Los satélites de observación de la tierra, se dividen, según su órbita, en satélites de órbita baja (LEO) y satélites de órbita geoestacionaria (GEO).
Los LEOs varían en un rango de típicamente, 200 a 1200 km sobre la superficie terrestre, lo que significa que poseen periodos comprendidos entre 90 minutos y 5 horas y por lo tanto son excelentes candidatos para realizar exploraciones exhaustivas de la superficie terrestre(detección de incendios, determinación de la biomasa, estudio de la capa de ozono, etc.). Ej.: TRMM
los GEOs tienen una órbita fija a 35875 km de distancia, en órbita ecuatorial (lo que significa que quedan en dirección sur para los habitantes del hemisferio norte, en dirección norte para los habitantes del hemisferio sur, y justo encima de los habitantes del ecuador). Además, por las características de la órbita geoestacionaria, siempre permanecen fijos en el mismo punto. Son excelentes para estudios de meteorología (Meteosat).
Los instrumentos de observación dependen del objeto del estudio; variando desde observación en el espectro visible, las microondas, etc.
La mayoría de satélites se limitan a instrumentos pasivos, esto es, a recoger la radiación ya presente, principalmente en el espectro visible. Dichos satélites van equipados con lentes similares a las de un telescopio terrestre, una cámara CCD, etc.
Elaboración de mapas cartográficos, evaluaciones de los suelos agrícolas, cosechas y producción agrícola, evaluar los recursos hídricos y las zonas en peligro de desertificación, facilitar la planificación urbana y obtención de información sismológica para la prevención de desastres.
↑ Actualmente hay varios satélites de la serie SPOT en funcionamiento. Su uso está orientado a cartografía, defensa, agricultura, estudio de la deforestación, geología...