Es de notar que el georgismo propone un solo impuesto al valor del bien, y no impuestos a la productividad del bien, ya que lo considera económicamente destructivo y criminalizador de la prosperidad, y que tampoco propone canalizar todos los fondos en servicios asistenciales públicos, al menos no necesariamente, ya que considera que esto aumenta la burocracia y quita la libertad a los beneficiados de administrar tales fondos como mejor les parezca. Además este programa incluye la eliminación de todos los demás impuestos existentes. [cita requerida]
El laissez faire, en la verdadera plenitud de su significado, flanquea el camino a la realización del noble sueño del socialismo; identificar la ley social con la ley moral y reprobar ideas que en muchos pensamientos oscurecen grandes y elevadas percepciones.
Henry George, Progreso y miseria
Las ideas georgistas sobre la propiedad privada, al igual que las de los economistas clásicos, derivaban de la tradición británica de la ley natural, especialmente de John Locke: el derecho de propiedad era un «derecho natural sagrado», innato e inalienable. Sólo que consideraban que esta interpretación de la justificación de la propiedad privada basada en el trabajo era incompleta, pues la propia tradición iusnaturalista enseñaba que la tierra y los recursos naturales habÃan sido entregados a toda la humanidad en común.
La teorÃa económica común reconoce que un impuesto sobre el valor de la tierra serÃa muy eficiente.[2] Economistas modernos como el Premio Nobel de 1976 Milton Friedman estaba de acuerdo con que el impuesto sobre la tierra de Henry George es potencialmente beneficioso, porque a diferencia de otros impuestos, los impuestos sobre la tierra no imponen exceso de carga sobre la economÃa y, por tanto, estimulan un crecimiento económico más rápido.
La idea de la tierra como propiedad común de la humanidad ha resonado en los ambientalistas de tiempos modernos, y algunos han respaldado la idea de una reforma fiscal ecológica (ecotasas) como un reemplazo a la reglamentación de mando y control. Esto incluirÃa los impuestos sobre el uso de la tierra y los recursos naturales, incluidos los impuestos sustanciales o tasas por contaminación.
Hubo una escuela de economistas que percibió con claridad lo que es evidente para las percepciones naturales del hombre cuando no están influidas por la costumbre: que la renta de la propiedad común, la tierra, se ha de adjudicar al servicio de la colectividad. Los economistas franceses del último siglo, con Quesnay y Turgot al frente, propusieron exactamente lo que yo propongo: que todos los impuestos fuesen suprimidos, salvo uno sobre el valor de la tierra [...] Vieron la relación fundamental entre la tierra y el trabajo, que desde entonces se ha perdido de vista, y [...] llegaron a la verdad práctica, aunque tal vez por un razonamiento defectuosamente expresado.
En la elección presidencial de Estados Unidos de 2004, el candidato Ralph Nader por el Partido Verde, mencionó a Henry George como parte de su plataforma. En Dinamarca existe el Partido de la Justicia de Dinamarca basado en los ideales georgistas, ha estado en una coalición gobernante en los 50 y una vez en el Parlamento Europeo en los 70.
↑Libro V, CapÃtulo 2, ArtÃculo I: Impuestos sobre la renta de casas:
Los alquileres de tierra todavÃa son un tema más adecuado de los impuestos que el alquiler de viviendas. Un impuesto a las rentas del suelo no aumentar los alquileres de viviendas. Se caerÃa por completo a la propietaria del terreno de alquiler, que actúa siempre como un monopolista, y se cobra la mayor renta que puede ser recibido por el uso de su terreno. Más o menos se puede para que de acuerdo con los competidores resultan ser más rico o más pobre, o puede darse el lujo de satisfacer su fantasÃa de un lugar determinado de terreno en mayor o menor gasto. En todos los paÃses el mayor número de competidores es rica en la capital, y es allà en consecuencia que el mayor motivo de los alquileres son siempre para ser encontrado. A medida que la riqueza de los competidores a no aumentar el respeto de un impuesto a los alquileres del suelo, que probablemente no estarÃan dispuestos a pagar más por el uso de la tierra. Si el fiscal iba a ser adelantados por el habitante, o por el propietario del terreno, serán de poca importancia. Cuanto más el habitante se vio obligado a pagar el impuesto, menos se inclina a pagar por el terreno, a fin de que el último pago del impuesto recaerÃa totalmente sobre el propietario del terreno de alquiler.
↑Arcas Cubero, Fernando: «El movimiento georgista y los orÃgenes del Andalucismo»: análisis del periódico El impuesto único (1911-1923). Málaga: Editorial Confederación Española de Cajas de Ahorros, 1980. ISBN 84-500-3784-0
↑Transcript of 1942 interviewArchivado el 24 de marzo de 2019 en Wayback Machine. with Henry Ford in which he says, "The time will come when not an inch of the soil, not a single crop, not even weeds, will be wasted. Then every American family can have a piece of land. We ought to tax all idle land the way Henry George said — tax it heavily, so that its owners would have to make it productive".