Waterhouse representa el episodio de la Odisea en el que el protagonista huye de las sirenas. Estas eran seres que atraían a los navegantes hacia la costa con su canto y al acercarse el barco estallaba contra los arrecifes, siendo devorados sus ocupantes.
La sirena es un ser mitológico frecuentemente representado en el arte, y el propio autor la hizo protagonista de otro dos de sus cuadros, uno de 1900 y otro de 1901, de la Royal Academy en Londres.
Descripción de la obra
El autor pinta a las sirenas en su forma original, como genios marinos híbridos de mujer y ave, aunque la representación más común las describe como hermosas mujeres con cola de pez en lugar de piernas.
Como describe Homero en su canto XII de la Odisea, Ulises, aconsejado por la maga Circe, ordena a sus hombres que se tapen los oídos con cera, mientras él es atado al mástil de su barco, con lo que puede escuchar el canto de las sirenas sin caer en su embrujo.[1] Derrotadas, las sirenas se convierten en rocas o se arrojan al mar.[2]