Convento de Santa Clara (Guadalajara)

Convento de Santa Clara

Claustro hacia 1837 según Valentín Carderera
Datos generales
Tipo convento
Estado demolido o desaparecido
Localización Guadalajara (España)
Demolición siglo XX

El convento de Santa Clara fue un inmueble de la ciudad española de Guadalajara, desaparecido a comienzos del siglo XX a excepción de la actual iglesia de Santiago el Mayor, que se conservó.

Historia

Vista del claustro hacia 1912

El convento habría sido presuntamente[1]​ fundado por la reina doña Berenguela.[2]​ Aparece mencionado en el octavo volumen del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de Pascual Madoz, en la entrada correspondiente a Guadalajara, de la siguiente manera:

Conventos. Monjas de Sta. Clara, en la que se encuentran reunidas las de la Concepcion y la Piedad; fué fundado por la reina Doña Berenguela, que se retiró á la ciudad de Guadalajara, despues de la renuncia que hizo de los reinos de Castilla y León, en favor de su hijo D. Fernando el Santo; su igl. fué consagrada, habiendo asistido á esta ceremonia 9 obispos: hay varios sepulcros, entre ellos los que contienen los restos del comendador Juan de Zúñiga, embajador del Emperador y Rey, cerca de la corte de Portugal; los de Doña Isabel de Vera, señora que fué de Rello y mujer del noble caballero Hernan Lopez de Zúniga; los de D. Bernardino Quevedo caballero del hábito de Santiago y teniente alferez mayor de Guadalajara, y por último, los de D. Diego Garcia de Guadalajara, secretario de cámara del rey D. Enrique y del consejo del rey católico D. Fernando V: en este conv. estuvo retirada Doña Maria de Alvarez, mujer de D. Enrique, conde de Cangas y Tineo, nieto del marqués de Villena y del rey Enrique III, mientras su marido fué maestre de Calatrava.
(Madoz, 1847, p. 633)

Su claustro tenía un gran castaño.[3]​ Fue abandonado en 1912 por las monjas clarisas que quedaban, que se marcharon para establecerse en Canals, en la provincia de Valencia.[3]​ Por entonces, en palabras de Juan Diges Antón, no era más que «un laberinto de amplias habitaciones y de escondrijos en todos los pisos: sucias, destartaladas y lóbregas las del bajo y algunas del principal; decorosas, limpias y ventiladas las que en este piso, correspondientes al ala norte, ocupaban las diez y seis religiosas».[3]La iglesia del convento pasó a llamarse de Santiago.[4]

Referencias

  1. Pradillo Esteban, 1999, p. 35.
  2. Madoz, 1847, p. 633.
  3. a b c Diges Antón, 1912, pp. 3-4.
  4. Layna Serrano, 1943, pp. 61,501.

Bibliografía