Son plantas herbáceas espinosas anuales o perennes que pueden llegar hasta 4 m de altura. Los tallos son simples o ramificados, a veces con alas espinosas. Las hojas son 1-3 pinadas, glabras o densamente tomentosas. Los capítulos pueden ser solitarios o bien organizados en racimos, espiga, panículas o corimbos. El involucro, ovoide/esférico, tiene de 1 hasta 8 cm, con brácteas en 5-20 filas, erectas y habitualmente con ápice espinoso, excepto las internas. En numerosas especies tienen glándulas resiníferas. El receptáculo es llano o convexo, muy escamoso. Los flósculos van desde un color blanco hasta púrpura, pasando por rosa, rojo o amarillo. Tienen tubos de largos y finos. Los frutos son (cipselas) lisas y glabras con vilano persistente o caduco en 3-5 series de numerosas cerdas aplanadas, plumosas o denticuladas, unidas en la base en un anillo.[3][4]
Distribución
Cosmopolita. El género tiene pocos representantes nativos en Norteamérica, donde las especies introducidas desde Eurasia son un plaga en muchas zonas. Ocupa absolutamente todos los hábitats, desde selva hasta desiertos, y desde playas hasta alta montaña y desde el trópico hasta latitudes boreales.[2][3]
Cirsium: nombre genérico que deriva de la palabra latínacirsĭŏn, -ĭi —del griegoχιρσός, -ον, "varices"— vocablo que usa Plinio el Viejo (Naturalis Historia, 27, 61) para identificar un cardo que se utiliza para el tratamiento de este tipo de dolencia. En los tiempos modernos, el botánico francés Tournefort (1656 - 1708) ha derivado el nombre Cirsium.