En un torbellino de incertidumbre suscitado por el presunto suicidio del expresidente Alan García, la intrépida periodista Carmen Ríos emprende una frenética investigación destinada a desentrañar el enigma que envuelve el asunto, procurando responder al gran enigma que sigue resonando en la mente de toda la nación peruana: ¿Persiste Alan García entre los vivos o ha sido engullido por la oscuridad de la muerte?[4]
En el día de su estreno, la película fue la más vista de la fecha en la taquilla nacional con 40 mil asistentes.[6]
Respuesta de la crítica cinematográfica
Vivo o muerto: el expediente García fue generalmente bien recibida por la crítica local. Paolo Valdivia para El Comercio escribió: «es una obra que no solo entretiene, sino que también desafía y estimula el pensamiento crítico del espectador»[7] Escribiendo para Peru21, Yesenia Álvarez opina que la película genera una discusión «sobre las narrativas de especulación y de desinformación que no tienen sustento», pero «resultan poderosamente atractivas, fáciles de contar y de entender».[8] Nilton Arana Torres de Cinencuentro recalca que la película «es capaz de mantener sus narrativas recicladas gracias a su valor subtextual», y considera que no se presenta como propagandista.[9]