A finales de 1775 el siguiente arzobispo de Toledo, Francisco de Lorenzana, le nombró Abad Mayor de la Iglesia Magistral de Alcalá de Henares con el apoyo de Manuel de Roda y Arrieta, por entonces secretario de Gracia y Justicia, con el fin de cambiar la estructura y organización diseñada por el Cardenal Cisneros para la Universidad de Alcalá y su Colegio Mayor. El cargo de Abad de la Magistral conllevaba también el de Cancelario universitario y Juez académico y apostólico de la Universidad Complutense; pero, además, desde el 27 de junio de 1776 también asumió el cargo de Rector de dicha Universidad, lo que por primera vez en su historia se le confería a una misma persona un extraordinario poder, al convertirse en la máxima autoridad tanto en el ámbito eclesiástico como académico, incluidos sus aspectos económicos y jurídicos.[1]
Ante esta situación de poder absoluto se le acabaron enfrentando los colegios universitarios, por lo que en 1783 se trasladó a vivir a Madrid, y el 14 de abril de 1788 fue cesado como Visitador de la Universidad de Alcalá. Aunque mantuvo los cargos de Abad Mayor de la Iglesia Magistral y Cancelario de la Universidad hasta el día de su fallecimiento en Alcalá de Henares, donde fue enterrado el 2 de mayo de 1796.[2]
↑Marchamalo Sánchez A. La Magistral en la Ilustración. En: Chamorro Merino G (coordinador). Historia y Arquitectura de la Iglesia Magistral de Alcalá de Henares. Alcalá de Henares: Institución de Estudios Complutenses; 2016. p.165-91.