Luego Buber-Neumann fue apresada y enviada al campo de concentración de Ravensbrück. Debido a que había renunciado al comunismo como resultado de sus experiencias en la Unión Soviética, fue tratada como prisionera relativamente privilegiada, lo que le permitió sobrevivir cinco años en el campo. Trabajó en la Siemens en una planta adjunta al campo, y más tarde en el campo, para el secretario oficial de las SS-Oberaufseherin Langefeld Johanna. Sin embargo, junto con todos los demás presos, tuvo que soportar el hambre, el frío, las enfermedades, los bichos, los castigos corporales y los períodos de confinamiento solitario en la oscuridad total; padecimiento que habría sufrido ya mientras se hallaba confinada en Siberia. Fue liberada en abril de 1945.
Después de la Segunda Guerra Mundial Buber-Neumann pasó algunos años en Suecia, para regresar a Alemania en la década de 1950. En 1948 publicó Als Gefangene bei Stalin und Hitler ("Bajo dos dictadores: Prisionera de Stalin y Hitler"), un relato de sus años en los campos nazis y soviéticos, que despertó la hostilidad de los alemanes y los comunistas soviéticos.[1] En 1949, en París, declaró su apoyo a Víktor Krávchenko demandando a una revista relacionada con el Partido Comunista Francés por difamación tras ser acusado de inventarse su versión sobre los campos de trabajo soviéticos. Buber-Neumann corroboraba lo contado por Krávchenko con gran detalle, contribuyendo a su victoria en el caso.[2]
En 1957, Buber-Neumann publicó Von Potsdam nach Moskau: Stationen eines Irrweges (De Potsdam a Moscú: Estaciones de un camino equivocado). En 1963 publicó una biografía de su amiga en Ravensbrück, Milena Jesenská (Kafkas Freundin Milena).[3] En 1976 publicó La Llama extinta: los destinos de mi tiempo, en el que alegaba que el nazismo y el comunismo eran en la práctica lo mismo. Para entonces se había convertido en una política conservadora, uniéndose en 1975 a la Unión Demócrata Cristiana (CDU).