Rosario Alicia Castellanos Figueroa (Ciudad de México; 25 de mayo de 1925-Tel Aviv, Israel; 7 de agosto de 1974), conocida como Rosario Castellanos, fue una escritora, periodista y diplomática mexicana, considerada una de las literatas mexicanas más importantes del siglo XX. Fue embajadora de México en Israel hasta su fallecimiento en 1974.[1] También es considerada como una de las pioneras del feminismo mexicano.
Biografía
Rosario Castellanos nació el 25 de mayo de 1925 en la Ciudad de México; sin embargo, sus padres la trasladaron inmediatamente a Comitán de Domínguez en Chiapas, al sur de México, donde vivió toda su infancia y adolescencia. Sus padres fueron Adriana Figueroa y su esposo César Castellanos, quienes conformaron una familia conservadora o familia típica de aquella época, su padre trabajaba mientras su madre era ama de casa, además tenían una notable y clara preferencia por su hijo Benjamín, esto solo por ser varón, tal preferencia se mantuvo incluso tras la muerte del niño a los siete años en 1933, Castellanos se sintió culpable por ser ella quien seguía con vida y no su hermano, fue criada por su nana Rufina, la cual la acercó a la realidad indígena. Rosario Castellanos creció en la hacienda de su familia en Comitán de Domínguez, en la meseta comiteca, en Chiapas. A la edad de siete años, su hermano menor Mario murió de apendicitis, y sus padres murieron en 1948. Ella se quedó huérfana y con medios financieros limitados. Sintió una necesidad urgente para la autoexpresión y pronto se convirtió en la primera mujer escritora de Chiapas.[2]
De 1958 a 1961 redacta textos escolares en el Instituto Nacional indigenista de México. Se casó con el profesor de filosofía Ricardo Guerra Tejada, en 1958, con quien en 1961 tuvo un hijo, Gabriel Guerra Castellanos, politólogo egresado de la Universidad Libre de Berlín Occidental, después de dos abortos involuntarios y de la muerte de una hija recién nacida.[4] Se divorció después de trece años de matrimonio, tras sufrir depresión e infidelidades de su marido.[5] Dedicó una extensísima parte de su obra y de sus energías a la defensa de los derechos de las mujeres, labor por la que es recordada como uno de los símbolos del feminismo latinoamericano.[6][7][8]
Fue nombrada por la Secretaría de Relaciones Exteriores en 1971 bajo el período presidencial de Luis Echeverría Álvarez, embajadora en Israel. Después de su gran trayectoria, falleció en Tel Aviv, el 7 de agosto de 1974, a los 49 años, a consecuencia de una descarga eléctrica, provocada por una lámpara cuando acudía a contestar el teléfono, al salir de bañarse. Al haber sido un personaje sobresaliente se le reconoció colocando sus restos en la Rotonda de las Personas Ilustres desde el 9 de agosto de 1974.[10] Asimismo, entre sus varios trabajos expresó su sentir hacia la muerte en diversas ocasiones, una de ellas fue en el poema "Encargo" perteneciente al poemario Materia Memorable, editado en 1969, el cual expresa lo siguiente:
"Cuando yo muera dadme la muerte que me falta y no me recordéis.
No repitáis mi nombre hasta que el aire sea transparente otra vez.
Su obra trata de temas políticos, ya que concebía al mundo como "lugar de lucha en el que uno está comprometido", como lo expresó en su poemario Lívida luz. Consideraba la poesía "un intento de llegar a la raíz de los objetos". Cada tema lo trataba ligado con lo cotidiano y con el interés por el papel de la mujer en la sociedad y por la crítica del enfoque sexista, ejemplificado por su cuento "Lección de cocina": cocinar, callarse y obedecer al marido. Su obra de teatro El eterno femenino (1975) se apuntala sobre principios feministas. Según un artículo de Mercedes Serna, a través de la obra "Castellanos hará un recorrido irónico y jocoso por la historia de la mujer en México, a través de una serie de personajes femeninos".[12]
Sus propios sentimientos se reflejan en sus escritos: en el cuento "Primera revelación", describe su experiencia como niña discriminada frente a su hermano; el poema en prosa "Lamentación de Dido" se inspira en el desamor de su amor de muchos años, Ricardo Guerra; la novela Rito de iniciación, también de connotaciones autobiográficas, se enfoca en los conflictos de una mujer dedicada a los estudios para escapar de los prejuiciosconservadores de la provincia y enfrentar la competencia profesional en la ciudad. Esta obra se publicó sólo de manera póstuma.[13]
Muchas de sus obras llaman la atención sobre la diferencia entre dos grupos, principalmente entre hombres y mujeres,[14] pero también entre los blancos y los indios.[15] Castellanos usa el matrimonio para permitir que los personajes femeninos participen en el diálogo, siendo que, hasta entonces, las mujeres no se habían incluido en los diálogos. Se utiliza el lenguaje como instrumento de poder y dominación: sin voz, las mujeres pueden ser dominadas por los hombres. Las mujeres eran objeto de conveniencia y estaban dominadas por los hombres, y Castellanos muestra cómo el matrimonio era una forma de demostrar la dependencia de la mujer y la falta de identidad.[14] En un análisis de su última obra, Álbum de familia, un crítico afirma que el libro se encarga de “señalar y discutir la presencia continua de la alienación como una preocupación central”, y resalta la “tendencia de Castellanos al optimismo”.[cita requerida]
En su ensayoLa novela mexicana contemporánea y su valor testimonial, Castellanos comenta que las obras indígenas hablan de “la objetividad del tratamiento y la individualidad del personaje”,[16] y, aunque es extraño para la sociedad "blanca," sigue siendo importante para la historia y narrativa de México. Castellanos reconoce su privilegio como una mujer blanca, que es moderno a mediados del siglo veinte. También, habla de la importancia de la novela mexicana, y la describe como "una aspiración al conocimiento lúcido".[17]
Esta novela, publicada en 1957, está dividida en tres partes que (como dice Véronique Landry) "convergen en la historia de una niña de siete años de clase social alta, hija de un hacendado mexicano de la región de Chiapas".[18] Añade que, con los "numerosos cambios sociales" y políticos emitidos por el gobierno, esta niña sin nombre está en la "búsqueda de una identidad".[18] "Esta identidad", que ella busca, "gira en torno a un mundo lleno de opresión y [...] segregación racial, social y sexual".[18] Balún Canán está escrito, afirma, desde el punto de vista del "discurso autobiográfico" durante el sexenio del presidente Lázaro Cárdenas del Río.[19] El problema aquí es el conflicto entre los indígenas y los blancos. Los indígenas afirman que los ladinos injustamente les quitaron sus tierras y su lengua. “La política agraria cardenista imaginaba un país en el que el ejido se constituía como un ‘régimen social’ capaz de ‘liberar al trabajador del campo de la explotación y del trabajo a jornal’ y ‘proveer la alimentación del país’. [...] no sólo se trató de un reparto masivo de tierra sino de un cambio de perfil del régimen agrario en México: se desestructuró el antiguo régimen rural centrado en el latifundio y se minó el poder político y económico de los terratenientes”. (INEHRM, 2020). El problema aquí es el conflicto entre los indígenas y los blancos. La tensión entre las dos partes opuestas en Balún Canán culmina cuando los rebeldes y su líder Felipe entran en la casa de los Argüellos exigiendo que el dueño cumpla la ley y abra la escuela.
Es así que César, el propietario, bien enterado de las perturbaciones políticas y la dinámica social del momento actual, decide de mala gana otorgar ciertos derechos a los indios, cómo traer el maestro para la escuela y aumentar los sueldos, mientras que su esposa Zoraida se opone resueltamente a la nueva ley:
“¡ –Mi hijo opina que la ley es razonable y necesaria; que Cárdenas es un presidente justo. [...]
– ¿Justo? ¿Cuándo pisotea nuestros predios, cuando nos arrebata nuestras propiedades? Y para dárselas ¿a quiénes?, a los indios. Es que no los conoce; es que nunca se ha acercado a ellos ni ha sentido cómo apestan a suciedad y a trago. Es que nunca les ha hecho un favor para que le devolvieran ingratitud. No les ha encargado una tarca para que mida su haraganería. ¡Y son tan hipócritas, y tan solapados y tan falsos!” [20]
El trapiche permanecía allí, mudo, quieto como un ídolo, mirando crecer a su alrededor la caña que trituraría entre sus mandíbulas." (Balún Canán, 194).
Además, está el problema del silencio de las mujeres en esta novela.[3] La novela presenta varios niveles de jerarquía social basada en el poder y género. El patrón está en la posición superior, su heredero (el hijo varón) debajo de él, seguido por la mujer y la familia. En la parte inferior de la escala están los mestizos, los indios (peones y servidumbre), y en la posición aún más baja sus mujeres sistemáticamente degradadas.[21]
En este libro de relatos, publicados en 1960, Castellanos se centra en las diferencias entre los dos grupos distintos, sobre todo entre el blanco y el indio y el hombre y la mujer. Dice la críticaMary Gómez Parham: “instrumentos de esta alienación incluyen códigos severos de cortesía, el machismo y otras formas de estereotipos sexuales, la codicia y, sobre todo, las barreras lingüísticas”.[22] La comunicación sigue siendo un tema importante en la alienación y la obra de Castellanos, y Ciudad Real se enfrenta a la tensión entre los nativos y los blancos, ya que no comparten un lenguaje común y no se tienen confianza. Los mismos temas siguen apareciendo, como un hombre misógino (que asegura que una mujer "echó a perder a su hijo"), en “El advenimiento del águila” y personas solitarias o marginadas.
Sin embargo, la última historia de la novela es un poco diferente. El personaje principal, Arthur, tiene conocimiento de la lengua española, así como el idioma indígena, y entonces es capaz de romper algunas de las barreras que se observan entre los diferentes grupos a lo largo de la novela. Al final, se conecta con la naturaleza (un acontecimiento raro en las obras de Castellanos), y consigue la paz consigo mismo y con el mundo. Es el único cuento dentro de la novela, con un “final feliz”.[15]
Esta obra, publicada en el año 1962, novela el levantamiento que se produjo en el estado de Chiapas entre 1867 y 1870 llamado Guerra de Castas, Rebelión Chamula o Revolución mesiánica de los tsotsiles, la cual culminó con la crucifixión de un indio que se convertiría en el Jesucristo de los indios. “Ahora nosotros también tenemos un Cristo. No ha nacido en vano ni ha agonizado ni ha muerto en vano. Su nacimiento, su agonía y su muerte sirven para nivelar al tzotzil, al chamula, al indio, con el ladino.” (Castellanos 2009: 419).
Otras
Dedicado a su producción cuentística, Álbum de familia, el segundo tomo de sus obras completas incluye, además de sus tres cuentarios, los relatos inéditos ""Crónica de un suceso inconfirmable", "Primera revelación" y "Tres nudos en la red". En un análisis del texto hecho por Mary Gómez Parham, comenta que "nuevos elementos como la homosexualidad y el feminismo-como-política aparecen [...] para explorar nuevas formas de lidiar con el viejo problema de la alienación".[23]
El Centro Cultural Rosario Castellanos y la Biblioteca Pública Regional Rosario Castellanos en Comitán, Chiapas, además del Festival Internacional de las Culturas y las Artes Rosario Castellanos.
El 23 de marzo de 2021, el Pleno del Senado de la República creó el Premio al Mérito Literario "Rosario Castellanos"[25] , dirigido a escritoras y escritores de amplia trayectoria literaria en los géneros de narrativa, dramaturgia, poesía o ensayo con obra escrita en español o en cualquiera de las lenguas originarias de Latinoamérica. El premio consiste en un busto de bronce con la efigie de Castellanos y $200,000 pesos[26].
El uso de la palabra, México: Excélsior, 1994, OCLC499122117.
Mujer de palabras. Artículos rescatados de Rosario Castellanos, México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2004, ISBN9789703503049. Tres volúmenes.
Teatro
Tablero de damas, pieza en un acto, México: América, revista antológica, 1952, OCLC18932199.
El eterno femenino: Farsa, México: Fondo de Cultura Económica, 1975, ISBN9789681609658.
Epistolario
Cartas a Ricardo, México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1994, ISBN9789682965654.
Cartas encontradas (1966-1974), con Raúl Ortiz y Ortiz, México: Fondo de Cultura Económica, 2022.
En la telenovela chilena Pacto de sangre se inaugura el tercer acto con un epígrafe que cita los siguientes versos de la autora: "Heme aquí, ya al final/ y todavía no sé qué cara/ le daré a la muerte".
En la telenovela mexicana Clase 406, la escuela preparatoria donde se desarrolla la historia lleva su nombre.
↑Castellanos, Rosario (1969). Materia Memorable. México: Universidad Nacional Autónoma de México (Poemas y Ensayos) / Dirección General de Difusión Cultural [UNAM].
↑Serna, Mercedes. "Rosario Castellanos y el eterno femenino." Anagnórisis. Revista de Investigación Teatral, 9 (2014): 40-52. Web.
↑"Instruments of this alienation include severe codes of courtesy, machismo and other forms of sex-role stereotyping, greed and above all, language barriers." (Gómez Parham, 1989, p. 22)
↑"New elements such as homosexuality and feminism-as-politics appear [...] explore new ways of dealing with the old problem of alienation." (Gómez Parham, 1988, p. 3)
Anon (2004). «Literatura escrita por mujeres». En Pereira, Armando, ed. Diccionario de literatura mexicana: siglo XX. México: UNAM. pp. ???-???. ISBN9789703217601.