Cuando Julio César menciona a este pueblo en el libro III de la Guerra de las Galias, lo hace en relación con el sometimiento de Aquitania por el legadoPublio Licinio Craso: dice que Craso marchó al territorio de los tarusates y los vocates (cap. 23.1); más tarde tiene lugar una batalla y, derrotados los galos, una serie de pueblos aquitanos se sometieron y enviaron a Craso rehenes, mencionando entre ellos a los tarusates (cap. 27.1).