Por ley, los cocheros no podían dejar desatendidos sus vehículos en la calle, ni siquiera en las paradas de taxi. El político y filántropo Anthony Ashley-Cooper, el VII conde de Shaftesbury impulsó la creación de una asociación caritativa para construir y mantener estas casetas en todas las principales paradas de la ciudad, construyéndose un total de 61 entre 1875 y 1914.
Las casetas eran de color verde y, como ocupaban la vía pública, no podían ser más largos ni anchos que un coche de caballos con su caballo. Tenían una pequeña cocina y sillas y mesas para hasta trece cocheros. Se prohibía expresamente el juego, las bebidas alcohólicas y la blasfemia.
Poco después de la creación del fondo, otras ciudades también impulsan la construcción de casetas de este tipo. Así, a mediados del año siguiente, en Portsmouth el alcalde y una comitiva del personajes ilustres inauguran a cuatro.[2]
El mismo mes, en Oxford se inaugura la primera de dos casetas.[3]
Hitchin Railway Station, la primera parada al salir de Londres por la antigua Great Northern Railway, contaba con una caseta que estuvo funcionando como tal hasta 1976.[5]