La comunidad de chilenos de origen palestino, que según cifras estimativas suma alrededor de 500 000 personas,[1] es la mayor comunidad de la diáspora palestina del mundo fuera de Oriente Medio.[2] Como en otros países de América latina, a los árabes (y, en consecuencia, a los palestinos) de Chile se les llama tradicionalmente “turcos”, dado que su nacionalidad era otomana en el momento de su inmigración, que era sinónimo de turca.[2]
De todos los ciudadanos chilenos de origen árabe, los palestinos forman el grupo más grande y la colonia más numerosa de procedencia asiática en el país. El 95% de los palestinos que emigraron a Chile durante finales del siglo XIX y comienzos del XX eran cristianos,[2] y la mayor parte de ellos puede remontar sus orígenes a 3 localidades: Belén, Beit Yala y Beit Sahur, además de Jerusalén, Yaffa, Beit Safafa, Taibe, Yenín, Al Jalil, entre otras.[2]
Los llegados venían principalmente de un conjunto de tres pueblos predominantemente cristianos que hoy forman parte de la Gobernación de Belén: Beit Yala, Belén y Beit Sahur.[2] Los primeros inmigrantes palestinos llegaron a Chile con documentación otomana, lo que hizo que se les aplicara el término despectivo "turcos", que perduró y se siguió aplicando a los llegados después de 1918, ya con un pasaporte británico emitido por las autoridades del Mandato británico de Palestina.[2] La religión cristiana y un clima, una flora y una fauna similar al de Palestina hicieron más fácil el proceso de asimilación de los recién llegados.[2][3] Ya en 1917, la comunidad palestina en Chile construyó la iglesia ortodoxa de San Jorge en el barrio de Recoleta.[3] Poco a poco, la cada vez más dramática situación en Palestina y la condición crecientemente acomodada de la diáspora palestina en Chile hicieron que numerosas familias tendiesen a reunificarse en este último país.[3] De hecho, hay más cristianos palestinos en Chile que en la propia Palestina histórica.[3]
Los comienzos de la integración árabe en Chile fueron bastante difíciles, ya que se vieron afectados por la xenofobia de ciertos sectores que los consideraban inmigrantes de segunda clase, que se desempeñaban en una actividad económica despreciada por la aristocracia chilena: el comercio ambulante.[2] Los palestinos en Chile, a pesar de sus diferencias culturales con la sociedad chilena, lograron compenetrarse y formar parte importante de la clase media, convirtiendo sus negocios ambulantes en establecimientos fijos y, posteriormente, llegando a controlar la industria textil y las empresas de la construcción.[2] Apellidos como Hirmas, Said, Yarur y Samur pasaron a dominar el negocio textil en Chile.[3] En 1920, algunos miembros de la comunidad palestina en Chile crearon el Club Deportivo Palestino, un equipo de fútbol que ha ganado dos ligas y dos copas y que en los últimos años se ha asentado en la primera división chilena. En sus inicios, el club contaba solamente con jugadores de origen palestino.[2]
Durante sus primeros años en América, esta comunidad optó por matrimoniosendogámicos, ya que había un ambiente hostil hacia ellos. Sin embargo, esta situación cambió con el paso de los años, una vez se extendió la prosperidad entre los miembros del colectivo y mejoró su integración social. Por ejemplo, en 1970, el 70 % de las bodas ya se producía con gente exterior a la comunidad.[2] Durante los años 40 se habían conseguido las primeras representaciones políticas y ya en los años 60, el nombre de algunas familias de origen palestino, como los Yarur y los Sumar, llegó a ser conocido como sinónimo de riqueza.[3] La segunda mitad del siglo XX llevó consigo nuevas olas de inmigración palestina hacia Chile, causadas por los distintos eventos que convulsionaron Oriente Próximo, como la Guerra de los Seis Días en 1967 (que llevó consigo la ocupación israelí de la zona de Belén de donde esta comunidad es originaria), la Primera Intifada entre 1987 y 1993 o la Segunda Intifada entre el año 2000 y el 2005.[3] Ante la competencia textil que supuso la emergencia de la economía china en los años ochenta y noventa, la comunidad palestina diversificó sus negocios a los ámbitos financiero, inmobiliario, agrícola, viñatero, alimentario y a los medios de comunicación.[3] Entre las empresas chileno-palestinas más importantes destacan la cadena de centros comerciales Parque Arauco, propiedad de la familia Said, y el Banco de Crédito e Inversiones, fundado en 1937 por Juan Yarur Lolas.[3]
En 2013, el alcalde de la ciudad palestina de Beit Jala visitó Chile y afirmó que unos 400.000 chilenos de origen palestino podían trazar su origen en esta pequeña ciudad cisjordana,[3] que en 2007 rondaba los 12.000 habitantes. Algunos de los miembros de la comunidad palestina en Chile controlan a día de hoy una parte importante del sistema bancario chileno e incluso cuentan con algunas de las fortunas más grandes del país.[2] En torno al 10% de los diputados del Congreso Nacional de Chile son de origen palestino.[2] Esto se ha reflejado últimamente en numerosas medidas adoptadas por las autoridades chilenas, como la prohibición por parte del Congreso de Chile de los productos provenientes de asentamientos israelíes, la declaración de Valdivia como "zona libre del apartheid israelí" o la ruptura de relaciones con universidades israelíes de las facultades de Medicina, Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.[5] Hay un dicho local que afirma que hasta en el más pequeño pueblo de Chile se encontrará un cura, un policía y un palestino.[2]
En 2021, cuando se cumplió una década del reconocimiento de Chile al Estado de Palestina, la comunidad palestina en Chile hizo un balance negativo de la situación y exigió al gobierno chileno que adoptara medidas concretas para presionar a Israel a respetar los derechos humanos y las resoluciones de la ONU.[6]
En 2023, cuando estalló una nueva escalada de violencia entre Israel y Gaza, que dejó cientos de muertos y miles de heridos, la comunidad palestina en Chile se movilizó masivamente para condenar la agresión israelí y pedir el cese al fuego.[7]
La primera organización de palestinos de Chile se creó al alero de la fe cristiana ortodoxa, con la construcción en 1917 de la Catedral Ortodoxa de San Jorge en el barrio Patronato de Santiago de Chile. Aún hoy en día este sector se caracteriza por su gran actividad comercial por su alto porcentaje de palestinos.
Psicólogos por Palestina. Agrupación de psicólogos voluntarios sin fines de lucro que atiende de manera gratuita a migrantes Palestinos dentro de Chile.