Manuel de Oraá fue el primer arquitecto titulado en Canarias por la Real Academia de San Fernando, y en 1853 el primer Arquitecto Provincial de Canarias, por decreto especial de la Reina Isabel II (R. O. de 8 de junio de 1853), cinco años antes de la institución del cargo en el resto del país. Con la creación de esta plaza de arquitecto provincial, Oraá desarrolla una ingente labor constructiva en los diferentes municipios, no solo en cuanto a obras y proyectos sino como asesor en asuntos de arquitectura, urbanismo y medio ambiente.[3] Con la llegada de Oraá se creó un nuevo orden, en defensa de las competencias profesionales de su especialidad.
En 1862 abandona las islas y se traslada a Madrid, donde ejerce como arquitecto de distrito. Su condición de carlista le perjudica, al tomar parte en el bando perdedor de las Guerras Carlistas. De hecho, su tío Marcelino Oraá fue un general con gran relevancia en la primera de ellas. Pese a todo, en 1868 le fue concedido el título de Caballero de la Orden de Santiago.[2]
Este fracaso le lleva a regresar definitivamente a Canarias en abril de 1877, donde, tras realizar trabajos para particulares, retorna al puesto de arquitecto municipal de Santa Cruz en 1883, donde inicia su período más prolífico, que culmina con su fallecimiento el 2 de febrero de 1889.[2]
Una calle de Santa Cruz fue nombrada en su nombre en homenaje a su trabajo y dedicación.
Obras
Algunas de sus obras principales como arquitecto municipal de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife son:
El Premio Regional de Arquitectura Manuel de Oraá y Arcocha es un certamen, convocado desde 1983, creado por el arquitecto y presidente en funciones del Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias, Manuel García Gómez. Se convoca cada dos años y premia las mejores obras de las islas acabadas en los dos años anteriores a su entrega.[4]
↑ abcLa introducción a los postulados académicos en la arquictetura Canaria: Manuel de Oraá y Arcocha (1822-1889). Miguel Angel Chaves Martín. Anuario de estudios atlánticos, ISSN 0570-4065, Nº. 41, 1995, pags. 535-549. Disponible en PDF.