Juniperus thurifera, la sabina albar,[1] enebra,[2] trabina, tarabina o trabino[3] es una especie de la familia Cupresáceas. Crece en un área disjunta en el Mediterráneo occidental, que abarca la parte más continental de los Alpes franceses e italianos, comarcas interiores del centro y el este de la península ibérica, algunas montañas de Córcega y el norte de África. Además de estas áreas mayores, está presente en localidades aisladas, como en las cabeceras de los ríos Garona y Arieja en la vertiente norte de Pirineos, en la cabecera del valle del río Noguera Pallaresa y sus afluentes al sur, en la comarca de La Litera en la provincia de Huesca y en el límite entre las provincias de León y Asturias. Esta distribución sugiere un carácter relíctico, restos de una distribución más amplia en tiempos geológicos pasados.[4][5]
Características
Árbolsiempreverde, olor. De tamaño mediano, no sobrepasa los 25 m de altura y a menudo su porte es más bajo y arbustivo. Las hojas son escuamiformes, aplicadas, es decir, adheridas al tallo al que recubren totalmente, de forma romboidal con una punta corta divergente. Sus ramillas son ásperas al tacto.
La forma de su tronco es muy variable, puede ser cilíndrico y recto en ejemplares bien desarrollados, aunque por regla general es tortuoso, y puede estar ramificado a baja altura o incluso desde el suelo, en cuyo caso los troncos son muy irregulares. La corteza es de color ceniza claro, fibrosa y agrietada longitudinalmente, se desprende en forma de fibras o tiras. La copa es muy densa, de color verde oscuro, de forma tan variable como el tronco: cónica u ovalada en ejemplares jóvenes o bien desarrollados, puede ser asimétrica, irregular, y en ejemplares desmochados aplanada.
Es dioica. Los pies femeninos producen unas fructificaciones llamadas gálbulos. Son redondeadas, de hasta 4 mm de diámetro, de color verde que pasa a rojizo y finalmente morado casi negro al final de su madurez. En su interior hay de 1 a 3, raramente más semillas. Los pies masculinos producen grandes cantidades de polen en sus abundantes flores, que es dispersado por el viento. Es tan abundante que los días ventosos aparenta salir humo de los árboles. En algunas zonas a esto se le llama popularmente "cierna".[6]
Florece a partir de febrero y los frutos maduran al segundo año, pero al ser vecero la fructificación es irregular. Los gálbulos maduros son alimento de aves, principalmente mirlos y zorzales o tordos —Turdus spp.— que dispersan sus semillas. Es el momento más adecuado para la recolección manual de frutos con fines viverísticos.[7]
Hábitat
En España se la puede encontrar desde los 140 m s. n. m. (sierra de Monegrillo, Zaragoza) hasta los más de 1800 m que alcanza en la sierra de Albarracín en Teruel. En Marruecos, llega por encima de los 3000 m. Prospera con vitalidad en zonas donde en invierno se alcanzan temperaturas de -25 °C y en verano se rondan los 40 °C. Soporta años secos en los que no llega a caer más de medio litro de lluvia por metro cuadrado y la mayor parte fuera del período vegetativo. Es capaz de hincar su potente sistema radical en suelos tan pedregosos como los lapiaces, en donde cabalmente, no se instalaría ninguno de la mayoría de los árboles que crecen en la península ibérica.[8]
El mayor sabinar albar de Europa se extiende entre las provincias de Soria y Guadalajara, concretamente por los municipios de Arcos de Jalón y Maranchón. Incluyendo a las localidades de Sagides, Chaorna, Judes, Iruecha, Codes y Mochales. Recientemente ha sido declarado lugar de interés comunitario (LIC). Con alguna intermitencia, se prolonga, por un lado, por el Campo Taranz, por el otro, por el parque natural del Alto Tajo, si bien, en ambos lugares, con menor intensidad.
Fuera de la península ibérica hay sabinares en puntos localizados de los Alpes (italianos y franceses) y en las inmediaciones de Saint Béat, en la vertiente norte de los Pirineos. Quedan rodales en el Monte Cinto en Córcega.
África
En África en Argelia, pero sobre todo en Marruecos, donde ocupan más de 31 000 ha, distribuidas por el Gran Atlas y Atlas Medio, integrando en altitud el último piso forestal, por encima de los cedros.[8]
Paleogeografía
Los bosques de sabina son considerados relictos por representar el testimonio de un paisaje vegetal que dominó o fue frecuente hace milenios; tantos, que aquellas sabinas ni habían visto aún al hombre. Si esto es así, y los resultados de distintos investigadores apuntan hacia ello, nos encontramos hoy ante una muestra, una porción de una fitocenosis terciaria, un paisaje vegetal traído por el túnel del tiempo hasta nuestros días. Los paleobotánicos han confirmado la presencia de taxones de la sección Sabina, probablemente la propia sabina albar, en el Cretácico, en el Oligoceno y Plioceno, en el centro y noroeste de Europa y en el sur de Francia. Parece, pues, que los sabinares cubrieron dominios más extensos y septentrionales que los actuales, coincidiendo con períodos más fríos y secos (por ejemplo en el Messiniense). También se podría asegurar que en algún momento (Plioceno-Pleistoceno) tuvieron áreas más restringidas que en la actualidad, debido probablemente, a su irrenunciable xerofilia, que les hacía abandonar zonas continuamente húmedas y sobre todo las fachadas atlánticas de los sistemas montañosos.
Esta presencia antigua y extendida de la sabina albar, sus migraciones y su actual distribución fragmentada sirven de argumento para que algunos botánicos justifiquen la diferenciación de tres variedades geográficas (var. gallica, var. hispanica, var. africana ), distinguibles unas de otras por caracteres taxonómicos de poca entidad, pero que han encontrado refuerzo en las diferencias de hábitats observables, sobre todo entre las poblaciones de África y Europa.[8]
Variedades
Algunos autores han separado sus distintas razas geográficas como variedades:
Juniperus thurifera var. gallicaCoincy, la francesa.
Juniperus thurifera var. africanaMaire, la marroquí.
Juniperus thurifera var. hispanicaMill., la española.
No reservando como debían, según las reglas de nomenclatura botánica, el nombre de var. thurifera para ninguna de ellas (le corresponde en teoría a la forma española ya que Carlos Linneo dijo: Habitat in Hispania)[12]
Usos
La madera es compacta y de grano fino, muy apreciada por los ebanistas; da excelentes postes y vigas al ser muy resistente a la putrefacción, cabe indicar que a la fama de imputrescible de la madera de sabina hay que poner algún pero, los pies que por alguna razón son dañados y queda al descubierto el duramen rojo sufren un proceso de pudrición que deja la madera sin consistencia y fácilmente disgregable, esto no afecta por completo al tronco ya que las capas más superficiales, presumiblemente la albura no son dañadas por lo que el árbol puede seguir viviendo con normalidad. Si se quiere gozar del carácter de imputrescibilidad es necesario eliminar la corteza una vez cortado el árbol.
Juniperus: nombre genérico que procede del latíniuniperus, que es el nombre del enebro.[14]
thurifera: epíteto que significa «productora de incienso», ya que su madera es muy aromática, de olor resinoso agradable, por lo que se ha quemado para este fin, produciendo un olor muy penetrante que al decir de las gentes ahuyenta a los insectos y según Pío Font Quer hace huir a las serpientes.[12]
Castellano: agallaras, agalluja, agallujas, agayuga, agayujas, albarra, alborra, cagurrias, cedro, cedro de España (5), cedro de España con fruto negro, enebra, enebro (7), enebro de incienso, enebro de la bardera, gallaritas, gayuba (2), sabina (10), sabina albal (2), sabina albar (23), sabina albarra (4), sabina blanca (3), sabina de España, sabina española, sabina negral, sabina real, sabina roma (3), sabina romana, sabina trabina, sabina turífera, sabino, tejo, trabina (4), trabino.(el número entre paréntesis indica las especies que tienen el mismo nombre en España)[17]
↑ abcBlanco Castro, Emilio et alii. (1998). Los Bosques Ibéricos:Una interpretación geobotánica. Planetaubicación=Barcelona. ISBN84-08-02869-3.
↑Al bosque de Juniperus thurifera se le llama enebral en Castilla y nebreda en León. En Valladolid y occidente de Burgos también enebrada. En el noreste de León se dice además neblar, enebrosa, nebral y neblosu. (Oria de Rueda op. cit.). Existe, en el este de la provincia de Burgos, la localidad de Nebreda, situada entre Santo Domingo de Silos y Lerma