Se trata de una criatura que es calmada e inofensiva hasta la aparición de tormentas, que es cuando se vuelve extremadamente agitado y brinca por entre los árboles. Si un árbol muestra las marcas de un relámpago, las personas dicen que las garras de Raiju lo han arañado. Según la tradición, la criatura gusta de esconderse en los ombligos humanos, pero, si se es miedoso, éste puede dormir en el vientre de la persona en el transcurso de las tempestades.