No debe confundirse con las construcciones unifamiliares que comparten pared medianera pero no se disponen una sobre otra (aunque cada una pueda tener varios pisos), y responden al concepto anglosajón de terraced house (en el urbanismo español desde finales del XX se usa la denominación inmobiliaria de "chalet adosado").
Por otro lado, el concepto de hábitat colectivo también se distingue de otros usos no residenciales de los inmuebles, como son las funciones económicas (edificios, industriales, comerciales o de oficinas) o las de equipamiento (edificios educativos, sanitarios, deportivos, etc.)
Hong Kong. La escasez del espacio exige la aglomeración de viviendas.
En Alemania se calcula que el espacio ocupado por las viviendas multifamiliares es el 31% (el segundo mayor grupo, después del ocupado por las viviendas unifamiliares), y el 38% de las unidades residenciales.[18]
En España la relación entre viviendas multifamiliares y unifamiliares es del 69/31 en el caso de las viviendas principales y del 57/43 en el caso de las secundarias, aunque con una gran diferencia cuando se considera el tamaño de la localidad: 89/11 en las mayores de 50.000 habitantes y 26/74 en el caso de las menores de 5.000 habitantes (ambos datos relativos a viviendas principales).[19]
Dirigímonos, pues, a ver las casas nuevas; esas que surgen de la noche a la mañana por todas las calles de Madrid; esas que tienen más balcones que ladrillos y más pisos que balcones; esas por medio de las cuales se agrupa la población de esta coronada villa, se apiña, se sobrepone y se aleja de Madrid, no por las puertas, sino por arriba, como se marcha el chocolate de una chocolatera olvidada sobre las brasas. La población que se va colocando sobre los límites que encerraron a nuestros abuelos, me hace el efecto del helado que se eleva fuera de la copa de los sorbetes. El caso es el mismo: la copa es pequeña y el contenido mucho.
... un familistère assez considérable pour loger environ quatre cents familles d'ouvriers, dont chacune aurait son appartement séparé et auxquelles le système de la consommation aurait assuré sur une grande échelle, en matière de nourriture, de loyer, de chauffage, d'éclairage, le bénéfice des économies qui résultent de l'association ([crear en cada barrio de París] un familisterio lo suficientemente grande para alojar cuatrocientas familias de obreros, donde cada una tendrá su apartamento separado...)
Programa del Parlamento del trabajo, 10 de marzo de 1848.
Otro ejemplo de tipología se daría en Inglaterra, la "Espala con Espalda", donde se aplicaba el más seco utilitarismo, sacando el mayor partido del suelo, prescindiendo de los espacios libres y patios, proyectando viviendas donde la mayoría de las habitaciones carecían de luz y ventilación.[28] Contrastando con la casa de labranza que tenía pequeños jardines delante y detrás, la nueva versión, la casa obrera, tenía tan sólo un reducido patio en la parte de atrás. Por otra parte, la vivienda rural, que con el paso de los siglos había evolucionado desde estar formada por una sola habitación hasta tener dos plantas, con un salón y un fregadero en la inferior y uno o dos dormitorios en la superior, sufrió un retroceso en su versión urbana, quedando constituida tan solo por una sola habitación que en el mejor de los casos tenía en una de las esquinas un pequeño compartimiento para colocar la cama. Se piensa que, en un intento de maximizar el uso de terrenos urbanos, se alinearon en el patio trasero, los contra frentes de edificios que dan a la calle, creando unidades de fondo ciego, sin accesos ni ventilación. En la parte trasera de los patios se situaban los servicios comunitarios, meras letrinas de tierra que frecuentemente eran compartidas en una proporción de siete familias por letrina. A menudo se accedía a este pulmón de manzana a través de un túnel debajo del primer piso de una unidad con frente a la calle.[29]
Finales del siglo XIX y siglo XX (entre 1871 y 1989)
La arquitectura de la Unión Soviética (1917-1991), que se extendió a los países socialistas (1945-1989), pasó por cuatro fases, visibles también en el hábitat colectivo: tras la época inicial de la revolución, con algunos diseños vanguardistas (como el no realizado Wokenbügel de El Lissitzky)[50] de gran influencia en la Bauhaus, los años treinta y cuarenta fueron el periodo de la arquitectura estalinista, que encargó proyectos megalómanos, como el Edificio de Kotelnicheskaya Naberezhnaya (Moscú, Dmitry Čečulin[51] y Andrei Rostkovsky, 1952) y el Edificio de la plaza Kudrinskaya (Moscú, Mikhail Posokhin, 1948-1954). La segunda mitad de los años cincuenta y los años sesenta se caracterizaron por edificios tipo o estilo Jrushchovka, denominado así por el dirigente soviético Nikita Jruschov; el ingeniero y arquitecto Vitali Lagutenko ideó un sistema constructivo por paneles que permitía levantar casas de cinco pisos (para que no fuera necesario el ascensor) en diez días; con apartamentos de una, dos o tres habitaciones (30, 44 y 60 metros cuadrados respectivamente). Al final del periodo, 60 millones de personas (una cuarta parte de la población de la URSS) vivía en las jruschovski. En Europa Oriental, edificios similares eran denominados denominados panelák y plattenbau. Los años setenta y ochenta fueron el periodo de los edificios tipo o estilo Luzhkov, denominado así por el alcalde de Moscú Yuri Luzhkov, que dio a los arquitectos "libertad creativa", emergiendo diferentes estilos ("juguetón, moderno, escultural, contextual, neo y metabólico").[52][53]
Los desarrollos del urbanismo franquista (España, 1939-1975),[54] que en su vertiente más popular se definió como "chabolismo vertical",[55] alcanzaron en algunos casos las mayores densidades de Europa (el Barrio del Pilar de Madrid, 235 personas/ha,[56] el Polígono Sur de Sevilla aún más -50.000 personas en 145 ha, incluyendo la parte llamada Las 3000 Viviendas-); planteamientos originales, como el módulo de Leoz (1961), tuvieron un uso marginal, pero otros sí tuvieron más repercusión, como Walden 7 (Barcelona, Ricardo Bofill, 1970). Ya en la Transición se construyó El Ruedo o La Corrala de la M30 (Madrid, Francisco Javier Sáenz de Oiza, 1986-1989), para realojar a familias chabolistas. En un entorno próximo, pero en el lado interior de la M30, el mismo arquitecto había levantado una torre de apartamentos de una condición social mucho más elevada: Torres Blancas (1964-1968).[57]
Finales del siglo XX y siglo XXI (desde 1989)
Con la caída del muro de Berlín desaparecieron los regímenes comunistas del Bloque del Este y se inició la actual época de globalización y el protagonismo de los países emergentes.[58] Algunos significativos construidos a partir de 1989:[59][60]
Una gran proporción de volumen total construido de finales del siglo XX y comienzos del XXI en España consiste en vivienda colectiva: además los nuevos ensanches y ampliaciones modernas de las ciudades son creados con base en modelos de manzanas de vivienda colectiva. Por ello, el esfuerzo dedicado a la enseñanza e investigación de las diferentes tipologías relacionadas es notable en las escuelas de arquitectura Españolas en los ciclos de grado y posgrado. Destacan aparte de la enseñanza típica de la arquitectura títulos de Master especializados como el Master in Collective Housing (MCH),[70] dirigido a partes iguales entre la Escuela de arquitectura de Madrid (UPM) y la ETH Zúrich.
Bernard Haumont, Alain Morel (dirección), La société des voisins : Partager un habitat collectif, Direction de l'architecture et du patrimoine, Colección 'Ethnologie de la France', Éditions MSH (2005), 334 págs. ISBN9782735110612
Noël Jouenne, Dans l'ombre du Corbusier : Ethnologie d'un habitat collectif ordinaire, Éditions L'Harmattan, París, 2007, 154 págs. ISBN9782296033108
Audiar (agence d'urbanisme Rennes), « Entre maison et appartement : l’habitat intermédiaire », en formes-urbaines-rennesmetropole.fr, décembre 2008. Fuente citada en habitat intermédiaire.
↑ abFrithjof Müller-Reppen: Le Corbusiers Wohneinheit „Typ Berlin“, Faksimile der Originalausgabe von 1958 mit einem aktualisierten Anhang, WEG Corbusier-Haus/Förderverein Corbusierhaus Berlin e. V. (Hrsg.), JOVIS Verlag Berlin 2008, ISBN 978-3-86859-005-0 Fuente citada en Corbusierhaus
↑United Nations Research Institute for Social Development (UNRISD). 2010. Combati ng Poverty and Inequality: Structural Change, Social Policy and Politics. Fuente citada en en:Social protection
Los habitantes de la capital viven en su mayoría hacinados en cuartos de casas de vecindad, en las que se puede establecer clase social y riqueza según la altura de su alojamiento. El prototipo es “una caserón de forma ambigua, tan caprichoso y heterogéneo en el orden de sus fachadas, como en el de su distribución y mecánica interior. El aspecto de la primera de ellas, que sirve a la calle principal, no ofrece, ni en la forma de su entrada, ni en la triple fila de balcones, ninguna discordancia con la de los demás edificios”, ya que, por el contrario, está “sujeta en todo a las formas autorizadas por el uso, encubre con el velo de la cándida Vestal (inocente disfraz harto común en las casas de Madrid), deformidades y faltas
de más de un género”. El portal es estrecho y por él se accede a “un corredor descubierto y económicamente repartido, en sendas habitaciones o celdillas” y nadie diría por su aspecto que allí “pueden encontrar habitación independiente sesenta y dos familias” (Mesonero Romanos 1851: 231-260).
“Un nuevo estrecho o pasillo, separa la aristocracia de la tal casa con la parte que constituye su tripulación popular, que tiene una comunicación directa a la calle desde el segundo piso”, favorecida esta circunstancia por “el desnivel de algunos sitios de Madrid” (Mesonero Romanos 1851: 231-260). En una casa de cinco pisos, “el quinto estado”, estaba a “unos cien palmos de la superficie de la calle”, con un ascenso de noventa y siete escalones y techos abuhardillados. Era un “doble callejón” en que se abrían “ocho o diez celdillas o habitaciones, tan cómodas como cepo veneciano, y tan anchurosas como nichos de cementerios”, calificadas también de “chiribitiles” y “zaquizamíes” (Mesonero Romanos 1851: 231-260). Por estas habitaciones cada uno pagaba, si podía o como podía, sus “treinta reales nominales al mes” en el segundo tercio del siglo [XIX] y, si no, el casero se servía de un alguacil para “sus ejecuciones y despojos” (Mesonero Romanos 1851: 231-260); alguacil que debía de tener mucho más trabajo después, cuando los alquileres de este tipo de habitaciones suben directamente a tres duros (Ossorio y Bernard 1892: 162-167). Lo poblaban, unos “por las desdichas pasadas” y otros “por las miserias presentes”: una vieja alcahueta; “un pobre empleado […] con cuatro chiquillos”; “una honrada viuda […]
clamando en vano por los dividendos del Monte Pío” y sus tres hijas solteras; un matrimonio joven, zapatero y ribeteadora”; “un químico de portal, gran confeccionador de agua de Colonia y rosa de Turquía”; “un hombre de presa […] amante del vino”; “un viejo […] escribiente memorialista a dos reales el pliego” (Mesonero Romanos 1851); “un artesano infeliz” (Mesonero Romanos 1851: 163-180); un sereno y su mujer (Mesonero Romanos 1851: 163-180); y, por último, una valenciana que “era capaz de volatilizar la cabeza más bien templada”, por lo que acabó en “un cuarto entresuelo” teniendo como fiador al alguacil (Mesonero Romanos 1851). Este cuadro tan “pintoresco”, queda bastante más generalizado en palabras de Ossorio y Bernard: “jornaleros sin trabajo (Ossorio y Bernard 1892: 249-255), cesantes de la Administración, productores de la inteligencia en los ramos artístico y literario, familias desheredadas y huérfanas” (Ossorio y Bernard 1892: 117-128). Los del cuarto, ya con criados, provienen de clases antiguamente privilegiadas que intentan en el nuevo sistema de gobierno obtener un cargo político por elección para salir de sus “estrecheces” (Ossorio y Bernard 1892: 117-128); más abajo, en el tercero, viven los señoritos que trasnochan hasta la madrugada en los círculos políticos y un funcionario con buen sueldo y liberal, como muestra el hecho de que sea suscriptor del diario progresista La Iberia (Ossorio y Bernard 1892); en el segundo, una dama “cuyo estado civil se ignora” (Ossorio y Bernard 1892: 361-368); en el principal, clases nobles y aún privilegiadas económicamente que modernizan sus capitales con inversiones en bolsa y fingen haberse hecho progresistas políticamente (Ossorio y Bernard 1892); y, en la planta baja, viven un “honrado tendero y su hermosa niña” (Mesonero Romanos 1881), mientras en el portal trabaja el zapatero remendón (Mesonero Romanos 1881: 67-94) y el portero vende periódicos para poder subsistir, con permiso del casero, porque los setenta reales que éste le paga no son suficientes (Ossorio y Bernard 1892).
En la calle de Carretas una habitación con dos gabinetes, cocina luminosa y despacho se alquila por un duro al día, mientras que si sólo tiene un dormitorio, vale 15 reales y, en otros barrios, buenos, pero no tanto, 10. El perfil de quienes alquilan estas habitaciones son mujeres a quienes otros pagan los recibos, militares y oficinistas, mas es difícil que cualquiera de ellos sea buen pagador, por lo que se exige fianza o aval de una persona de más categoría y posibles y, aun así, son constantes los impagos y frecuente que los inquilinos se apropien de las viviendas (Mesonero Romanos 1881: 109-117), aunque desde 1843 Mesonero observa que la mejora en los trabajos, aunque inestables o ambulantes, ha paliado este aspecto (Mesonero Romanos 1881). A cambio el casero se compromete a pagar por adelantado en diciembre las contribuciones, revoca las fachadas, blanquea las puertas, arregla el pozo y limpia el tejado. Nada tienen que ver estos habitantes y sus penurias, con “los favorecidos por la fortuna” que viven en habitaciones por las que pagan doce mil reales o más (Ossorio y Bernard 1892) o con, por ejemplo, un consejero de Castilla que habitaba “por lo regular un antiguo caserón de las calles del Sacramento o de Segovia” con “interminables salones” (Mesonero Romanos 1881) o con un contratista (Mesonero Romanos 1881) cuya morada es “una suntuosa casa de moderna construcción”. En el otro extremo, topográfico, social y económico, denuncia Ossorio y Bernard, viven “entumecidos por el frío, amoratados, sin apenas ropa que pueda cubrir sus desnudeces […] muchachuelos, de poquísimos años muchos, […] que se arrojan al suelo allí donde el cansancio les rinde”. Sus casas están “en el quicio que forman las puertas de las casas, o entre los materiales de algunas obras” y las describe como “un hueco de medio pie, al aire libre, sin techo que le defienda de la nieve ni de la escarcha”. No le parecen suficientes los recientemente creados refugios “malamente traducidos de otros países”, ya que es frecuente que mueran de hambre y de frío, mientras los demás viven en casas “perfectamente acondicionadas” (Ossorio y Bernard 1892: 378-382). Este Madrid descrito es el Madrid dieciochesco que en nada cambia durante el periodo estudiado, sólo van subiendo los precios. Pero fachada con fachada está surgiendo una ciudad nueva, “surgen de la noche a la mañana por todas las calles de Madrid” (De Larra 1833), una ciudad financiada palmo a palmo por el privado, por especuladores e inversionistas que aprovechan cada metro de terreno sin edificar para levantar una nueva ciudad, mucho más lujosa y, por supuesto, mucho más cara y Mesonero puntualiza que, en dos años, “los particulares rivalizaron igualmente con la Administración, construyendo […] más de cuatrocientas casas elegantes, y aun magníficas algunas” (Mesonero Romanos 1881). Para ello, esta nueva clase negocio cuenta con la determinación del Municipio y del Estado que desamortizan los bienes de la Iglesia, expropian terrenos y edificios para racionalizar la ciudad (Ossorio y Bernard 1882: 9-24) y derriban antiguas dependencias y, en general, los autores muestran su adhesión a este tipo de decisiones13. Por ejemplo, antes de la reforma de Sol “las calles céntricas ostentaban construcciones de mayor lujo y los palacios de la Carrera de San Gerónimo y calle de Alcalá oscurecían [...] el corazón de Madrid” y se describe como lugar “cuajado de habitaciones mezquinas, tenduchos inverosímiles y alardes de la arquitectura primitiva, y al que afluían numerosas calles estrechas e insalubres”. Después de las obras, que duraron cinco años, se habla de ella como “plaza anchurosa, de la que parten anchas y ventiladas calles” (Ossorio y Bernard 1882: 25-32). Larra también habla del antes y del después de la desaparición de un edificio de viviendas antiguas, que “van desapareciendo en Madrid rapidísimamente, están reducidas a una o dos enormes piezas y muchos callejones interminables; son demasiado grandes; son oscuras por lo general, a causa de su mala repartición y combinación de entradas, salidas, puertas y ventanas” y, en cambio, las nuevas “tienen más balcones que ladrillos y más pisos que balcones”, en ellas se “agrupa la población de esta coronada villa, se apiña, se sobrepone y se aleja de Madrid, no por las puertas, sino por arriba” (De Larra 1833), por lo que no es de extrañar que se diga que “los albañiles marchan”. Mesonero, además, explica cómo se reforman antiguas casas de vecinos dándoles “el aspecto de la novedad y de la frescura”, “para poder vivir inquilinos liliputienses”, aunque sólo el cambio de puertas y ventanas cueste “más de un año de alquiler” (Mesonero Romanos 1881).
El artículo citado de Larra: Las casas nuevas, 13 de septiembre de 1833.
Los libros citados de Mesonero:
El libro citado de Ossorio: Libro de Madrid y advertencia de forasteros, 1892.
Galería de emplos de casas de pisos de distintas épocas y zonas de la ciudad de Madrid: centro histórico, ensanche y periferia (a diferencia de Barcelona, limitada por barreras geográficas, la periferia o extrarradio de Madrid es esencialmente una conurbación por absorción de municipios antes independientes, incorporados al término municipal en la primera mitad del siglo XX); más allá se extiende el área metropolitana.
En el centro de Madrid se levantaron casas de pisos durante el Antiguo Régimen, destacando las de la Plaza Mayor (maqueta de Gil de Palacio, 1828-1830).
Plaza de Pontejos, en el centro histórico, inmediata a la Puerta del Sol.
Casas de la Puerta del Sol en 1854, antes de la reforma y del derribo de la iglesia del Buen Suceso.
Derribo de la casa del núm. 1 de la calle de Sevilla, con motivo del ensanche proyectado - La Ilustración Europea y Americana - 15 de marzo de 1879.
Calle de Alcalá hacia 1904 Madrid.
Columela 8, en el Barrio de Salamanca, ejemplo de casa del ensanche burgués de Madrid.
Velázquez 63, en el Barrio de Salamanca, ejemplo de casa aristocrática.
La vivienda burguesa de Madrid, en 10 casas, "fotorrelato" en Cinco Días, 31 de enero de 2017, a partir de Daniel Rincón de la Vega, La vivienda de lujo en Madrid desde 1900 (Lampreave).
↑Concepto de países anglosajones. Web oficial australiana, fuente citada en affordable housing.
↑Burchardt, Jeremy (2002), Paradise Lost: Rural Idyll and Social Change Since 1800, I.B.Tauris, ISBN 1860645143, fuente citada en Model village
↑A. Brauman, La conception architecturale d'un logement social : le Familistère des usines Godin & Cie à Bruxelles, mémoire de licence d'histoire de l'art et d'archéologie, Université libre de Bruxelles, 1978. Fuente citada en fr:Familistère Godin
↑Chueca Goitia, Fernando (1968). «Lección 8. La ciudad industrial». Breve Historia del Urbanismo. Editorial Alianza.
↑Shoenauer, Norbert (1987). «4. Revolución Industrial. Back to back, casa de vecindad y viviendas reguladas». 6000 años de hábitat. De los poblados primitivos a la vivienda urbana en las culturas de oriente y occidente. Editorial Gustavo Gili.
↑"... very simple and straightforward concept. You have a central core containing the lift, staircase and the vertical risers for the services and then you have external perimeter columns. The services are connected to the central boiler and pump which powered the whole development and this is located in the basement of the tower block. This basement is about 4 metres deep and in addition has 2 metres of concrete at its base. This foundation holds up the tower block and in situ concrete columns and slabs and pre-cast beams all tie the building together".
The Stalinist revolution in architecture of the early 1930s had been perceived by some architects as “liberation” from the oppression of the strict “foreign-born” architectural theories. Similarly, Yury Luzhkov’s “Moscow style”, which was a homegrown version of western postmodernism, gave architects what they saw as “creative freedom.” A few different styles emerged. The architect and architectural historian Dasha Paramonova in her recent book Mushrooms and other mutants: the architecture of the Luzhkov era lists six types of buildings brought to life by the new economic reality: playful, modern, sculptural, contextual, neo and metabolic.
La Ley de Viviendas de Renta Limitada de 1954 –a la que aluden algunas de las placas retiradas ahora– puso límites a los precios de las casas e impulsó la creación de viviendas de protección oficial; pero, al mismo tiempo, comenzó a limar el discurso arquitectónico falangista de los cuarenta, al dar luz verde a la construcción de bloques en altura, que la Obra Sindical del Hogar había tachado años antes de "calabozos" y "colmenas" que alienaban a los obreros. ... En contexto histórico: el régimen había pasado de la autarquía a la liberalización, y de los agitadores falangistas a los tecnócratas del Opus. "La nueva política radicaba en entregar a la iniciativa privada las herramientas jurídicas y financieras para desarrollar la construcción de vivienda social, convirtiéndolo en negocio rentable. Lo que reflejaba el cambio de la política económica franquista, al eliminar también en este terreno el intervencionismo, abriéndose a la regulación del mercado. Arrese promovió la vivienda en propiedad frente al alquiler, y apoyó la máxima rentabilidad del sector privado. Esta nueva política derivó en una arquitectura especulativa que favorecía la construcción en torre (viviendas de hasta 13 alturas), frente a la política de poblados y su reparto del terreno en unifamiliares", según una investigación de Jesús López Díaz.
"La arquitectura se encuentra en un momento de absoluta incertidumbre" por el fenómeno de la globalización que "ha dado lugar a una idea de la arquitectura más artificial"... el impacto de la globalización... se traslada a la arquitectura en el actual momento de crisis financiera y económica, despreciando los principios de la sostenibilidad: "Es muy fácil que una construcción en Alemania se lleve a cabo con materiales que vienen de China, con estructuras de acero construidas en Brasil o en Turquía. Todo esto ha dado lugar a una idea de la arquitectura más artificial ... Introducir el orden de racionalidad que tenía la arquitectura del pasado hace que se encuentre en un momento de absoluta incertidumbre en el que esta globalización que parece que unifica las culturas no da, como pudo darse en los años 30, la sensación de trabajar por unos ideales estéticos de modernidad entonces compartidos". Este fenómeno hace que los distritos financieros de países distantes se parezcan mucho unos a otros. "Algunos de los edificios que asombran hoy se producen en países de Asia Central y de Extremo Oriente, donde un poder autoritario es capaz de pedir prestado a la arquitectura imágenes exageradas -aseguró el arquitecto- pero en estos países no se produce el conocimiento más avanzado". En su opinión, los países en los que sí se da ese conocimiento más avanzado, la construcción y la arquitectura es más modesta y no hacen de la arquitectura la exhibición del poder. "A veces, la falta de distancia no te deja ver las cosas. Es muy fácil que esta falta de estilo que advertimos en la cultura arquitectónica hoy no se entienda como tal dentro de cincuenta años, si es que las obras duran, cuando se pueda ver estableciendo los puntos comunes que hoy nos cuesta tanto ver".