La República Árabe Unida (en árabe: ﺍﻟﺠﻤﻬﻮﺭﻳﺔ ﺍﻟﻌﺮﺑﻴﺔ ﺍﻟﻤﺘﺤﺪﺓ, romanizado: al-Jumhūriyyah al-'Arabīyah al-Muttaḥidah) fue el Estado que nació de la unión entre Egipto y Siria entre 1958 y 1961. Con posterioridad, fue el nombre oficial que recibió el Estado egipcio, ya en solitario, hasta 1971.
La unión tuvo lugar a petición del gobierno sirio en 1958, pero, pasados tres años, en 1961, se deshizo tras un golpe de Estado por parte del estamento militar sirio. La unión se alcanzó, principalmente, como consecuencia del claro liderazgo del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser y su voluntad de crear una gran unión entre todos los países árabes, en el contexto del panarabismo emergente. De hecho, una breve confederación entre la República Árabe Unida y el Reino Mutawakkilita de Yemen dio lugar a los Estados Árabes Unidos, que desaparecieron a la par que la unión formada entre Egipto y Siria.
Símbolos nacionales
La bandera de la RAU estaba inspirada en la Bandera Árabe de Liberación de la Revolución egipcia de 1952, con dos estrellas en la parte central blanca, que representan los Estados de la RAU, Egipto y Siria. Conviene señalar que desde 1980 la bandera de la RAU ha sido la bandera oficial de Siria.
En el mismo contexto simbólico, Irak adoptó en 1963 la misma bandera pero con tres estrellas en la parte central como expreso deseo de formar parte de la ya, por entonces, extinta RAU.
En la actualidad, las banderas de Egipto, Sudán y Yemen, están inspiradas en la Bandera de Liberación, con banda tricolor en rojo, blanco y negro. El origen egipcio de los colores sería el siguiente: el rojo representaría la propia revolución de 1952 y el negro el periodo de opresión colonial británica.
El emblema de la RAU era el Águila de Saladino, sobresaltado en el centro, un escudo con los colores de la bandera de la República. Por último, el águila agarraba una cinta con la inscripción en árabe de la República Árabe Unida (ﺍﻟﺠﻤﻬﻮﺭﻳﺔ ﺍﻟﻌﺮﺑﻴﺔ ﺍﻟﻤﺘﺤﺪﺓ).
Datos geográficos
Los datos de la RAU, en sus tres años de existencia, arrojan una cifra poblacional de 32.203.000 habitantes. Su extensión geográfica se calculó en 1.186.630 km², algo superior al Egipto actual, y su PIB rondaba los 23.000 millones de dólares (el año 1961).
La falta de financiación para construir la presa de Asuán, condujo a la decisión de nacionalizar el canal de Suez el 26 de julio de 1956 y, tras unos meses, a la guerra del Sinaí (también llamada guerra o crisis de Suez). La guerra enfrentó durante nueve días, desde el 29 de octubre al 7 de noviembre de 1956, a una coalición formada por Reino Unido, Francia e Israel contra Egipto. Esta coalición ocupó la totalidad de la península del Sinaí.
La respuesta del presidente Nasser fue inutilizar el canal hundiendo unos 40 barcos mercantes. En el contexto de la Guerra Fría, tanto Estados Unidos como la URSS , que rechazan la actuación de la coalición, someten este asunto al Consejo de Seguridad de la ONU. Este organismo decidió[2] que las potencias extranjeras debían abandonar territorio egipcio, quedando libre la península.
Tras la resolución, en marzo de 1957, los israelíes evacuaron completamente la península del Sinaí y Egipto recuperó su integridad territorial.
En enero de 1957, el presidente estadounidense Eisenhower, había expuesto en el Congreso la doctrina con respecto los países árabes. La línea maestra de la misma será el ocupar el papel de poder e influencia que previamente tenían en la zona Reino Unido y Francia. Sin embargo, Nasser está plenamente decidido a no permitir que ninguna potencia imperialista, ya sea occidental o soviética, ocupe los territorios árabes y eso no solo se restringe a las fronteras egipcias. Nasser[3] siente que debe aprovechar el triunfo moral obtenido frente a Reino Unido, Francia e Israel, y se erige como líder de una realidad geográfica que contempla pueblos con una misma cultura, lengua, religión y pasado común.
Tras la crisis de Suez, el compromiso de Nasser con la revolución árabe en la década posterior pasará por dos fases. La primera se conocerá como la del nacionalismo árabe, desde 1957 a 1961. Y la segunda, como fase del socialismo árabe, desde 1961 a 1967. Diversos autores destacan en este punto que la actitud de Estados Unidos con respecto al nacionalismo árabe fue desacertada, siendo en exceso simplista y asimilándola a la órbita de la Unión Soviética.
El presidente Nasser comprendió que la actitud norteamericana era aislacionista hacia Egipto. La pretensión estadounidense era posicionar al rey Saud de Arabia como líder de la corriente anticolonialista. Por ello, los Estados Unidos se aproximaron con fuerza tanto a Arabia Saudí como Jordania, haciendo que ambas dinastías regías también se aproximaran. En este complejo tablero, la URSS apoyó claramente la causa nacionalista tanto siria como egipcia, hasta que se unieron en la RAU. A partir de ese momento, la URSS solo apoyaría a los partidos comunistas de ambas naciones.
Antecedentes en Siria
Por el lado sirio, desde su independencia (17 de abril de 1946), sufrió una sucesión de golpes de Estado. De hecho, hasta 1954 los partidos de izquierda no cobraron un cierto protagonismo político. El presidente Kouatly llegaría al poder tras la expulsión de Chouchakly. Al constituirse un Parlamento en Siria, tanto el Baaz como el Partido Comunista alcanzarían pleno protagonismo y desde ese momento, será una marcada línea política el intento de unión con Egipto.
Conviene resaltar que Siria fue, posiblemente, la potencia árabe más perjudicada tras la guerra árabe-israelí de 1948. Por este motivo sufrirá un constante aislamiento político. Por otro lado, tras el Pacto de Bagdad, los países que rodean a Siria (Líbano y Jordania) apoyarán claramente a Occidente, aumentando así el aislamiento sirio. El nivel de radicalización de la izquierda siria irá en aumento, y su aproximación a la URSS es cada vez más clara, recibiendo ayuda económica, técnica y militar soviética.
El panorama geopolítico no era muy halagüeño para Egipto y Siria, que se vieron paulatinamente más aislados. De forma clara, el 3 de enero de 1957, el gobierno sirio pronuncia su total empeño por unirse con Egipto. De hecho, ante la amenazante presencia de fuerzas armadas estadounidenses en Turquía, el presidente sirio Kouatly, solicitó apoyo a su homólogo egipcio. Nasser aceptó, principalmente, por no perder protagonismo y evitar así un apoyo directo de la URSS a Siria.
El origen final de la unión entre sirios y egipcios tiene dos causas principales: las continuas presiones turcas y estadounidenses y el complot denunciado por las Fuerzas Armadas, que pretendía reponer en el poder a Chouchakly.
La unión nace con un problema por la diferencia estrutural entre las élites egipcias, configuradas de forma piramidal, con un grupo pequeño de oficiales en la cúspide y las elites sirias compuestas por varios grupos heterogéneos que compiten entre si.[4]
Creación de la RAU
Ante la presión de los países vecinos, apoyados por Estados Unidos, el 28 de enero de 1958, el presidente sirio Kouatly se traslada junto con su gobierno a El Cairo. La propuesta siria para el presidente Nasser es una unión entre ambos países bajo el liderazgo del propio Nasser.
A los tres días de la llegada de la comitiva, el 31 de enero de 1958 nacerá la República Árabe Unida. A pesar de que pudiera ser un mero trámite de cara a la opinión internacional, la unión de ambos países fue sometida a referéndum. El 21 de febrero de 1958 este referéndum se realizaría junto a un plebiscito simultáneo en Egipto. La consulta tenía dos preguntas:
La Formación de la RAU: que fue aprobada por el 100% de los votantes (1.312.998 ), obteniendo solo 139 en contra.
Gamal Abdel Nasser como presidente: que fue aprobado por el 100% de los votantes, obteniendo solo 190 en contra.
La nueva República Árabe es una realidad y el entusiasmo de la población alcanza cotas inéditas. Siria se siente satisfecha a pesar de haber renunciado a su autonomía, con ello el gran Estado árabe del siglo XX parece ser un hecho. Como consecuencia de esta ola de entusiasmo, en marzo de ese mismo año, el Yemen dirigido por el Imam Ahmed llegará a un acuerdo federal con la RAU, naciendo así los Estados Árabes Unidos.
Existencia
En el mismo momento que nace la RAU, en el tablero regional los países se posicionan a su favor o contra la influencia o proximidad a los dos grandes bloques del momento, Estados Unidos y la URSS. Una consecuencia inmediata será la Unión Árabe, que será creada al unirse Irak y Jordania. Sus dirigentes, Hussein y Feisal (emparentados genealógicamente, son primos) decidirán unirse ante la amenaza antimonárquica que supone Nasser. Sin embargo, ese mismo verano, una sublevación militar puso fin a la monarquía en Bagdad, proclamándose la República y que reconoció a la RAU. Paradójicamente, Kassem (oficial artífice del fin de la monarquía) abandonará la Unión Árabe pero tampoco se unirá a la RAU.
En este contexto, Nasser puso su mirada sobre otras potencias que pudieran ser influenciadas para unirse a la gran unión árabe. A esperas de que Irak fuera decidiéndose, puso sus ojos sobre el Líbano. Este punto hizo que las potencias occidentales se pusieran a la defensiva ante lo que consideraban una gran amenaza y desmesurada expansión prosoviética. Por ello, fuerzas británicas desembarcarán en Ammam y fuerzas estadounidenses en el Líbano.
Las presiones que Nasser[5] recibía de la parte siria de su gobierno, para acelerar la entrada de Irak en la RAU, hizo que este influyera en un golpe de Estado en Mossul, contra Kassem. Esta maniobra le granjeo un importante distanciamiento de la URSS y una pérdida de liderazgo e influencia en Irak difícilmente recuperables.
Mientras que los problemas crecían en el entorno externo de la RAU, en la parte interna de la nueva república, comenzaban a surgir pugnas. La Asamblea Nacional creada se formaba por miembros de las dos Cámaras (egipcia y siria), y el motor de dicha unión era Nasser y su partido, el Partido de la Unión Nacional. Aquí surgirá el principal problema y la gran contradicción que dinamitaría la RAU: en Egipto el poder estaba en manos de las fuerzas armadas y los civiles ejercían un papel secundario; en Siria, por el contrario, los civiles del partido Baaz ostentaban el poder.
Colapso
En un principio, la URSS dio la bienvenida a la RAU. Por el contrario, el posible enlace con Irak ya no era de su agrado. De esa forma, sus apoyos externos menguaron notablemente, pero sería en la política interna donde empezaría a desvanecerse la RAU.[6]
Entre Egipto y Siria, como sucede entre otras naciones árabes, las diferencias lingüísticas, religiosas o culturales son inexistentes. Pero a pesar de ello, la intención de Nasser de perpetuarse en el poder, el miedo a la conspiración y la tendencia a formas totalitarias no eran bien vistos por el pueblo sirio.
La persistencia de Nasser por introducir un amplio cambio social y económico en Siria se centró en cambiar la estructura política. Esto se vio materializado cuando promulgó los decretos de nacionalización en 1961, sin tener en cuenta la posición del ministro de economía sirio. A continuación, llegaría la centralización del Gobierno de la RAU, en una tendencia cada vez más centralizadora. Este continuo esfuerzo por eliminar el regionalismo, acabaría por minar la paciencia siria.
El 28 de septiembre de 1961, el ejército sirio se hizo con el poder y provocó la salida de Siria de la RAU.[7]
Período posterior
Como se señaló anteriormente, el fin de la RAU supuso el cambio de periodo del nacionalismo árabe al socialismo árabe. Tras cinco días, el 3 de octubre, el presidente egipcio se dirigirá a su pueblo en estos términos:[4]
«Hemos cometido muchos errores y tenemos el valor de reconocerlos… Hemos pactado con los reaccionarios y hemos bloqueado la unión popular, abriendo las puertas a la reacción imperialista antiárabe».
Desde ese momento se trazaban las líneas del nuevo proyecto de república: «La revolución social deberá erradicar todas las secuelas del antiguo régimen y deberá seguir su curso sin que nadie la pueda detener; se formarán grupos de resistencia popular y se constituirá una guardia nacional de campesinos y obreros».
Entre los puntos del nuevo programa político, se destacaba:
Rechazo a la dictadura del proletariado.
Aceptación, como realidad viviente, del principio de lucha de clases; sin embargo, la paz entre las clases sociales era considerada elemento fundamental.
Proclamación de una «democracia sana», no de corte occidental, sino materializando las aspiraciones del pueblo árabe.
Con todo lo señalado, Egipto no aceptaría más la unión de ningún otro país, excepto si este estaba totalmente limpio de «reaccionarismo y feudalismo». A partir de aquí, la idea unionista desaparecerá para dejar paso a intentos de integración política más eficaces. De hecho, al caer Kaeem en 1963 y subir al poder el partido Baaz, se llegaría a una unión federal entre Egipto, Siria e Irak.
Durante su corta existencia, la RAU participó en los Juegos Olímpicos de Roma (1960) en los que, pese a su precariedad y situación económica que no posibilitó una buena preparación, consiguió una medalla de plata y dos de bronce.