Tom Avery es un reconocido oftalmólogo de California que un día recibe una llamada informándole de la muerte de su hijo, Daniel, en los Pirineos. Tom viaja a Europa para hacer todos los preparativos propios de una defunción pero, durante su estancia, descubre que Daniel estaba haciendo el Camino de Santiago y no pudo pasar de la primera etapa. Tom decide entonces ayudar a su difunto hijo a terminar el Camino de Santiago, llevando sus cenizas en una caja.[3]