Con dieciocho años de edad tomó los votos en el monasterio de Saint-Florent de Saumur, perteneciente a la congregación de San Mauro de la Orden de San Benito. Además de los estudios ordinarios, aprendió griego y hebreo por su cuenta, y cuando la orden le trasladó a la abadía de Saint-Mathieu de Fine-Terre, en Bretaña, aprovechó para estudiar la lengua bretona. Simultáneamente ejerció como capitán de guardacostas, colaborando con las autoridades en la vigilancia del litoral francés.
Su facilidad para los idiomas motivó que sus superiores le enviaran a París para trabajar en una nueva edición del glosario latino de Du Cange, en el que estuvo trabajando bajo la dirección de su correligionario Nicolas Toustain, pero descontento de la vida parisina regresó a Bretaña, donde durante el resto de su vida estuvo dedicado a la elaboración de sus obras en la abadía de Landévennec hasta que en sus años finales se vio impedido por dolorosos ataques de gota y cálculos renales.