Nació en Villacarrillo, en el Reino de Jaén, en torno a 1555 o 1560. Su padre era el ingeniero Francisco de Ocampo y su madre Isabel Núñez.[1] En su infancia residió también en Úbeda. Alrededor de 1567, cuando contaba con doce años, se trasladó a Sevilla, donde su padre tenía intereses económicos. Allí comenzó como aprendiz del escultor Jerónimo Hernández.[5] El 31 de enero de 1575 compareció ante un tribunal examinador, del que formaba parte Pedro Heredia y Gaspar del Águila y resultó aprobado como escultor, entallador y arquitecto.[6] Residió entre 1581 y 1585 en Córdoba y también en 1591 en Granada, aunque el centro de su actividad se fijó en Sevilla.[1]
Contajo matrimonio en cuatro ocasiones: en 1575 con Isabel de Torres, con quien tuvo a Isabel de Torres, que fue monja en el convento de Santa Marta de Córdoba. Un año después, en 1576, lo hizo, con Catalina Ponce, hija del arquitecto Hernán Ruiz el Joven, viuda y madre de Luisa Ordóñez, que casaría con el pintor Bernabé Velázquez de Espinosa. Con esta unión se convirtió en cuñado de su maestro, Jerónimo Hernández. De este matrimonio nacieron Andrea de Ocampo y Catalina Ponce de Ocampo, la primera casó con Antonio Falcón y la segunda con el pintor Gerolamo Lucente da Corregio.[7] Bernabé Velázquez y Lucente da Corregio colaboraron con Andrés en algunas de sus obras.[1]
Entre 1604 y 1608 estuvo casado con Catalina Paredes[1] y en 1608 contrajo matrimonio con Francisca Maldonado.[8]
A su muerte ocurrida en Sevilla, el 10 de enero de 1623 fue enterrado en la iglesia de San Vicente.[7] Legó sus bienes artísticos a su sobrino y discípulo, el también destacado artista, Francisco de Ocampo y Felguera, "por el mucho amor y voluntad que le tengo". Entre sus seguidores debe destacarse también a Alonso de Mena.[7] Tuvo una holgada vida económica, fue propietario de dos inmuebles en la ciudad de Sevilla y uno en la de Córdoba.[9] Realizó su primer testamento en 1616, que modificó ese mismo año y en 1617, 1622 y 1623.[10]
Estilo y obra
A su llegada a Sevilla se iniciaba la escuela sevillana de escultura, con el establecimiento en la ciudad de Juan Bautista Vázquez el Viejo y su entorno de colaboradores, entre los que se encontraban Miguel de Adán, Gaspar del Águila y Jerónimo Hernández. Ocampo conoció también a Juan Martínez Montañés y al cordobés Juan de Mesa. Fue un artista culto, lo que se pone de relieve al analizar los libros que componían la biblioteca que dejó al morir, una de las más completas de los escultores españoles del siglo, en la que había libros sobre técnica artística, obras sobre iconografía, libros de erudición en otros campos y sobreespiritualidad cristiana.[11][12] y que también alternó con destacados pintores de la época, como Francisco Pacheco y escritores que pasaron por la ciudad como Miguel de Cervantes o Fray Luis de Granada.[13]
La temprana muerte de su cuñado y maestro Jerónimo Hernández en 1586, llevó a que Andrés de Ocampo se ocupara de la terminación de las obras pendientes de éste, entre cuyos encargos figuraba la elaboración del retablo de la iglesia parroquial de Santa María, en Arcos de la Frontera, una de las obras más destacadas del arte religioso andaluz. En 1602, tras varios traspasos quedó encargado de la totalidad de la obra, que finalizaría en 1608. La adjudicación de cada una de las piezas que componen este retablo resulta difícil, por los cambios habidos en su ejecución. La imaginería de Ocampo fue principalmente decorativa, destinada a retablos, mayores o laterales, con relieves.[cita requerida]
1623.Unica obra presente en las americas...Señor de Salame. Imagen de un Cristo Crucificado de tez morena . Altar mayor de la Catedral de Santa Maria de la nueva valladolid de Comayagua. Honduras.
↑José Hernández Díaz. Los Ocampo, imagineros giennenses del Siglo de Oro (103). Boletín del Instituto de Estudios Giennenses. pp. 93-115.ISSN0561-3590
↑María Luz de Ulierte Vázquez (1985). Del Manierismo al Barroco en la escultura giennense (123). Boletín del Instituto de Estudios Giennenses. pp. 41-52.ISSN0561-3590