Área controlada por la República Peruana Territorios reclamados y bajo influencia de la República Peruana, bajo control de la Confederación Perú-Boliviana Territorios reclamados por la República Peruana bajo control de la Confederación Perú-Boliviana
En conflicto tanto con el Ejército Confederado como el Ejército Unido Restaurador, la República Peruana tuvo una efímera existencia. En
posteriormente el 20 de octubre de 1838, orbegoso anuncio un nuevo entendimiento con Andrés de Santa Cruz; sin embargo Orbegoso es derrotado en el Combate de Portada de Guías por el Ejército Unido Restaurador el 21 de agosto de 1838, y el territorio pasó a ser presidido por Agustín Gamarra.[1]
Domingo Nieto se mantuvo fiel a la autoridad legal de Orbegoso, sin embargo, no se comprometió con el régimen confederado y se puso al servicio de la voluntad del pueblo. Finalmente, decidió alzarse contra Santa Cruz y proclamó la libertad del territorio del Estado Nor-Peruano como la República Peruana, el 30 de julio de 1838. Orbegoso, indeciso al principio, terminó por plegarse a dicha causa y lo propio hizo el general Juan Francisco Vidal.[1]
Habiéndose declarado la independencia de esta República, Orbegoso se proclamó presidente provisorio de la República Peruana y se refugió en Fortaleza del Real Felipe. Domingo Nieto, por otro lado hacía correrías por el norte con despachos de jefe supremo expedido por Orbegoso, compartiendo el cargo entre ambos.
Juan Vidal La Hoz, quien en 1836, con el grado de general de división había asumido la prefectura del departamento de Huaylas, se proclamó jefe supremo de Huaylas, respaldando la secesión del Perú de la Confederación Perú-Boliviana.
Guerra contra la Confederación y los Restauradores
Orbegoso encabezó junto con los detractores de la confederación una campaña militar contra Andrés de Santa Cruz y se mostraron inicialmente cercanos a la alianza peruana-chilena del Ejército Unido Restaurador. Sin embargo, los actos vandálicos cometidos por los chilenos en suelo norperuano y el poco interés que mostraron los generales chilenos por la alianza, llevaron a que la República Peruana del Norte declarara la guerra tanto a la confederación como a la alianza peruano-chileno.
Las fuerzas restauradoras avanzaron hacia Lima y se encontraron con las fuerzas de la República Peruana comandadas por Orbegoso, Nieto y Vidal en una portada de la ciudad (en el actual cruce de las avenidas Túpac Amaru y Caquetá). La diferencia numérica era abrumadora: unos 4.800 “restauradores” frente a unos 1.300 “orbegosistas”. La batalla de Portada de Guías, ocurrida el 21 de agosto de 1838, saldó con la victoria del ejército unido peruano-chileno, que procedió a ocupar la capital peruana, donde se realizaron actos de pillaje e incendio.[2]
Tras la derrota, las tropas de la República Peruana se dispersaron. Orbegoso y Nieto se refugiaron en Callao, partiendo este último al autoexilio. Vidal, herido, retornó a Huaylas.[3]
Fin del estado
Orbegoso se refugió en la fortaleza del Real Felipe del Callao. Desde allí calificó al ejército chileno como invasor y declaró que se proponía hacerle la guerra con el mismo empeño que al ejército de Santa Cruz, y que solo deseaba favorecer la reunión de un congreso que decidiese libremente la suerte del país. No obstante, se negó a tratar con Agustín Gamarra, cuando este le ofreció formalizar un compromiso para batir juntos a Santa Cruz.
Santa Cruz, haciendo gala de su típica astucia, convenció a Orbegoso para que lo apoyara, prometiéndole que reuniría el Congreso luego de arrojar a los invasores. Orbegoso lo creyó y anunció el 20 de octubre de 1838 su nuevo entendimiento con Santa Cruz.[4]
Viéndolo ya formalmente como parte del enemigo, los restauradores sitiaron la fortaleza. Orbegoso, sin real apoyo de Santa Cruz y los confederados, terminó refugiándose en un barco y partió al exilio a Guayaquil el 4 de diciembre de 1838. Con sus líderes refugiados o en el exilio, la República Peruana se disolvió. Días más tardes, la derrota definitiva de Santa Cruz en la batalla de Yungay dio fin a la guerra y selló la disolución de la Confederación. Esto llevó a la reintegración de los estados Norte y Sur del Perú en una única República, bajo el liderazgo de Agustín Gamarra.