Henri de Toulouse-Lautrec hizo un pastel de tiza sobre cartón retratando a Vincent van Gogh en 1887. Toulouse-Lautrec había encontrado a Vincent, diez años mayor que él, cuando ambos tomaban lecciones en el estudio abierto (atelier libre) de Fernand Cormon en París de 1886 a 1887.
La obra es impresionista, en tonos brillantes con predominio de los azules, naranjas y amarillos, curiosamente los colores que predominarán en la obra del holandés más adelante, con 57 cm × 46 cm. Muestra a Van Gogh durante el tiempo en que vivía con su hermano, Theo, en el barrio de Montmartre de París. Está representado sentado de perfil a la derecha, apoyado hacia delante en la mesa de un café, con una copa de absenta, como conversando. A pesar de sus retratos, autorretratos y fotos conservados, esta es la única imagen de él de perfil. Se conserva en el Museo Van Gogh de Ámsterdam, catalogado "d693V/1962".
El joven Toulouse Lautrec ya sabía captar la personalidad y fisonomía del retratado, como el gran retratista que fue, así que se puede apreciar el temperamento obsesivo del pintor holandés de quien se hizo amigo, respetándose e influenciándose mutuamente. Incluso llegaron a exponer juntos en 1887 en el Café du Tambourin, donde probablemente esté ambientado el retrato.