El antifascismo es la oposición y resistencia a ideologías, organizaciones, gobiernos y personas de carácter totalitario, autoritario y antidemocrático, que se asocien con el fascismo[1] en cualquiera de sus vertientes: nazismo, franquismo[2] o fascismo propiamente dicho.[3]
Se asocia históricamente a la resistencia política a los países o estados con gobiernos fascistas o nazis, aunque también se autodenominan «antifascistas» a ciertos grupos europeos y estadounidenses que desde la década de 1970 se han enfrentado, mediante la propaganda o la movilización en la calle, a los partidos y bandas de extrema derecha.
En el ámbito de los activistas políticos, el antifascismo ha servido en determinados momentos históricos de lugar de encuentro y colaboración entre organizaciones de izquierda, marxistas-leninistas, el movimiento obrero, anarquistas, y militantes de partidos liberales, democráticos y de centroderecha. Lo que unió a estos grupos fue su oposición al ejercicio de autoritarismo o represión del gobierno o formas de discriminación como la homofobia, el sexismo, el racismo y supresión de libertades.
Historia
En Italia, la OVRA, la organización para la vigilancia y la represión del antifascismo, fundada en 1927, era la policía secreta del Reino de Italia.
En la década de 1980 en la República Federal Alemana surgió un movimiento político extraparlamentario y de combate callejero contra lo que su discurso político determine como «fascismo», con el mismo nombre e insignias del antiguo grupo paramilitar de los años 20. Desde entonces una red de grupos laxamente vinculados ha adoptado el mismo nombre, insignias y tácticas en Europa Central, Escandinavia y Estados Unidos.