Luisa Mercedes Levinson

Luisa Mercedes Levinson
Información personal
Nacimiento 5 de enero de 1904
Buenos Aires (Bandera de Argentina Argentina)
Fallecimiento 8 de marzo de 1988 (84 años)
Buenos Aires (Bandera de Argentina Argentina)
Nacionalidad Argentina
Familia
Hijos Luisa Valenzuela Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Escritora.
Años activa siglo XX
Movimiento Realismo mágico Ver y modificar los datos en Wikidata
Géneros Cuentos, poesías y novela

Luisa Mercedes Levinson (Buenos Aires, 5 de enero de 1904 - ibid., 8 de marzo de 1988) fue una escritora y periodista argentina.

Biografía

Hija única del Dr. Arturo Levinson, australiano (hijo de ingleses), y de Merceditas Jové y Martí, hija de un diplomático español, Marco Denevi dijo: “La obra maestra de Luisa Mercedes Levinson fue ella misma”.(1)

Autora de las novelas La casa de los Felipes, Concierto en mi, La isla de los organilleros, A la sombra del búho y El último Zelofonte y de las obras teatrales Tiempo de Federica y Julio Riestra ha muerto.

En 1955 en colaboración con Jorge Luis Borges escribe un cuento titulado “La hermana de Eloísa”. Hasta ese momento usaba el seudónimo de Lisa Lenson y fue la única mujer en compartir la autoría de un cuento con el escritor.(1)

Excéntrica e imaginativa, fue un personaje tan singular como su literatura, traducida a varios idiomas y colocada por la crítica en la órbita del "realismo mágico americano", que ella cultivó mucho antes que Gabriel García Márquez.

Premio Municipal de novela y de teatro, sus libros han sido traducidos al inglés, al francés y al sueco.

Fue colaboradora asidua del Suplemento Cultural del diario La Nación. En 1979 colaboró en el guion del filme El Fausto criollo dirigido por Luis Saslavsky. En 1984 le fue otorgado el Premio Konex de novela.

Se casó con Pablo Valenzuela y es la madre de la escritora Luisa Valenzuela.

Su hija la definió como "Visionaria en más de un sentido" agregando: "Era una escritora y su doble, como en el cuento de Henry James, pero en el caso de ella el personaje mundano era sumamente seductor y fascinante. Demasiado, al punto de opacar a la que escribía en la cama esos textos tan bellos.”(1)

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