El aceite turbio, aceite en rama o aceite nuevo (en italiano: olio nuovo, en portugués: azeite novo, etc.), más técnicamente aceite sin filtrar, es aquel aceite de oliva que no ha pasado por el proceso de refinado por el que pasan la mayoría de la producción. El refinado consiste en eliminar las impurezas o residuos derivados de prensar las aceitunas. El aceite de oliva sin filtrar tiene comparativamente una corta vida útil. Esto es debido a que las impurezas forman un poso en la botella (decantación) que tiende a fermentar el aceite. Además, al contener mayor proporción de humedad que el aceite filtrado, tiende a oxidarse más rápido. En cuanto al sabor, existe debate sobre si es prácticamente el mismo o si es más intenso, pues la materia no filtrada aporta matices amargos, picantes y afrutados.[1][2][3]
Las impurezas que se retiran al filtrar el aceite son denominadas «borras» o «atrojos», y son restos de la propia aceituna, de su piel, su pulpa y su hueso, así como partículas de agua. El proceso de oxidación provocado por la presencia de estos en el aceite se acelera durante los meses de calor, por lo que no se recomienda su consumo en verano.[4]
El aceite sin filtrar se usa crudo o como mucho para cocinar a bajas temperaturas, nunca para la fritura a altas temperaturas.