Victorio Macho Rogado (Palencia, 23 de diciembre de 1887-Toledo, 13 de julio de 1966) fue un escultor español, considerado uno de los precursores de la escultura contemporánea española.[1]
Biografía
Nació en la calle Colón de la ciudad de Palencia en 1887, en el seno de una familia humilde. Su padre era ebanista.[2] Visto el interés que despertaba el mundo del arte en el joven, sus progenitores decidieron matricularle en la escuela de Bellas Artes y Oficios de Santander, donde aprendió a esculpir.
Salió de España durante la dictadura de Primo de Rivera y se instaló en Hendaya, Francia; esculpió a Unamuno y a Ramón y Cajal. En 1936 fue nombrado académico por uno de los centros donde se formó, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Salió de Madrid a Valencia al estallar la guerra civil española, junto al Gobierno de la República. El desenlace de la guerra civil lo llevó a trece años de exilio en Francia, la URSS y luego en América. Tras residir seis meses en Colombia, inició una prolongada estancia en Lima, donde se casó en 1951 en segundas nupcias con Zoila Barrós Conti.[2] Regresó a España en 1952, instalando su casa y taller en Toledo, en el mismo edificio que desde 1967 es la Casa-Museo Victorio Macho (llamado también Roca Tarpeya), creado para albergar su legado, que fue donado tras su muerte al Estado español encomendando su gestión a la Fundación Victorio Macho, actualmente fusionada con la Real Fundación de Toledo, gestora de ese legado testamentario donado a España.
En 1964 fue nombrado caballero gran cruz de la Orden de Isabel la Católica.[6] Dos años después, en 1966, murió en Toledo, víctima de una silicosis que le había sido diagnosticada en 1952. Sus restos fueron trasladados a Palencia, siguiendo su última voluntad, y enterrados bajo la ermita que se encuentra a los pies del Cristo del Otero, una de sus grandes obras.
El 13 de julio de 2017, día del aniversario de la muerte del artista, se inauguró un monumento en su honor en su ciudad natal, Palencia, emplazado en la calle Mayor. El monumento, realizado por el escultor palentino Luis Alonso Muñoz,[7] consiste en un grupo escultórico broncíneo sobre un pedestal que representa al escultor modelando el Cristo del Otero.
1937 - Monumento ecuestre a Sebastián de Belalcázar, en el Morro de Tulcán. Popayán, Colombia, elaborada con motivo del IV centenario de fundación de la ciudad.