Antonio de Gregorio Rocasolano (Zaragoza, 11 de abril de 1873[1]-25 de abril de 1941) fue un químico y académico español, catedrático de Química general de la Universidad de Zaragoza, ciudad en la que desarrolló prácticamente toda su vida profesional.[2]
Biografía
Discípulo de Bruno Solano en la Escuela de Química de Zaragoza, donde se licencia en 1892. Completó su formación en 1893 con un curso de Microbiología impartido por Émile Duclaux en París,[3] doctorándose en Madrid en 1897.
En 1902 obtiene la cátedra de Química General de Barcelona, incorporándose a la Universidad de Zaragoza para el desempeño de dicha cátedra por permuta al año siguiente. En 1913 viaja a París para completar sus estudios sobre la alimentación del nitrógeno por vía bacteriana, gracias a una pensión concedida por la JAE.[4][5] En Zaragoza fue vicerrector en 1921 y rector en 1929.[6] Fue presidente de la Real Academia de Ciencias de Zaragoza desde 1922 hasta 1932[7] y doctor honoris causa por la Universidad de Toulouse. En 1923 fue uno de los anfitriones en una visita de Albert Einstein a Zaragoza.[8]
El Instituto de Química-Física del CSIC, sucesor del Instituto fundado en 1932 gracias al apoyo económico de la Fundación Rockefeller y que fuera centro científico español puntero hasta la Guerra Civil, fue renombrado y se conocía hasta 2023 como “Instituto Rocasolano”, cuando se cambió su denominación a Instituto Química Física Blas Cabrera, (IQF) para cumplir con la Ley de Memoria Democrática. Tras su fallecimiento Rocasolano fue alabado como «capitán de la Ciencia española, maestro preclaro, falangista entero en servicio permanente y espíritu selecto en la visión de la enseñanza nacional».[14]
En 1940 fue uno de los colaboradores de la obra colectiva Una poderosa fuerza secreta,[16] con un artículo titulado La táctica de la Institución[17] en el que se criticaba la labor de la Institución Libre de Enseñanza (ILE).[18][19]
Lo que importa es que las Logias masónicas no puedan actuar sobre el Ministerio de Instrucción Pública contra la paz y el progreso de España, desde la trinchera de la Institución Libre de Enseñanza. Lo que importa es que los que llevamos en el corazón a [130] España opongamos a la funesta táctica internacionalista de la Institución una labor cultural de honda raíz española, alejada de toda política de partido, puesto nuestro ideal en el servicio de Dios y en la grandeza de la España inmortal.
También lanzó ataques contra la JAE, que se centraban en la falta de apoyos al laboratorio que fundara en Zaragoza, al carácter no directamente aplicativo de la investigación («poco aprovechable para la industria nacional o para la producción del campo») y, finalmente, al tópico de que la JAE «desarticula nuestra propia cultura, atacándola en su base religiosa».
Obra científica
En su obra se encuentran estudios relacionados con la agricultura y la alimentación nitrogenada de las plantas, así como con cinética y catálisis de coloides y el movimiento browniano.[20] También se han señalado sus privilegiadas relaciones con notables científicos extranjeros.[21] Escribió, entre otras obras, Estudios químico físicos sobre la materia viva (2ª ed, 1917)[22] y Aportaciones bioquímicas al problema agrícola del nitrógeno (tres volúmenes, 1933-1939). Falleció en 1941.[3]
↑Franco, F., Decreto núm. 66.- Disponiendo se lleve a cabo una revisión total en el personal de Instrucción Pública, por medio de las Comisiones que se crean. Orden de 8 de noviembre de 1936 (BOE 11 de noviembre de 1936)
↑Delegación Provincial de Educación Nacional de Zaragoza, Homenaje de los Colegios Oficiales de Licenciados y Doctores ... a la Memoria de D. Antonio de Gregorio Rocasolano, Zaragoza, E. Berdejo Casañal, 1941.
Manuel Castillo Martos, Juan Luis Rubio Mayoral (2014). Enseñanza, ciencia e ideología en España (1890-1950). Sevilla: Diputación de Sevilla - Vitela. ISBN9788494243936.