El Instituto Nacional de Industria (INI) fue una entidad estatal española, creada como un soporte institucional para promover el desarrollo de la industria en España. Entre los años 1941 y 1980 constituyó de hecho el grupo empresarial más grande e importante de España. El INI desapareció en 1995 y sus funciones fueron asumidas por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
Durante su existencia las grandes empresas que se establecieron a iniciativa del INI fueron SEAT, ENDESA, ENSIDESA y otras muchas dedicadas especialmente a la producción de hierro, acero y aluminio, y también a la industria petroquímica.
Historia
Creación
Fundado por Ley de 25 de septiembre de 1941, durante el periodo de autarquía franquista (1939-59), con el objetivo de promover la creación de nuevas empresas industriales dentro de una visión autárquica de la economía. Su presidente hasta 1963 fue Juan Antonio Suanzes Fernández.
El artículo 1.° de su ley fundacional establecía como objetivo del Instituto: «Propulsar y financiar, en servicio de la Nación, la creación y resurgimiento de nuestras industrias, en especial de las que se propongan como fin principal la resolución de los problemas impuestos por las exigencias de la defensa del país o que se dirijan al desenvolvimiento de nuestra autarquía económica».
Para su creación se siguió el modelo italiano del IRI. Las primeras actuaciones acabaron en fracaso (Adaro, pizarra bituminosa), pero a la larga se convirtió en la mayor corporación industrial de España.
Entre 1939 y 1941 la política económica había tendido a privilegiar a los Sindicatos verticales, concediendo al mismo tiempo un papel aún mayor a la iniciativa empresarial privada en la reconstrucción. Para el historiador Stanley Payne, la destitución del jerarca de los sindicatos Gerardo Salvador Merino, unida al incremento de la influencia militar, fomentaron la formación de este organismo que desarrollaría directamente el capitalismo de Estado.[1]
El INI se creó para reconstruir y dar impulso a la economía española desde una visión muy particular de la economía, y se encargaba de encauzar y poner en marcha las cuantiosas inversiones precisas para la industrialización del país, para atender las necesidades de la defensa nacional y para financiar grandes proyectos industriales.
Las principales críticas que se pueden hacer a su actuación durante sus primeros años son las siguientes:[2]
Su intervención estuvo guiada en muchas ocasiones por criterios políticos.
En una situación de escasez de recursos financieros, los objetivos fundamentales se centraron en la maximización de la cantidad producida y no en la mejora de la rentabilidad.
Los costes de producción y sus precios se movían muy por encima de los existentes en los mercados internacionales, con muy poca capacidad de competencia y restando eficiencia al sistema económico español.
Sus empresas gozaron de grandes ventajas en la competencia con el sector privado, con incentivos fiscales, arancelarios, cambiarios y financieros.
A pesar de todas sus ineficiencias y errores estratégicos, el INI tuvo un efecto positivo indudable y decisivo en el paso de la España subdesarrollada y de economía fundamentalmente primaria de los años 40 a la pujante y terciarizada de los 70; pero con la apertura de la economía española al comercio internacional y especialmente a la Comunidad Económica Europea el INI perdió todo sentido y sus empresas se fueron privatizando a lo largo de los años 80.
El ocaso
En 1992 se autorizó al INI a constituir una Sociedad Anónima a la que el Instituto aportaría la totalidad de sus acciones en el capital de las compañías en las que aún participaba. La nueva Sociedad Anónima quedó constituida el 4 de julio del mismo año, con el nombre de TENEO. Actualmente se denomina Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y se ha deshecho de prácticamente todas sus participaciones industriales, salvo algunos casos como Hunosa, o RTVE.
Empresas del INI
El INI se constituyó como un grupo industrial y financiero del que dependían multitud de empresas. A su creación se transfirieron al Instituto todos los valores mobiliarios del Estado y se le dotó inicialmente de cincuenta millones de pesetas. Algunas de las empresas que pertenecieron al INI fueron:
↑Stanley Payne, Franco y Hitler (2008). España, Alemania, la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, La Esfera de los Libros: Madrid. ISBN 84-9734-709-9, pág. 260
↑Ortega, Bienvenido; Núñez, J. Aníbal (2002). «El proceso de crecimiento de la economía española(I): Los cambios que introduce el Decreto-Ley de Ordenación Económica de 21 de julio de 1959». Economía Española. Ariel. ISBN978-84-344-4557-4.|fechaacceso= requiere |url= (ayuda)