Los superagentes deben proteger a un científico inventor de un nuevo tipo de combustible sintético que funciona si no se sobrepase determinada velocidad. Enfrentaran a la banda internacional de Mercurio y a otra que se disputa el mismo objetivo. La identidad del jefe mafioso internacional se develara hacia el final, cuando los superagentes se vean obligados a aterrizar de emergencia un avión pasajeros.
«Aunque se beneficia con un guion mucho más atractivo y pletórico de incidentes que el de las anteriores aventuras… y con un buen trabajo fotográfico… no logra disimular esa condición de ‘quiero y no puedo’, advertible en especial en aquellas secuencias que debieron ser espectaculares».
«Cuenta con los elementos adecuados para proporcionar aceptable cuota de diversión, en especial a la platea infantil».
Manrupe y Portela escriben:
«Tercer film de la serie con algo más de ambición en la historia y narración».
Referencias
Manrupe, Raúl; Portela, María Alejandra (2001). Un diccionario de films argentinos (1930-1995). Buenos Aires, Editorial Corregidor. p. 42. ISBN950-05-0896-6.