Entre sus cuadros más representativos pueden citarse escenas populares andaluzas, como la Feria de Santiponce (1855, Museo del Prado), considerada su obra maestra, la Procesión del Rocío (1853, Patrimonio Nacional), la Feria de Sevilla (1855, Patrimonio Nacional) o las Boleras del beso (Museo de Bellas Artes de Sevilla), y madrileñas, como Lavanderas de Manzanares y Baile campestre en la virgen del Puerto (1856),[2] formando parte algunas de ellas de un encargo de la reina Isabel II de pintar escenas típicas de cada una de las provincias españolas.[3] También pintó escenas de inspiración literaria con fondo costumbristas, pinturas de historia a la moda, como Toma de Vélez por D. Fernando el Católico (en colección privada en Vélez-Málaga) y Pedro I mandando arrojar por una ventana el cadáver de su hermano, a quien había hecho asesinar y, excepcionalmente, un retrato de Eurico, rey godo (Museo del Prado), encargo de José de Madrazo, atendiendo a una solicitud de la reina, para la serie cronológica de los reyes de España. En 1856 obtuvo mención honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes por un lienzo inspirado en la novela cervantina Rinconete y Cortadillo, con el patio de Monipodio tratado al modo de sus más características escenas costumbristas.