Fue vizconde de Hautefort. Poseía castillos entre Limosín y Périgord. Luchó con su hermano Constantino por la posesión única de la herencia familiar. También tuvo problemas con el rey Enrique II de Inglaterra y con sus hijos. Dante le describe en el infierno con su cabeza entre las manos como castigo. Bertran acabó sus días en el monasterio de la abadía de Dalón.
Empezó por expulsar a su hermano Constantino del importante castillo cercano de Autafort, cuyo señorío había pasado a compartir. Luego se puso a guerrear contra Enrique II Plantagenet, rey de Inglaterra, empujando a la rebelión, junto con los barones aquitanos y potevinos, al hijo mayor del rey, Enrique el Joven, envidioso de su hermano menor Ricardo Corazón de León, convertido efectivamente en duque de Aquitania y conde de Poitou.
Después de la muerte del «Joven Rey», que le inspiró un planto (elegía) cuya belleza formal nos conmueve todavía hoy, se reconcilió con Enrique II y con Ricardo.
Bertrán de Born era el tipo perfecto de barón feudal, que no piensa más que en aventuras y batallas, no por patriotismo, sino por necesidades económicas y venganza personal. Era el cantor apasionado de la guerra, y sus serventesios políticos, que narran las desgracias de sus protectores, los Plantagenet, lo colocan entre los más grandes poetas de su género.[2] Sin embargo, la mayor parte de su obra son canciones de amor y, conforme al estilo trovadoresco, ensalza la belleza de su amada. Esto, junto con su seducción intelectual, le produce un joi (gozo), inigualable a cualquier bien terrenal:
Al gen parlar qe·m fetz et al bel ris,
Quan vi las denz de cristau
E·l cors graile, delgat e fresc e lis,
Trop ben estan en bliau,
E la colors fo fresca e rosana,
Retinc mon cor dinz sa clau.
Mais aic de joi que qi·m des Corrozana,
Car a son grat m'en esgau.
Con el gentil hablar que me dedicó y la bella sonrisa,
cuando vi sus dientes de cristal
y su cuerpo grácil, esbelto y fresco y terso,
tan oportuno en el brial,
y el color era fresco y rosado,
retuvo mi corazón bajo su llave.
Tuve más gozo que si alguien me hubiera dado Corrozana,[3]
porque me hace feliz.
Bertran de Born, «Ges de disnar no·n fora oi mais maitis» (versos 33-40), BdT 80, 19.[4]
Se conservan 47 composiciones de Bertran de Born, fechadas entre 1181 y 1196, lo cual le convierte en uno de los trovadores más prolíficos de la época. Sólo una cuenta con su correspondiente notación musical.[1]
También fue elogiado por Petrarca, quien llegó a imitarlo en alguna canción. Posteriormente, fue reconocido como uno de sus poetas favoritos por T. S. Eliot y Ezra Pound.[1]
Bertran de Born es citado en el libro Invisible de Paul Auster quien, como Dante, sitúa al poeta en el Infierno.
Blakeslee, Merritt R., The Poems of the Troubadour Bertran de Born by Bertran de Born, William D. Paden, Jr., Tilde Sankovitch, Patricia H. Stäblein, Speculum, Vol. 63, No. 1 (Jan., 1988), pp. 121-123
Cerdà, Jordi. Cuestiones preliminares. Introducción a la literatura europea, 2011. Universitat Oberta de Catalunya, p. 40.
Kastner, L. E. (1936). Notes on the poems of bertran de born, IV. The Modern Language Review, 31, 20.