En la música, se denomina fusión a la «conjunción de dos o más estilos distintos, para producir una forma única e identificable por separado de ellos», según la definición de Clayton y Gammond.[1] Se habla de jazz fusión cuando uno de estos estilos es el jazz. La denominación fue aplicada por primera vez al jazz por el productor Denis Preston, a mediados de los años 1960.
Para muchos autores, toda la historia del jazz es un proceso de fusión con otras músicas. Ello es especialmente así respecto de las músicas de origen latino, cuyos impulsos recibió en etapas diferentes y con diversa intensidad.[2] A partir de los años 1960, la ósmosis se produjo también con otras muchas músicas de origen diverso: música clásica, folclore de Asia y África, música hindú y, por supuesto, el rock.
El gran éxito comercial y la fuerte consolidación de la fusión con el rock (el jazz rock), ha hecho que, en buena medida, el término Jazz fusión haya acabado aplicándose con carácter preferente, aunque no excluyente, a este tipo de fusión. Algunos autores, incluso, los consideran sinónimos.[3]
En los primeros tiempos del jazz ya se produjo una temprana incorporación de elementos hispanos a la música hot. De hecho, los ritmos de habanera, calinda, contradanza o fandango eran usuales en la música de Nueva Orleans.[4] Uno de los compositores de los que bebió profundamente el hot, Louis Moreau Gottschalk (1829-1869) estuvo muy influido por la música cubana y, especialmente, por el compositor Manuel Samuell. Tanto el ragtime como las primeras bandas hot recogieron abundantemente el material de Gottschalk.[5] Pero, en general, toda la cultura que genera el primigenio jazz, es una cultura criolla, con una música propia resultado de la fusión de otras.[6]
El propio jazz latino ha devuelto la influencia a la música del Caribe, dando lugar a formas híbridas como la salsa, con bandas destacadas como Fania All Stars. Más recientemente, ya en las últimas décadas del siglo XX, nuevas influencias hispanas sobre el jazz, han ampliado el espectro del jazz fusión latino: la bachata, el tango, etc. Especialmente el tango ha generado un gran número de experiencias de fusión de primer nivel: Gerry Mulligan, Astor Piazzolla, Gato Barbieri, Osvaldo Tarantino, Tango Crash...
Con frecuencia incluido entre los supuestos de fusión latina, la bossa nova es el resultado de la interacción entre los conceptos jazzísticos, que se extienden por Brasil en la década de 1950, con la música afrobrasileña tradicional, y especialmente con la samba, el candomblé y otras de carácter regional. Esta mezcla se concretará en una serie de locales de Copacabana que, desde finales de la Segunda Guerra Mundial, venían ofreciendo sesiones de una música bailable muy influenciada por el West Coast jazz.[9] El género ha dado un gran número de músicos de proyección mundial: Antonio Carlos Jobim, Joao Gilberto, Astrud Gilberto, Vinicius de Moraes, Dorival Caymmi, Baden Powell, etc.
En una interesante re-fusión, la bossa nova desembarcó en Estados Unidos influyendo a su vez al propio cool jazz, dando lugar a un género nuevamente mixtificado que se denominó inicialmente samba jazz, como consecuencia del gran éxito del álbum homónimo de Stan Getz, en 1962, aunque luego se conoció más adecuadamente como bossa jazz. Un buen número de músicos trabajaron de forma preeminente en este estilo (Charlie Byrd, Laurindo Almeida, Roy Harte, Sergio Mendes o Flora Purim), aunque la mayor parte de los músicos de jazz recogieron ejemplos del género en sus repertorios: Quincy Jones, Kenny Dorham, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Chick Corea, etc.[10] La bossa nova, además, influyó de forma definitiva a la música pop brasileña.
Desde el comienzo del jazz han existido intentos por generar un "entendimiento" entre ambos géneros, siendo los más destacados las experiencias de Paul Whiteman con Ferde Grofé, y las obras de George Gershwin (Rhapsody in blue, An american in Paris y Porgy and Bess, especialmente). Más tarde, Duke Ellington desarrollará varias obras en esta búsqueda de una fusión clásica, comenzando por su Oratorio y finalizando por composiciones como The golden broom and the green apple. Todo ello fraguó, en las décadas de los 50 y 60, en la aparición del género jazzístico denominado Third Stream, que prescinde de buena parte de los elementos tradicionales del jazz, impulsando una estetización de este.[11] Sus más conocidos representantes son Gunther Schuller, David Baker, el Modern Jazz Quartet y, en una línea muy diferente, Jacques Loussier.
Con parámetros parecidos, pero con un planteamiento menos ambicioso y más intimista, el sello discográficoalemánECM, desarrolló entre 1975 y 1990 un amplio abanico de opciones de fusión con la música europea.
La fusión étnica
El carácter reivindicativo y pan-africanista del free jazz impulsó el desarrollo, a mediados de la década de 1960, de una serie de experiencias de fusión con músicas folclóricas de África y Asia, especialmente las procedentes del mundo mediterráneo-arábigo y, sobre todo, indio[12] De hecho, la primera vez que se aplica la denominación de Fusión al jazz, como "márketing comercial" del productor Denis Preston, corresponde a una grabación del saxo altoJoe Harriot con un quinteto de músicos de Calcuta. Músicos como Ravi Shankar o Babatunde Olatunji aportaron elementos de sus culturas que fueron asimilados rápidamente por el jazz, desembocando en experiencias como las del grupo Shakti, Paul Horn, el Paul Winter Consort y muchas otras a caballo con la llamada new age. En la primera década del siglo XXI, la fusión étnica es un elemento usual en la música de bandas como las de Joe Zawinul, Mike Stern, Richard Bona, etc.
El género se asentó de forma sólida, hasta el punto de que en la mayor parte del jazz moderno, es decir, del jazz contemporáneo que no sigue la línea principal del bop (mainstream), es posible reconocer elementos del mismo. Gary Burton se refería a ello cuando indicó que "más que influencia del rock sobre el jazz, es que ambos tenemos las mismas raíces".[14]
Jazz-funk es un subgénero del jazz caracterizado por un fuerte back beat o groove, por la utilización de sonidos eléctricos, y con frecuencia por la presencia de los primeros sintetizadores analógicos.[15] La mezcla de funk, soul y música R&B con estilos de jazz, tuvo como consecuencia la creación de un género cuyo espectro es bastante amplio, que varía desde lo que es pura improvisación de jazz, hasta ejemplos mucho más apegados al soul, el funk o la música disco, con arreglos, riffs y solos jazzeros.[16]