Tras una serie de fracasos, Friedkin quiso redimirse haciendo esta película con bajo presupuesto, contratando para ello a muchos actores desconocidos.[6]
Una vez arreglado, se hizo el rodaje en localizaciones diversas de Los Ángeles, haciendo especial hincapié en zonas peligrosas infestadas de bandas de delincuentes. Como Friedkin ya tenía experiencia en rodar en lugares así, se pudo trabajar allí sin problemas.[6]
Recepción
La película obtiene positiva recepción en los portales de información cinematográfica. La revista Cinemanía la califica como una de las películas más infravaloradas de los años 1980.[3]
"¿Creías que todo el cine ochentero de acción policíaca cabía en Arma letal, Límite 48 horas y La jungla de cristal?. Piénsatelo mejor: el director de El Exorcista entregó con este filme una de las mejores obras de una carrera llena de bandazos, con un detective protagonista (William Petersen) tan antipático como el Gene Hackman de Contra el imperio de la droga, pero con pelazo, un villano (otra vez Willem Dafoe) que impone mucho respeto y un guión de esos que no perdonan ni las sorpresas, ni los tiroteos, ni las venganzas asesinas."
En IMDb con 27.560 valoraciones, obtiene una puntuación de 7,3 sobre 10.[7] En FilmAffinity, con 1.892 valoraciones, obtiene una puntuación de 6,5 sobre 10.[8] En Rotten Tomatoes obtiene una puntuación de "fresco" para el 91% entre 33 críticos profesionales y del 78% de la audiencia con 10.502 valoraciones.[9]
"La película no trata solo sobre policías y ladrones, sino sobre dos sistemas de hacer negocios, y cómo uno de los sistemas encuentra la manera de cambiarse para derrotar al otro."