DonFrancisco Javier del Granado y Granado (Cochabamba, 27 de febrero de 1913 –Ídem, 15 de mayo de 1996), fue poeta laureado e hijo predilecto de Bolivia.
Biografía
Simbiosis entre el poeta y el entorno campestre de Arani
Nacido en el seno de una familia con notables precedentes literarios, pasó la mayoría de su juventud en la antigua hacienda colonial de sus ancestros, ubicada cerca de la localidad de Arani en el departamento de Cochabamba, Colpa-Ciaco, que en el siglo XVI fue un convento agustino. Centro geográfico del país y epicentro del acontecimiento político y social más importante del siglo XX en Bolivia, Arani regaló al poeta no sólo una guarida física, sino también la materia de su trabajo y sus reflexiones, que él aceptó con devoción y nunca dejó de agradecer. Disfrutaba enormemente con los olores y sabores que le ofrecía el campo, y el contacto con la naturaleza y la vida campestre tuvieron mucha influencia en sus obras, que combinan la ambientación épica y crónica histórica con los temas rurales e indígenas, y un fuerte uso de idiomas autóctonos, principalmente el quechua (la lengua ancestral de los Incas). A raíz de la preocupación temática por el pueblo y el paisaje del terruño en que había nacido, así como por el cultivo de las formas métricas y la intensidad y brillo de sus sonetos y romances, su producción poética ha sido comparada con la obra del humanista mexicano Alfonso Reyes.[1]
Su fallecimiento fue marcado por tres días de duelo nacionales y su funeral un evento estatal. En su memoria, Bolivia ha dedicado una plaza y dos avenidas (una de ellas, la más extensa de la ciudad de La Paz) y develado un monumento en su honor.
Poeta de la Revolución boliviana
Profundamente convencido de los principios de la época,[2] supo combinar el nacionalismo revolucionario con el profundo catolicismo que lo guio toda la vida, destilando desde su aldea campesina en las cercanías de Arani condensaciones de la vida rural boliviana y su evolución en el tiempo. Su literatura tiene la función de relacionarse con el entorno de manera valiente, ser capaz de mirarlo todo una y otra vez, impulsar leyendas y mitos, buscar una grandeza y una identidad nacionales, destacar momentos fundantes y lugares de memoria que adquieren un significado especial como germen del espíritu de un pueblo que sentaba las bases de una postergada modernización, para armar a partir de ella un mundo que pueda cobijarlo a él y a los suyos.
En forma conjunta con Víctor Paz Estenssoro y otras figuras, en 1942 del Granado fue uno de los fundadores del Movimiento Nacionalista Revolucionario, partido que de una u otra manera ha llenado gran parte de la historia de Bolivia. Al propulsar la Revolución boliviana de 1952, el MNR nacionalizó las minas de estaño, decretó la reforma agraria e instauró el voto universal. Cuando era candidato a diputado por el MNR, se retiró de la militancia política después de un intento de asesinato en su contra en plena campaña electoral, cruento episodio que sirvió para confirmar su vocación de escritor y lo impulsó a dedicarse en exclusiva a la creación literaria y su amor por las letras.