedicó las siguientes palabras:
Conozco a una, delgada como el lirio Cuyo orgullo es solo la inocencia Nadie —ni siquiera Salomón— vio nunca alguien como ella.
J'en sais une, mince comme lys Dont la fierté n'est qu'innocence. Nul - pas même Salomon -n'en vit de pareille.
Tras cuatro años de matrimonio, en 1779 Luisa finalmente dio a luz a su primer hijo. Era una hija, y no el ansiado heredero varón. La llamaron como ella y solo vivió cinco años. Su siguiente embarazo, en 1781, tuvo por fruto una segunda hija que murió inmediatamente después del nacimiento. En aquella época, la corte ducal de Weimar pasaba también por su fase Sturm und Drang, atrayendo no solo a Goethe, sino también a los ernestinos de Miseleien y Eseleien. La resultante frialdad emocional no ayudó a su matrimonio, con su esposo humillándola públicamente con una aventura de larga duración con la actriz Karoline Jagemann. Luisa dio a luz al heredero en 1783, cuando nació Carlos Federico; después de él, siguieron otros cuatro niños más, de los que dos sobrevivieron a la infancia: la princesa Carolina Luisa en 1786 y el príncipe Bernardo en 1792. Con el nacimiento de Bernardo el matrimonio había servido finalmente a su propósito de garantizar la sucesión al trono y la continuación de la dinastía. Carlos Federico se casó más tarde con la gran duquesa María (hermana de Alejandro I de Rusia), y su hija Augusta de Sajonia-Weimar-Eisenach se casó con el príncipe Guillermo de Prusia, convirtiéndose así en la primera emperatriz de Alemania.
Con Carlos Augusto tuvo siete hijos, de los que solo tres llegaron a la edad adulta:[1]
Luisa Augusta Amalia (Weimar, 3 de febrero de 1779 - ibíd., 24 de marzo de 1784).
Una hija (nacida y muerta en Weimar, 10 de septiembre de 1781).
Un hijo (nacido y muerto en Weimar, el 13 de abril de 1789).
Carlos Bernardo (Weimar, 30 de mayo de 1792 - Liebenstein, 31 de julio de 1862).
Guerras napoleónicas
Luisa tuvo su gran momento en octubre de 1806. A pesar de su niñez y sus anteriores experiencias en Weimar, ejerció gran influencia en los círculos literarios. La batalla de Jena-Auerstedt (14 de octubre) llevó a la derrota de las fuerzas pruso-sajonas y el total sometimiento de todos los Estados alemanes a Francia y precipitó la caída del Sacro Imperio Romano Germánico. Poco después de la batalla, las tropas francesas victoriosas avanzaron hacia Weimar. Los otros miembros de la familia o bien huyeron o estaban lejos, combatiendo en las fuerzas prusianas, de manera que Luisa quedó en Weimar como madre y protectora de la nación.
Dos días después de la batalla acabó oponiéndose al propio Napoleón. Él insistió en que su marido se retirase del servicio militar prusiano pero ella, de manera bastante poco diplomática, dejó claro a Napoleón que él no podía hacer eso. A pesar de todo, por petición de su esposo, e inspirada por el ejemplo de la reina patriota alemana Luisa de Prusia, logró influir en el saqueo francés de la zona de manera que Weimar sufrió bastante menos que la ciudad universitaria de Jena. Si Napoleón se permitió reblandecerse ante Luisa, o si actuó de esta manera debido a sus propios cálculos en la política de poder, es algo que queda abierto a la discusión. El ducado de Sajonia-Weimar-Eisenach permaneció dentro de la alianza del Tratado de Poznań y sobrevivió a la época napoleónica gracias a ulteriores politiqueos. Para entonces, Luisa era considerada como la líder del país, y sus súbditos y contemporáneos mantuvieron esta imagen de ella, junto con su papel en el mito de Weimar.
En 1815 su actuación política durante la guerra le aseguró que en el congreso de Viena, el pequeño ducado de su esposo no solo conservara todo su territorio, sino que pasó a convertirse en un gran ducado (sus primos turingios la casa de Sajonia, en cambio, solo conservaron su título ducal). Se dedicó después a sus labores como embajadora. La alianza de Rusia dio lugar a que su sucesora fuera María Pávlovna. El jubileo de su gobierno y sus bodas de oro, ambos en el año 1825, pasaron con escasas celebraciones y, ya muy retirada, murió a los setenta y tres años de edad el 14 de febrero de 1830.
Bornhak, Friederike (1908). Aus Alt-Weimar. Die Großherzoginnen Luise und Maria Paulowna(en alemán). Breslau.
Hammerich, Louis Leonor (1962). Zwei kleine Goethestudien. II. Grossherzogin Louise von Sachsen-Weimar – eine politische, keine schöne Seele(en alemán). Copenhague.
Taxis-Bordogna, Olga (1950). Frauen von Weimar(en alemán). Múnich.