La respuesta de la Unión Europea a la invasión rusa de Ucrania hace referencia a las diferentes medidas adoptadas e impuestas por la Comisión Europea, el Consejo y el Consejo Europeo (Estados miembros)[2] para sancionar económicamente a Rusia, contrarrestar los efectos de la agresión rusa iniciada en febrero de 2022 y apoyar económica y militarmente a Ucrania. Desde el inicio de la intervención militar, la UE y varios de sus aliados como Estados Unidos, decidieron aumentar las sanciones contra el gobierno ruso iniciadas en 2014 a fin de «paralizar» la capacidad rusa para «financiar su maquinaria de guerra» y dificultar su manejo de activos para obtener liquidez. Adicionalmente, varios gobiernos nacionales de los Estados miembros decidieron enviar armamento y ayuda económica al gobierno ucraniano mediante fondos nacionales y el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, así como facilitar la entrada de refugiados ucranianos a la Unión.[3]
Desde el inicio de la invasión más de 7 millones de refugiados han huido hacia el territorio de la Unión Europea.[4] En consecuencia, ya desde marzo de 2022, este flujo de personas —solo los nacionales ucranianos— se beneficia de la acogida dentro de la UE durante un máximo de tres años sin necesidad de solicitar asilo en el marco de la Directiva de Protección Temporal.[5][6]
Entre tanto el canciller alemán, Olaf Scholz, anunció un rearme del ejército de su país de proporciones nunca vistas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Además, Alemania negó la certificación de gasoducto ruso-alemán Nord Stream 2 —que finalmente perjudicaría a Ucrania—, cuya construcción finalizó en 2021, pero que aún no había entrado en funcionamiento. El gasoducto fue volado en septiembre de 2022.
El gobierno ruso, por su parte, ha advertido con atacar cualquier convoy que entre con armas en territorio ucranio.[7]
Las relaciones entre Ucrania y la Unión Europea están enmarcadas dentro de la Política Europea de Vecindad (PEV), un instrumento de la política exterior de la UE diseñado para los países con los que comparte fronteras. La UE busca de forma progresiva establecer una relación cercana con Ucrania que vaya más allá de la cooperación y se dirija hacia la integración económica y la profundización de la cooperación política.[9] En la Política de Vecindad se considera a Ucrania como un socio prioritario.[9] El 23 de junio de 2022, el Consejo Europeo concedió a Ucrania el estatus de candidato a la adhesión a la Unión Europea.[10]
En 2012, la UE firmó un ofrecimiento de libre comercio y asociación política con Ucrania; Sin embargo, los líderes de la UE manifestaron que estos acuerdos no se ratificarían a menos que Ucrania atendiera las preocupaciones sobre un "marcado deterioro de la democracia y el imperio de la ley".[11][12][13] Se fijaron plazos para Ucrania llevase a cabo los cambios necesarios en sus sistemas de justicia y electorales con el fin de permitir la firma formal de sus acuerdos con la UE en Vilnius el 29 de noviembre de 2013.[14]
Sin embargo, aunque el entonces presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich había instado al Parlamento de Ucrania a adoptar leyes para que el país pudiese cumplir con los criterios de la UE,[15] el gobierno de Ucrania encabezado por Mikola Azárov suspendió los preparativos para la firma del acuerdo de asociación el 21 de noviembre de 2013.[16] Víktor Yanukóvich asistió a la mencionada cumbre en Vilnius del 28 de noviembre y 29 de noviembre de 2013 en el que se esperaba la firma del acuerdo de asociación.[17]
La parte política del Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea fue firmada el 21 de marzo de 2014 por el nuevo primer ministro, Arseniy Yatsenyuk.[9] Mientras tanto, la UE ha intentado estabilizar Ucrania por medio de la congelación de activos de rusos y ucranianos y mediante la concesión de ayuda financiera a Ucrania.[9] La parte económica del Acuerdo de Asociación Unión Ucrania-Europea fue firmada el 27 de junio de 2014 por el nuevo presidente ucraniano], Petró Poroshenko.[19]
El 21 de febrero de 2019, se enmendó la Constitución de Ucrania, las normas sobre el rumbo estratégico de Ucrania para ser miembro de la Unión Europea y la OTAN están consagradas en el preámbulo de la Ley Fundamental, tres artículos y disposiciones transitorias.[20][21]
El principal punto de conflicto entre la UE y Rusia es la influencia que puede ejercer cada parte sobre diversos países de la Europa Oriental (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania). Es así que mientras Rusia recurre a dispositivos económicos, militares y no militares, para mantener a estos países en su esfera de influencia, la UE apoya ocasionalmente la integración de los mismos en las actividades occidentales, apostando por la cooperación dentro del marco de la Política Europea de Vecindad.[23]
Por otra parte, el trato reservado por el gobierno ruso a la disidencia —en el caso Skripal la UE expulsó diplomáticos rusos— y a la oposición en su país —caso de Alekséi Navalni—[25] también ha provocado tensiones entre las partes. No obstante, la participación rusa en la labor del grupo de países para celebrar un acuerdo nuclear con Irán permitió albergar esperanzas respecto a una mayor cooperación a escala internacional. No obstante, la intervención militar rusa en la guerra civil siria desde septiembre de 2016, en apoyo al presidente Bashar al-Ásad, finalmente agravó las tensiones con la UE.[24] Sin embargo, la negativa tanto de Rusia como de la UE de ceder a la presión estadounidense por romper las relaciones con Irán permitió al gobierno de Putin eludir parcialmente las sanciones impuestas.[26]
[...] lo que de verdad echamos en falta es una UE de la Defensa [...] podemos contar con los efectivos más avanzados del mundo, pero ¿de qué sirven si jamás nos preparamos para emplearlos?
El principal valor de la fuerza militar no es que nos permita resolver los problemas, sino que puede ayudar a evitar que los problemas se resuelvan en nuestro detrimento.
Genéricamente el concepto de autonomía estratégica se vincula a las capacidades indispensables para llevar a cabo acciones militares autónomas. Específicamente, el concepto cuenta con tres dimensiones: política (estrategia), operativa (capacidades) o industrial (equipos).[29] Su implementación obliga a redefinir el concepto de soberanía de cada Estado miembro de la UE, ya que, debido a la pérdida capacidad militar para garantizar su soberanía individualmente, los gobiernos deben evaluar qué partes de su defensa se europeízan y el nivel de especialización al que optan.[29]
Este enfoque ha ganado terreno tras el Brexit mientras la UE buscaba una respuesta a la relativa crisis del multilateralismo, la creciente competencia entre China y Estados Unidos, el potencial agitador de Rusia y los diversos conflictos latentes en la vecindad de la UE.[30] Así, la retirada de tropas estadounidenses de Afganistán en el verano de 2021 sirvió para que la UE reafirmara sus pretensiones para el fortalecimiento de su defensa ya que parte de los líderes europeos consideraron que el incidente —la Unión se opuso no solo a la retirada, sino también a la forma en que se hizo— era una señal de que Estados Unidos estaba regresando al aislacionismo y volviéndose menos confiable. En consecuencia, el Discurso sobre el estado de la Unión pronunciado en septiembre de 2021 por Von der Leyen, planteó varios planes de coordinación entre los miembros de la UE y propuestas sobre cooperación global. «Estamos entrando en una nueva era de hipercompetitividad», dijo, y sugirió que Europa se convierta en «un jugador global más activo».[31]
Ya en su Libro Blanco sobre la Defensa de junio de 2017, la Comisión Europea amplió su enfoque industrial de la autonomía a otros aspectos asociados con la regulación de las inversiones estratégicas extranjeras, la cantidad del gasto de defensa y proporcionar una mejor relación calidad-precio a través de adquisiciones multinacionales y la reducción de la dependencia europea de terceros países para componentes clave.[32] Y es que solamente algunos Estados de la UE disponen de criterios propios de autonomía estratégica que puedan aplicar a nivel comunitario. Es así que el gobierno de Francia ha considerado que las autonomías estratégicas nacional y europea, se refuerzan mutuamente en la medida en que aumentan sus posibilidades de actuación. Además el sentido de autonomía está más arraigado en Francia que en otros Estados ya que este país —en tanto que potencia nuclear— precisa de una libertad de acción amplia y dispone de un sector industrial bajo control público.[29]
Mientras tanto se ha puesto en marcha la llamada Capacidad Militar de Planificación y Ejecución (CMPE), que se aprobó en junio de 2017.[33] Los Estados miembros desbloquearon la creación de este cuartel en Bruselas que planifica y ejecuta las misiones militares no ejecutivas.[33] Este embrión de cuartel militar permanente de la UE asumió el mando de las misiones de formación militar de la Unión en África Central, Mali y Somalia.[33]
Por su parte, en el ámbito industrial, el objetivo del gobierno alemán es preservar sus tecnologías críticas nacionales y aumentarlas mediante la cooperación europea al respecto.[29] Sin embargo, en la progresiva construcción de la autonomía estratégica, el contexto geopolítico y la “crisis existencial” de la UE han favorecido iniciativas bilaterales de carácter militar en el eje franco-alemán.[34] En consecuencia, estos países ven necesario aumentar la autonomía estratégica de la UE porque complementa –no sustituye– a su propia capacidad nacional.[29] Además, como resultado del Brexit, el Reino Unido ha dejado de obstaculizar la puesta en marcha de la política de defensa europea.[35] Sin embargo las relaciones estratégicas e industriales que Alemania y Francia mantienen bilateralmente con dicho país podrían permitir al Reino Unido continuar estando presente en la defensa europea.[36]
La invasión rusa de Ucrania, también conocida como la guerra de Ucrania, iniciada el 24 de febrero de 2022, constituye una escalada de la guerra ruso-ucraniana que comenzó tras los sucesos del Euromaidán en 2014. Se trata del mayor ataque militar convencional en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Está generando un número creciente de víctimas; así, hasta mediados de 2023, había causado la muerte de más de nueve mil civiles y decenas de miles de soldados. Los combates también han generado la mayor crisis de refugiados en el continente desde la Segunda Guerra Mundial: más de 7.2 millones de ucranianos han abandonado el país y más de 7.1 millones se han desplazado internamente. Además, la guerra ha causado daño ambiental significativo y ha puesto en peligro la disponibilidad de alimentos a nivel mundial.
En los frentes sur y sureste, los rusos tomaron Jersón en marzo de 2022 y Mariúpol el mes siguiente, mientras abandonaron la campaña de Ucrania central y lanzaron una renovada batalla del Dombás. Las fuerzas rusas continuaron bombardeando objetivos militares y civiles lejos de la línea del frente, incluida la red de energía durante el invierno. A fines de 2022, Ucrania lanzó contraofensivas en el sur y el este. Poco después, Rusia anunció la anexión de cuatro provincias parcialmente ocupadas. En noviembre, Ucrania retomó partes del Óblast de Jersón. En febrero de 2023, Rusia movilizó a cerca de doscientos mil soldados para una nueva ofensiva en el Dombás. En junio de 2023, Ucrania lanzó otra contraofensiva en el sureste.
El 27 de febrero anterior la Unión Europea acordó acoger a refugiados ucranianos durante un máximo de tres años sin que solicitaran asilo;[5] adicionalmente, el 3 de marzo, fue aprobada la Directiva de Protección Temporal por primera vez en su historia para que los refugiados no tengan que pasar por el procedimiento estándar de asilo de la Unión.[6]
No obstante, varios Estados miembros de la Unión ya habían iniciado acciones individuales con anterioridad. Ya el 24 de febrero, Letonia aprobó un plan de contingencia para recibir y alojar a unos 10 000 refugiados de Ucrania,[40] y Hungría anunció que todas las personas que cruzasen la frontera desde Ucrania serían admitidas.[41] Al día siguiente, para facilitar los cruces fronterizos, Polonia y Rumania levantaron las reglas de entrada por la pandemia de COVID-19.[42][43] Dos días después, Belgíca anunció que se asignarán tres millones de euros para ayuda humanitaria adicional a Ucrania y,[44] Eslovaquia aseguró que daría dinero a las personas que ayudaran a los refugiados ucranianos.[45] Al final de la semana, los Países Bajos manifestó que los ucranianos en podían quedarse durante tres meses en este país y que durante este tiempo, básicamente tendrían que encontrar su propio alojamiento ya que, según el gobierno, los centros de asilo estaban superpoblados y la vida allí conllevaba restricciones.[46]
Desde la creación de la Directiva en 2001 esta no había sido aplicada antes de la invasión rusa de Ucrania.[47] El número de desplazados por esta guerra llegó a los 1,7 millones en tan solo los 10 primeros días de conflicto —en la guerra de Siria no fue hasta los 3 meses cuando se llegó al millón de desplazados—. No obstante, este número fue superado, llegando a ser 7,2 millones en octubre del mismo año. Incluso el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha declarado el nivel 3 de emergencia, siendo este el más alto.[48]
La implementación de la Directiva se inició el 4 de marzo de 2022 cuando el Consejo de Justicia y Asuntos de Interior tomó la decisión ejecutiva de iniciar la protección temporal siguiendo las propuestas de la Comisión creada en especial para ello. Aunque difiere en algunos puntos con la propuesta original, se adhiere a ella en su mayoría.[47]
En gran medida se siguen los requerimientos expuestos en la Directiva, como:
Varios Estados miembros de la Unión se rehusaron a acoger más beneficiarios de la protección de los que se les impuso en un principio en pos de aliviar a los países más afectados por la afluencia de refugiados.[47] A esto hay que añadirle la distinción que la Unión Europea ejerce entre las distintas nacionalidades, tratando de manera diferente a los refugiados dependiendo de su país de origen.[49]
La UE anunció que movilizaría 450 millones de euros para adquirir material de combate y otros 50 millones para la compra de combustible y material defensivo. Este dinero ayudará a los Estados a financiar la compra y envío de armamento a Ucrania. Previsiblemente el material llegará a través de Polonia, Eslovaquia y Rumania que tienen frontera con Ucrania —el Gobierno de Hungría anunció que no permitiría el paso de armas o tropas por su territorio—.[7]
La Comisión von der Leyen dispuso que la célula se encargará de que la ayuda de los Estados miembros responda a las necesidades militares de Ucrania. El encargo otorgó ala Comisión Europea un papel capital en un sector que hasta ese momento había sido eminentemente nacional y ajeno a esta institución centrada en actividades civiles.[7]
Ucrania y su estatus de candidato a la adhesión a la Unión
El 17 de junio de 2022, la Comisión Europea recomendó que el Consejo Europeo otorgara a Ucrania el estatus de candidato a la adhesión.[52] El 23 de junio siguiente, el Parlamento Europeo votó a favor [53] y el Consejo Europeo concedió el estatus el mismo día.[53]
Independencia de la UE con respecto a los combustibles fósiles rusos
REPowerEU es un plan la Comisión Europea para «poner fin a la dependencia de la Unión Europea con respecto a los combustibles fósiles rusos». La medida es una respuesta a las perturbaciones del mercado de la energía causadas por la invasión rusa de Ucrania de 2022. El Colegio de Comisarios pretende implementar el plan mediante «el ahorro de energía, la diversificación del suministro de energía y el despliegue acelerado de las energías renovables para sustituir a los combustibles fósiles en los hogares, la industria y la producción de electricidad».[54]
El Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) ocupa un lugar central en el plan, ya que apoya la financiación de las infraestructuras nacionales y transfronterizas.[54]
La batalla de narrativas sobre la guerra
El 10 de julio de 2022, Josep Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, sostuvo que «La batalla global de narrativas sobre la guerra de agresión contra Ucrania está en pleno desarrollo y por ahora no la estamos ganando... El G7 y los países de ideas afines están unidos para condenar y sancionar a Rusia y tratar de hacer que el régimen rinda cuentas. Pero otros países, y podemos hablar aquí de la mayoría del “Sur Global”, a menudo adoptan una perspectiva diferente.»[55][56]