Hasta mediados de los años 1960, Petrov-Vodkin fue casi olvidado en la Unión Soviética porque se alegaba que no era verdaderamente "fiel" al espíritu del realismo socialista. Sin embargo, en época de Jrushchov fue redescubierto y reinstalado como uno de los principales pintores rusos.
Petrov-Vodkin fue también un excelente violinista semiprofesional.
Escribió los libros Jlýnovsk (1930) y Espacio de Euclides (1933).