Entre otras muchas academias literarias, la Academia del TrÃpode fue ideada durante una tertulia habida entre tres clérigos educados en el colegio granadino del Sacro Monte: José Antonio Porcel, "Caballero de la Floresta", nacido en 1715; Alonso Dalda, "Caballero de la Peña Devota" y Diego Nicolás de Heredia "Caballero del Yelmo de Plata", sobrenombres todos que aluden a libros de caballerÃas. El grupo fue alentado por Alonso Verdugo Castilla, tercer Conde de Torrepalma, en cuya familia era habitual el mecenazgo, pues su padre, fallecido en 1720, habÃa apadrinado diversas «academias» y festejos culturales en memoria de fechas importantes; este mecenazgo tuvo que sobrevenir a la vuelta del Conde a Granada en 1737 con motivo del óbito materno; Porcel conocÃa al conde a causa de su condición de bastardo del marqués de Villaflores criado en su propia casa. Con esto la tertulia del trÃpode tuvo un cuarto miembro, ya que el Conde de Torrepalma era también aficionado al cultivo de las letras, con el apelativo de "Caballero Acólito Aventurero". Las reuniones eran irregulares y en principio se hacÃa una tenida a principios de cada mes. Como se conservan las actas, se sabe que en agosto de 1741 se habÃan celebrado ya veintidós sesiones y habÃa un presidente, un fiscal o crÃtico de las piezas literarias presentadas y un secretario. Al final de cada una se proponÃan temas para la siguiente reunión. La estética cultivada por los académicos era la de los epÃgonos del Barroco porque las ideas del Neoclasicismo de la Corte todavÃa no habÃan calado y por la fuerte tradición barroca andaluza; eran conscientes de la decadencia de la poesÃa en España, pero su reforma era para ellos una restauración de la literatura de los grandes autores del barroco, y muy en particular por el cordobés Luis de Góngora. Sin embargo, no exageran el culteranismo de éste, sino que lo atenúan, y cultivan una poesÃa narrativa a la que procuran inculcar una intención moral. TodavÃa arde en ellos el propósito de crear una épica culta o epopeya cristiana.
Las sesiones, pues, de la academia debieron iniciarse en 1738, y a ellas asistieron además un pariente de Torrepalma, oculto bajo el seudónimo de "Caballero de las Cuitas", y un desconocido Sacristán, y más ocasionalmente otros clérigos y nobles, entre ellos uno de los primeros teorizantes del Neoclasicismo en España, el malagueño Luis José Velázquez, "Caballero Doncel del Mar", que se sumó en 1743.
Los frutos literarios conservados de estas reuniones son parodias de temas mitológicos en redondillas, como el Acteón y Diana de José Antonio Porcel y el hasta ahora inédito Pan y Siringa de Alonso Verdugo Castilla, poemas fechados en 1738. Las reuniones tenÃa lugar en la AbadÃa del Sacro Monte y desde 1740 en la casa del Conde de Torrepalma, denominada "Castillo de las Mutaciones" en la jerigonza académica. Se conservan también los poemas Adonis y Deucalion del conde y otros poemas menores. Entre 1741 y 1742 debió José Antonio Porcel, ahora Caballero de los JabalÃes, leer sus églogas venatorias sobre Adonis. La época de esplendor del TrÃpode termina con la marcha a Madrid de Torrepalma a finales de 1743. Los académicos sólo volverán a reunirse una vez en 1745 y otra en 1748 para clausurarla.
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