Costa Rica fue uno de los Estados miembros más disciplinados de la República Federal Centroamericana, siguiendo los mandatos del gobierno federal, realizando las elecciones correspondientes para elegir cargos federales, enviando soldados a engrosar el ejército federal y pagando impuestos.[1] Después de emitida las Bases de Constitución Federal por parte de la Asamblea Nacional Constituyente de Centro América, se giró instrucciones a los países miembros para que convocaran a congresos constituyentes locales y establecieran sus constituciones estatales. Así se hizo y de ésta emanó la Ley Fundamental del Estado.[2]
Braulio Carrillo, quien habiendo sido Jefe de Estado resintió la inacción de la República Federal ante la Ocupación de Bocas del Toro de 1836 por parte de Nueva Granada y quien había salido vencedor durante la guerra civil de Costa Rica de 1835 que enfrentó a las ciudades de San José, Alajuela, Heredia y Cartago, fue candidato para la reelección contra el candidato federalista Manuel Aguilar Chacón en las elecciones de 1837, siendo Aguilar un convencido partidario de la República Federal. Aguilar vence, pero Carrillo realiza un golpe de Estado con ayuda del Ejército tomando el poder justo antes de que la Federación Centroamericana se autodisolviera.
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Prescribía el voto de tercer grado (basados en la Constitución de Cádiz) en el cual los ciudadanos hombres elegían electores de segundo grado en elecciones parroquiales, de las parroquias los electores elegían a otros de primer grado por departamento, y finalmente estos elegían a las autoridades políticas.[2]
El Poder Legislativo es unicameral y de elección popular llamado Congreso, entre sus potestades además de la de legislar, se incluye el de ser guardián de la Constitución, decretar emprésitos, conmutar penas e indultar, recibir las renuncias de los miembros de los Supremos Poderes y fijar los límiteres territoriales.[3]