En la actualidad, el Vizcondado de Rocabertí es un título nobiliario, pero en la Edad Media fue también una jurisdicción feudal catalana vinculada al linaje de los Rocabertí, que se extendía por la Sierra de la Albera occidental y por el noroeste del Alto Ampurdán. Su centro fue, inicialmente, el Castillo de Rocabertí (la Junquera, Alto Ampurdán) y, desde mediados del siglo XIII, la villa de Perelada.
Este Vizcondado fue el sucesor, en parte, del antiguo Vizcondado de Perelada, que los Rocabertí, ya desde finales del siglo X (Dalmau I, hacia el año 971), empezaron a denominar Vizcondado de Rocabertí; cambio indicativo del proceso de patrimonialización de las funciones de vizconde que se dio con el desarrollo del feudalismo.
Sin embargo, los dominios de los Rocabertí no comprendían toda la superficie del antiguo pagus de Perelada del Condado de Ampurias y, por otro lado, extendieron sus dominos por otras tierras del Condado de Besalú, controlado por el conde de Barcelona desde el año 1111. La relación de los vizcondes de Rocabertí con estos dos grandes señores fue ambivalente hasta bien entrado el siglo XIII, cuando el poder real se reforzó en el Alto Ampurdán y los Rocabertí se aproximaron a la Corona, a la que sirvieron en diversas e importantes ocasiones.
Ya en la época moderna, este linaje fue distinguido con los títulos de conde de Perelada (1588) y marqués de Anglesola (1672), y se mantuvo en la posesión del Vizcondado de Rocabertí hasta la extinción de la línea troncal en 1672. En ese momento, el Vizcondado pasó a los linajes de Rocafull, condes de Albatera, que obtuvieron la Grandeza de España en 1703; posteriormente a los Boixadors, condes de Zavellá (1672) y, más tarde, a los Dameto, marqueses de Bellpuig (1862). Todos ellos utilizaron el apellido Rocabertí en primer lugar. Extintos también estos últimos (1899), el título pasó a los Sureda, a los Fortuny (1912) y, finalmente, a los Montaner (1973), todos ellos mallorquines.
Casó con María Antonia Jiménez de Urrea (también conocida como María Antonia Fernández de Heredia) marquesa de Vilueña
Le sucedió el hijo de Esclaramunda de Rocabertí, hermana de Elisenda que se había casado con Juan de Boixadors III conde de Zavellá por tanto su primo carnal:
Rocabertí-Boixadors:
Juan Antonio de Boixadors Pacs y de Pinós (1728-1745), VII conde de Perelada, VI marqués de Anglesola, IV conde de Zavellá
Casó con Dionísia Sureda de Sant Martí.
Le sucedió su hijo:
Bernat Antoni de Boixadors y Sureda de Sant Martí (1745-1755), VIII conde de Perelada, VII marqués de Anglesola
Casó con Cecila Faustina de Chaves.
Le sucedió su hijo:
Fernando Felipe Basilio de Rocabertí-Boixadors y Chaves (1755-1805), IX conde de Perelada, VIII marqués de Anglesola.
Casó con Teresa de Palafox. Sin descendientes.
Le sucedió una biznieta del octavo conde de Perelada, prima hermana del noveno conde:
Juana de Rocabertí-Boixadors y Cotoner (1805-1862), X condesa de Perelada, IX marquesa de Anglesola.
Armand de Fluvià i Escorsa, "Los vizcondes y el vizcondado de Peralada, también llamado de Carmençó y de Verges y, finalmente, de Rocabertí", Hidalgía, 31 (1983), 929-934.
Armand de Fluvià i Escorsa, artículos y cuadros genealógicos de los Rocabertí y los Boixadors en la Gran Enciclopèdia Catalana, s. v.
Ramon Guardiola Rovira, (catalán) "Salvament del patrimoni artístic nacional (Museu del Prado) i col·lecció Mateu, quan la Guerra Civil, i notícies dels darrers comtes de Peralada", Annals de l'Institut d'Estudis Empordanesos, 21 (1988), 241-262.