Toda la película fue rodada en Río Hondo, en la provincia de Santiago del Estero, en una zona del norte de Argentina donde había un balneario en el que los actores se reponían de la dureza del rodaje, que transcurría con mucho calor.
”El dramatismo esquemático…valoriza a la película como documento y la insufla de humanidad casi trágica rescatando la solidaridad como suprema facultad de hombres y mujeres que luchan en el infierno de una guerra inútil…sorprende en sus hallazgos técnicos (el bombardeo) …desde Los isleros no filmaba una película tan importante.”[1]
Por su parte Manrupe y Portela escriben:
”Un último Demare rescatable, retomando fugazmente sus temas favoritos. Una película vigorosa, bien actuada y aceptable en lo técnico.”[1]
Premios
En el 9.º Festival Internacional de Cine de San Sebastián, que se desarrolló del 8 al 17 de junio de 1961, recibió el Premio Perla del Cantábrico a la Mejor Película de Habla Hispana,[2] en tanto Olga Zubarry fue galardonada con el Premio a la Mejor Actriz de habla castellana.[3]
Manrupe, Raúl; Portela, María Alejandra (2001). Un diccionario de films argentinos (1930-1995). Buenos Aires,: Editorial Corregidor. p. 491. ISBN950-05-0896-6.